Edgerunners, la obra maestra del anime que revivi¨® Cyberpunk 2077

Si hay un nombre que parece destinado a desafiar expectativas, para bien y para mal, es el de Cyberpunk. En 2020, poco antes del estreno de su ¨²ltimo juego, casi nadie en su sano juicio apostar¨ªa en contra de CD Projekt Red. El estudio polaco ven¨ªa de trazar una trayectoria ascendente con la trilog¨ªa The Witcher, y Wild Hunt concluy¨® (al menos por ahora) las aventuras de Geralt de Rivia a un nivel tan alto que no solo consolid¨® la compa?¨ªa al nivel de hist¨®ricas roleras como Bioware o Bethesda, tambi¨¦n propuls¨® el inter¨¦s por una saga que ahora va de camino de su tercera temporada en Netflix. Viniendo de semejante ¨¦xito, el de Cyberpunk 2077 parec¨ªa asegurado.

Pero casi todo lo que pod¨ªa salir mal, sali¨® mal, y aunque los destellos de calidad de CD Projekt no faltaron en la ambientaci¨®n y la narrativa, su prematuro lanzamiento deriv¨® en un mar de bugs y severos problemas de rendimiento en todas las plataformas. La buena imagen construida durante a?os se derrumb¨® en apenas d¨ªas, y su valor de mercado se desplom¨®, lo que hizo a m¨¢s de uno preguntarse si habr¨ªa vuelta atr¨¢s. La respuesta, por suerte, es s¨ª: primero, porque siguieron trabajando para arreglar el juego; y segundo, porque Cyberpunk: Edgerunners es tan absurdamente genial que est¨¢ atrayendo a muchos de vuelta (o por primera vez) para comprobarlo.

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Night City desde otra perspectiva

Esa es la otra vez que Cyberpunk ha desafiado expectativas, aunque ahora en positivo. Si bien las series de animaci¨®n ya han evidenciado ser el mejor veh¨ªculo para adaptar videojuegos fuera de su propio medio (v¨¦anse Castlevania y Arcane: League of Legends sin salir de Netflix), el modo en el que Edgerunners ampl¨ªa y revigoriza el universo de esta franquicia con origen en el rol de mesa merece especial atenci¨®n. Porque hay mucho m¨¢s aqu¨ª que un crossover multimedia con fines promocionales, aun si esos estuvieron sobre la mesa y han surtido el efecto deseado.

Edgerunners es tambi¨¦n un proyecto pasional cuya semilla se remonta a mucho antes de la debacle de 2020. Una semilla de la que ahora brota una obra maestra del anime. Inevitablemente sonar¨¢ a hip¨¦rbole, pero se justifica por la forma en la que sus apenas diez cap¨ªtulos fusionan en un todo arm¨®nico la imaginaci¨®n de Mike Pondsmith (autor original del universo para papel y l¨¢piz), la rica materializaci¨®n f¨ªsica de CD Projekt y la espectacular sensibilidad visual y narrativa del estudio japon¨¦s Trigger (Kill la Kill). El resultado es un ensamblado que nunca paga el precio de formarse con piezas creadas en diferentes continentes; al contrario, se refuerza por ello.

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La genialidad de Edgerunners como producto derivado de otro no solo reside en que a pesar de esa conexi¨®n (trasfondo, lugares, jerga) logre funcionar perfectamente como obra individual sin requerir pasar antes o despu¨¦s por los tableros de Pondsmith o el juego de CD Projekt para cobrar sentido o encontrar conclusi¨®n; tambi¨¦n en su capacidad para complementar desde otra perspectiva, tan o m¨¢s resonante, ese universo gracias, ir¨®nicamente, a la falta de interacci¨®n. Porque en todas sus formas, la ciudad siempre se termina revelando como la protagonista de Cyberpunk, pero aqu¨ª es donde m¨¢s se ahonda en el desempoderamiento que ejerce sobre sus habitantes.

Night City es un denso microcosmos que no solo existe como detallado marco futurista en el que ambientar las aventuras de avatares o personajes preestablecidos, sino como organismo vivo, que empuja y transforma la vida de sus habitantes. En el juego es algo que queda patente en la recreaci¨®n de distritos y subtramas que nos enfrentan a la cara m¨¢s cruda de la distop¨ªa Cyberpunk, pero que tambi¨¦n puede quedar m¨¢s de lado cuando la faceta jugable demanda libertad de acci¨®n y una creciente sensaci¨®n de control sobre nuestro destino (aunque a veces sea ilusi¨®n) para convertirse en un buen RPG. Como serie, Edgerunners est¨¢ libre de esa necesidad.

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La tragedia de David

Aviso: a partir de aqu¨ª se incluyen algunos spoilers de Edgerunners.

La historia de David es una tragedia en la concepci¨®n m¨¢s cl¨¢sica de la palabra. Un relato destinado a la fatalidad, aunque no porque el final triste tenga m¨¢s impacto, sino porque es el m¨¢s l¨®gico en un lugar como este. De origen humilde, pero matriculado en un colegio rico gracias a la sobrecarga de trabajo de su madre, el sue?o de una vida mejor se revela como un espejismo ya durante el primer cap¨ªtulo: el espectador contempla c¨®mo la brecha econ¨®mica se refleja en el trato de otros estudiantes; y David, c¨®mo su madre se convierte en v¨ªctima fortuita de una persecuci¨®n como las que aderezan el desarrollo del juego para nuestro entretenimiento.

Sin seguro con el que asumir costes sanitarios, su madre es abandonada en plena carretera y fallece al d¨ªa siguiente a consecuencia del tratamiento tard¨ªo y la extenuaci¨®n acumulada en el trabajo. Aunque no sin que antes David reciba una paliza porque uno de sus compa?eros de clase es capaz de costearse mejoras que lo vuelven virtualmente invencible por alguien sin ellas. Un cap¨ªtulo, por tanto, basta para evidenciar que Night City es el siguiente paso evolutivo del capitalismo m¨¢s voraz. Y tambi¨¦n para empujar a David a un viaje sin retorno hacia el mundo de los aumentos: si no hay posibilidad real de vida mejor, qu¨¦ menos que abrazar una vida con poder.

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Transhumanismo y conexi¨®n humana

La insatisfacci¨®n material de la mayor¨ªa de habitantes de Night City puede tomar muchas formas, desde el escapismo hacia una realidad virtual ya indistinguible de la f¨ªsica hasta la necesidad de transformarse en versiones cada vez m¨¢s mecanizadas de s¨ª mismos para lograr competitividad si el camino corporativo no es una opci¨®n viable. Por supuesto, entre las clases altas las modificaciones tambi¨¦n est¨¢n a la orden del d¨ªa, aunque de forma menos intrusiva: acceder mentalmente a redes de informaci¨®n, llamar a otras personas sin necesidad de tel¨¦fono o hacer transferencias sin necesidad de dinero o tarjetas son conveniencias no libres de sus propios riesgos e implicaciones transhumanistas, pero todav¨ªa capaces de justificar un balance positivo.

En la parte de Night City donde vive David, no obstante, esa clase de transformaci¨®n no es m¨¢s que la punta del iceberg. La orfandad, el rechazo del colegio, la decisi¨®n de poner un implante militar y el encuentro con Lucy le empujan hacia una vida de crimen organizado no solo porque es la mejor forma de asegurar sustento econ¨®mico, tambi¨¦n porque implica formar parte de una familia, aun si esta es disfuncional. Pero ayudar y proteger a esa familia requiere m¨¢s mejoras, que de paso permiten aceptar m¨¢s trabajos, adquirir m¨¢s fama y dinero, y de nuevo m¨¢s mejoras, perpetuando un bucle de deshumanizaci¨®n gradual que solo puede acabar de una forma.

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A pesar de su brevedad, la narrativa de Edgerunners es extremadamente eficiente gracias al ¨¦nfasis en las din¨¢micas del grupo principal. El inter¨¦s rom¨¢ntico por Lucy puede ser el catalizador, pero la mentor¨ªa de Maine o la energ¨ªa hilarante de Rebecca son igual de importantes para que David establezca la clase de conexi¨®n humana que un lugar como Night City puede negar. Aunque tambi¨¦n para crear un nuevo espejismo. Quiz¨¢ esta historia no tiene por qu¨¦ acabar mal despu¨¦s de todo. Quiz¨¢ la vida criminal es viable y una buena alternativa para sobrevivir al caos que les rodea. Quiz¨¢, alg¨²n d¨ªa, David incluso pueda pagar el viaje a la Luna con el que sue?a Lucy.

Ciberpsicosis y el bucle inescapable

Pero al igual que ocurriera con el primer espejismo, la realidad tambi¨¦n termina disipando este. A medida que las mejoras cibern¨¦ticas se acumulan en los cuerpos, el peaje a pagar se vuelve m¨¢s alto. No solo en t¨¦rminos de los medicamentos necesarios para sobrellevar el rechazo de la parte org¨¢nica a la met¨¢lica, tambi¨¦n de los efectos en una mente que padece esa misma clase de disociaci¨®n. Es la llamada ciberpsicosis, una conclusi¨®n inevitable para aquellos que siempre quieren un poco m¨¢s. Sea por ambici¨®n personal, sea porque Night City nunca es del todo segura para sus seres queridos y la incesante b¨²squeda de un margen extra no encuentra final.

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La paradoja de David es que su humanidad le convierte en sujeto ideal para esta trampa deshumanizadora. Mediada la serie, el desenlace que espera por ese camino es m¨¢s que evidente, aunque las alternativas tambi¨¦n se difuminan; incluso sabiendo qu¨¦ espera al final, lo conseguido en el trayecto importa. De nuevo, para unos quiz¨¢ sea la gloria personal. El juego ilustra mejor esta idea gracias a mitos como Johnny Silverhand o la idea de que el club Afterlife, centro neur¨¢lgico del mundo criminal, sirve c¨®cteles nombrados en honor a las leyendas de Night City. Edgerunners se centra m¨¢s en el aspecto altruista, en la autodestrucci¨®n motivada por la compasi¨®n.

P¨¢rrafos atr¨¢s dijimos que el bucle de deshumanizaci¨®n solo pod¨ªa acabar de una forma al margen de los motivos que empujasen hacia ¨¦l, aunque no era algo del todo cierto. Porque tanto Cyberpunk 2077 como Edgerunners presentan otra opci¨®n: Adam Smasher. Como conversi¨®n cibern¨¦tica casi total (96% seg¨²n escaneo del juego), Smasher no solo sirve como jefe final para la serie, el muro contra el que irremediablemente choca cualquier intento de da?ar de verdad a una gran corporaci¨®n (las escaramuzas de a pie de calle son del todo irrelevantes); tambi¨¦n ilustra c¨®mo al otro lado de la ciberpsicosis no hay triunfo posible para alguien como David: o mueres en el intento, o te conviertes en una m¨¢quina sin humanidad.

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Apuntando hacia la Luna...

Al final de Edgerunners, el espejismo se resquebraja y la tragedia vaticinada se consuma, aunque David tiene tiempo para rememorar y re¨ªr. El ciclo es inescapable para ¨¦l, como lo fue para tantos otros antes y lo ser¨¢ para tantos otros despu¨¦s. Pero no para Lucy. En medio de la deprimente decadencia de Night City, fue ella la que le brind¨® motivaci¨®n para seguir adelante, la que le hizo aferrarse a la esperanza de una vida mejor. Es un sue?o del que la propia Night City lo despierta por la fuerza, pero en ese momento de recobrada lucidez no hay frustraci¨®n o pesar.

Porque incluso en su deformado estado final, David entiende mejor que nunca qu¨¦ significa ser humano. Qu¨¦ da sentido a una vida tr¨¢gica sin final feliz. En un mundo caracterizado por complejas manipulaciones e interconexiones inform¨¢ticas, los sentimientos por Lucy sirvieron para anclar su humanidad a pesar de los excesos a los que someti¨® su cuerpo y mente; y en una sociedad donde el hipercapitalismo m¨¢s extremo devalu¨® por completo la vida humana, ¨¦l termin¨® encontrando un valor duradero en la suya gracias al sacrificio que permiti¨® cumplir el sue?o de ella.

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En 2020, Cyberpunk 2077 apunt¨® hacia la Luna y acab¨® estrellado, convertido en la gran decepci¨®n de unos y un saco de boxeo divertido de golpear para otros. Ahora, tras muchos meses de trabajo y algunas actualizaciones de importancia, el juego, si bien todav¨ªa no perfecto, por fin roza su ambicioso objetivo inicial. Y Edgerunners, ya en esa misma Luna desde que se estren¨® hace unas semanas, ayuda a tirar de ¨¦l hacia su ¨®rbita. Evidenciando el potencial del universo e imprimiendo un car¨¢cter m¨¢s humano en la distop¨ªa de Night City. Un lugar donde lo m¨¢s terrible puede y suele ocurrir, pero donde la belleza y la conexi¨®n emocional tambi¨¦n tienen cabida.