La serie de Obi-Wan tiene la peor persecuci¨®n de la historia de Star Wars

Mira, yo ya no s¨¦ si los dos primeros episodios de Obi-Wan me han gustado o no. Al pensar en ellos, mi cabeza s¨®lo es capaz de recordar una secuencia. LA SECUENCIA. Esa persecuci¨®n en torno a mini Leia que pasar¨¢ a los anales de la historia de Star Wars. El problema es que pase a los anales y no a los confines (donde pueda abrazarse con productos como Jaina Solo). Deber¨ªamos dejar de discutir si la trilog¨ªa de la nueva familia Skywalker es canon o no y preocuparnos m¨¢s de que se rueden cosas as¨ª.

Recapitulemos. Una ni?a de diez a?os con el tama?o de Shin-Chan, pero sin la velocidad de un dibujo animado, huye por el bosque de tres secuestradores con claros problemas de movilidad. Si estos genios del delito se encuentran con una rama en su camino... redoble de tambores... se chocan con ella, se paran y observan el obst¨¢culo como si fuera insuperable, como si se tratara del mism¨ªsimo maestro Yoda. La ni?a les hace fintas y quiebros como si fueran conos de entrenamiento y la carrera se alarga y alarga hasta el infinito y m¨¢s all¨¢, en plan homenaje a Disney (Pixar).

Llega un momento en el que su captura, en vez de algo l¨®gico y f¨¢cil, parece un deus ex machina metido con calzador para hacer avanzar la historia. Como si al principio nos extra?ara que sean incapaces de atraparla y al final lo inexplicable sea que tres in¨²tiles as¨ª hayan logrado aterrizar una nave sin estrellarse. Leia parece compadecerse de sus captores y querer dejarse atrapar, como si renunciara por puro aburrimiento, cansancio o solidaridad con el espectador.

Pero ojo. ?Ojo! Por si te has olvidado de esa escena del primer episodio (spoiler: es imposible olvidarla y se aparece por las noches), el segundo tiene otra persecuci¨®n exactamente igual entre Leia y Obi-Wan Kenobi. El jedi no se cansa de repetir que no es el mismo, pero una cosa es haber perdido facultades y plenitud f¨ªsica y otra que parezca un abuelo sin bast¨®n discirniendo si esa que tiene delante es su nieta o no. De nuevo, la cosa se prolonga hasta el punto de generar verg¨¹enza ajena. En un momento dado hasta vemos un plano con vista en primera persona durante unas d¨¦cimas de segundo. ?Ser¨¢ una pista de que el culpable es un montador con ganas de lucirse? No, aqu¨ª los culpables son todos. Incluso Obi-Wan.

Me es imposible no pensar en la m¨²sica de Benny Hill y la persecuci¨®n viral de Heavy Rain. El m¨ªtico juego de Quantic Dream, a menudo comparado con el men¨² de un DVD por consistir ¨²nicamente en elegir entre opciones y pulsar un bot¨®n cuando nos lo ordenan, tiene una escena en la que un polic¨ªa trata de atrapar a un sospechoso. El nivel se compone de decenas de quick time event en los que debemos pulsar la tecla correcta para que no se choque o tropiece, para que esquive a la gente y ataje. Si fallamos todos los QTE, el resultado de la persecuci¨®n es el mismo y a nivel visual queda algo id¨¦ntico al bochorno de Star Wars.

Me siento at¨®nito por estar escribiendo estas l¨ªneas. Persecuci¨®n y Star Wars siempre han sido sin¨®nimo de espect¨¢culo. Tengo recuerdos de Vietnam, flashbacks de los speeders corriendo por el bosque de Endor, del momento en que Luke destruye la primera Estrella de la Muerte, de la actuaci¨®n de Anakin en la carrera de La Amenaza Fantasma. Qu¨¦ demonios, ?tambi¨¦n tengo recuerdos de Obi-Wan!

?Nadie recuerda c¨®mo daba caza a un cazarrecompensas en Coruscant junto a su aprendiz, saltando de un veh¨ªculo a otro a gran altura? O del lagarto verde aquel en el que persegu¨ªa al General Grievous en su monorueda. ?Qu¨¦ te ha sucedido, viejo amigo? Para que luego digan que el tiempo no pasa en balde.