Los juegos musicales de hoy y su evoluci¨®n bajo m¨²ltiples formas
Realizamos un repaso por algunos de los juegos musicales m¨¢s actuales, y constatamos c¨®mo es un g¨¦nero que ha sabido reinventarse adhiri¨¦ndose a otros en perfecta comuni¨®n
Los juegos musicales y de ritmo explotaron en 2005 y abarcaron dos generaciones (de PS2 a PS3, Wii y 360, incluyendo extra?as iteraciones, perif¨¦rico mediante, en port¨¢tiles como Nintendo DS). G¨¦nero aupado por Guitar Hero primero y Rock Band despu¨¦s, llen¨® los establecimientos con enormes cajas que inclu¨ªan guitarras de pl¨¢stico y hasta bater¨ªas. Un locur¨®n que ces¨® por pura saturaci¨®n, con decenas de secuelas que pasaron de las recopilaciones de canciones a centrarse en grupos como The Beatles, Queen, Metallica o Green Day. Despu¨¦s, una lenta agon¨ªa y el silencio.
Los juegos musicales y de ritmo en los ¨²ltimos a?os existen, pero lo hacen bajo m¨²ltiples formas. Y es que han encontrado cobijo mezcl¨¢ndose en mayor o menor medida con otros g¨¦neros. Veamos algunos estupendos ejemplos.
El genio Mizuguchi y su apuesta por la sinestesia
Tetsuya Mizoguchi est¨¢ detr¨¢s de esa obra de arte que es Tetris Effect. La en¨¦sima reencarnaci¨®n del cl¨¢sico se transforma, en manos del japon¨¦s, en una pieza mec¨¢nica, visual y sonora perfecta. Sobre su estructura b¨¢sica de puzle, como ya dijimos aqu¨ª en su an¨¢lisis, se impone una obra que no desentonar¨ªa en un museo de arte moderno o como proyecci¨®n en una rave a altas horas de la madrugada. Pero ya hab¨ªa antecedentes del propio autor que anticipaban tal mecanismo perfecto.
En 2001 llegaba a Dreamcast un shooter sobre ra¨ªles que desde el primer momento puso a la cr¨ªtica de rodillas. De minimalista aspecto, Rez nos contaba una historia sobre el bien, el mal, la inteligencia artificial y la evoluci¨®n de las especies desde las entra?as de una m¨¢quina. El juego estaba dedicado, en sus cr¨¦ditos finales, al pintor y te¨®rico del arte ruso Vasili Kandinsky (1886/1944).
Y no es de extra?ar. La sensaci¨®n que tenemos al jugar a Rez se expande a trav¨¦s de nuestros sentidos en un festival de m¨²sica org¨¢nica y colores primarios, haciendo referencia a la primera sensaci¨®n sinest¨¦sica que experiment¨® Kandinsky mientras asist¨ªa a la ¨®pera de Wagner Lohengrin en 1913.
Rez es adem¨¢s un juego que ha crecido en sus diferentes encarnaciones. Las fuertes y r¨ªtmicas sacudidas ampliaban las sensaciones con la vibraci¨®n que ya inclu¨ªa por defecto el mando en la versi¨®n de PS2 en 2002. Pero es que cuando ya nadie esperaba que fuera mejor algo que parec¨ªa perfecto, en 2016 aparec¨ªa la versi¨®n VR para PS4 (un a?o m¨¢s tarde en PC). No solo mejoraba al introducirnos de lleno dentro de ese mundo alucinante, es que la mec¨¢nica de juego se pul¨ªa hasta niveles in¨¦ditos al unir el apuntado a nuestra mirada y movimiento de cabeza.
Siempre atento a las nuevas tendencias, Mizoguchi hab¨ªa experimentado con Kinect en Xbox 360 en 2011 con Child of Eden. Aunque era este un juego estimable que intentaba perfeccionar lo visto y escuchado en Rez, su posici¨®n entre aquel juego seminal y la obra maestra que es Tetris Effect lo dejaba un poco en injusta desventaja.
Shooters musicales sobre railes
La base mec¨¢nica sobre la que se creaban los Guitar Hero consist¨ªa en una l¨ªnea de tiempo sobre la que pulsar en el momento justo las notas de cada canci¨®n (dejando pulsado si se trataba de una nota sostenida). El entorno de juego era m¨¢s bien anecd¨®tico, fuera este un concierto o una sala de ensayo. Pues bien, los shooter sobre ra¨ªles han cogido el testigo de la f¨®rmula simplific¨¢ndola y transform¨¢ndola a su gusto si es preciso.
Aaero es un estupendo juego donde nuestra nave debe recorrer unas l¨ªneas que marcan nuestro camino en el aire para que la m¨²sica no se desdibuje. A la vez, nos encargamos de tumbar enemigos en una experiencia espacial y musical de primer nivel. Los temas, electr¨®nicos con un toque de vanguardia, hacen que queramos repetir una y otra vez cada nivel buscando la puntuaci¨®n perfecta que no los altere en su ejecuci¨®n.
AVICII Invector, el videojuego que tiene como base las composiciones del malogrado DJ, es m¨¢s convencional, pero le suma cierto toque narrativo poniendo el foco en los pensamientos de la piloto que gobierna la nave protagonista. En este caso, la f¨®rmula mec¨¢nica es m¨¢s reconocible: colocarnos sobre lugares que marcan el ritmo en una autopista de luz, camino que desaparece para darnos libertad de manejo en todos los ejes en ciertos gozosos momentos. La festiva y comercial m¨²sica de AVICII junto con un fant¨¢stico entorno visual logran el objetivo de que el juego se perciba como una celebraci¨®n de la vida.
Thumper por el contrario es oscuro, violento en sus movimientos que hacen temblar la pantalla. Su electr¨®nica de ritmo marcad¨ªsimo es tremendamente agresiva, y sus escenarios, encauzados por una autopista de peligrosos guardarailes, parecen dirigirse hacia las puertas del mism¨ªsimo infierno. Se dir¨ªa que es un juego r¨ªtmico/musical de terror por las sensaciones que nos hace experimentar.
Cuando el ritmo marca el movimiento
Tambi¨¦n se podr¨ªa decir que es agresivo Octahedron. Plataformas salvajes donde todo sigue un ritmo que, si fallas, puede matarte. El tono ochentero de neones, con sus fuertes tonos de color y su continua vibraci¨®n, nos transmiten la urgencia del movimiento medido al mil¨ªmetro.
Mucho m¨¢s amables, pero de f¨®rmula parecida, son los Crypt of the Necrodancer (tanto el original como el basado en Zelda). Aqu¨ª el recuerdo tambi¨¦n nos trae a la mente Patapon y su mec¨¢nica de diapas¨®n. En Crypt of the Necrodancer el ritmo marca el movimiento, los enfrentamientos, los golpes, la utilizaci¨®n de los ¨ªtems. Una gozada que nos mostr¨® en su momento un color m¨¢s es ese crisol de originalidad sin l¨ªmites que son los juegos indie.
Imagen y m¨²sica desbordan los sentidos
Sayonara Wild Hearts es un t¨ªtulo al que es imposible no amar. Se trata de un juego que combate la tristeza y la depresi¨®n de su protagonista a base de un derroche de color y de incre¨ªbles temas musicales. La direcci¨®n art¨ªstica es absolutamente desbordante, y la forma en la que nos movemos por ella es puro ballet. Un juego con un estilazo al alcance de muy pocos.
Muy diferente, pero con un arte a la altura de Sayonara, es The Artful Scape. Aqu¨ª nos encontramos con un viaje lis¨¦rgico en plan psicodelia sesentera. Un viaje de ¨¢cido de imaginaci¨®n desbordante. Colores fuertes, formas muy locas y rock progresivo y sinf¨®nico que hace feliz, a golpe de guitarrazos, a cualquier fan de Yes, Pink Floyd, los Genesis de Peter Gabriel o King Crimson. Y todo enmarcado en una historia que bien podr¨ªa ser un cap¨ªtulo m¨¢s de la Gu¨ªa del autoestopista gal¨¢ctico.
La narrativa a trav¨¦s de aventuras de papel y el dibujo cl¨¢sico
Una de las m¨¢s estimulantes adaptaciones del g¨¦nero musical a otros g¨¦neros la encontramos en Wandersong. Imitando los recortes de papel en un mundo plano, llevamos a nuestro trovador protagonista a lo largo de una extensa aventura en 2D. Nuestras capacidades vocales, que nos sacan una sonrisa a lo largo de todo nuestro periplo, nos sirven para todo, desde conversar con aldeanos a combatir a los malos pasando por la resoluci¨®n de puzles. Al modo de las ruedas de decisi¨®n o de elecci¨®n de armamento de otros juegos, aqu¨ª nos encontramos con notas para elegir en cada momento. El resultado: una experiencia incre¨ªble y gratificante sobre fondos de colores pastel.
A Musical Story nos presenta una mec¨¢nica m¨¢s que conocida en los juegos musicales. Un c¨ªrculo aderezado por los momentos en los que hay que pulsar el bot¨®n que se corresponde con la nota en cuesti¨®n. Lo que marca la diferencia, lo que hace especial al juego, es la fuerte base narrativa. Al final, la mec¨¢nica se convierte en excusa para seguir profundizando en una bonita road movie realizada con dibujo tradicional. El rock con toques de los 70 nos muestra la historia de un chico en busca de su sue?o. Unos ideales que hab¨ªan muerto con el final de la d¨¦cada anterior.
La m¨²sica al fondo, como invisible protagonista
Hay otros juegos donde la m¨²sica parece simple acompa?amiento, pero, a poco que avanzamos en las historias que tienen para nosotros, nos damos cuenta de que significan mucho m¨¢s. Last Day of June surge de un videoclip del artista de rock progresivo Steven Wilson. Su banda sonora incluye temas incre¨ªbles del autor y fue publicada como ¨¢lbum. La historia, la misma que en el videoclip, nos narra una triste batalla contra el destino y tiempo.
The Longest Road on Earth es un juego minimalista en tiempo y mec¨¢nicas. Podemos terminarlo en apenas unos minutos con una interacci¨®n m¨ªnima en la que escuchamos de fondo unas pocas (y maravillosas) canciones. Solo cuando retomamos la partida en repetidas ocasiones nos damos cuenta de que la banda sonora cambia cada vez. Las canciones compuestas por la tambi¨¦n int¨¦rprete Be¨ªcoli, nada menos que 26, lo que vendr¨ªa a ser un ¨¢lbum doble, ahondan en emociones dando al juego una profundidad que tal vez solo intuimos en nuestra primera partida.
No quer¨ªamos despedirnos sin mencionar un descubrimiento de ¨²ltima hora. Al igual que The Longest Road on Earth se trata del videojuego de un estudio espa?ol, solo que en este caso todav¨ªa no se encuentra a la venta. Antro parece beber, en sus zonas de exploraci¨®n, del memorable Inside. Igual que en el juego de PlayDead, el de Gatera Studio tira de 2D y sigilo con intenci¨®n en cada movimiento que realizamos y situaci¨®n que se nos presenta.
El entorno en el que nos movemos, hostil bajo la influencia del 1984 de Orwell, incluye escenarios donde la m¨²sica adquiere protagonismo narrativo. Movi¨¦ndonos al comp¨¢s de Rhythm & Blues, Drill o electr¨®nica, la mec¨¢nica se adhiere a canciones y temas instrumentales de nueve art¨ªstas (ojo al hip-hop de JM Benet que suena en el trailer) que habr¨¢ que hacer uno con nuestras pulsaciones. Toda una sorpresa que estamos deseando probar.
Y hasta aqu¨ª hemos llegado. Sabemos que nos hemos dejado cosas en el tintero, como la saga Jumper y sus correr¨ªas non-stop al ritmo de la m¨²sica; Lumines, excelsa parada intermedia del propio Mizoguchi hasta ese sue?o cumplido que fue Tetris Effect; el minimal y efectivo Cytus Apha, de reconocible mec¨¢nica y excelsa selecci¨®n de temas; incluso una propuesta como Pianista, que nos acerca a la m¨²sica cl¨¢sica bajo las formas de un Guitar Hero pero que comete el gran pecado de mutilar las composiciones de los maestros.
As¨ª pues, pod¨¦is hacernos saber de juegos conocidos que os hacen seguir el ritmo con el pie; de raras avis que se han escapado a nuestro radar donde la m¨²sica, de una manera u otra, tiene un valor capital. Os leemos en los comentarios. Si son suficientes vuestras aportaciones, qui¨¦n sabe, tal vez podamos recopilarlas en un futuro art¨ªculo.
- Acci¨®n
Rez Infinite es la adaptaci¨®n del cl¨¢sico t¨ªtulo de acci¨®n shoot'em up para PlayStation 4 y PlayStation 5 a cargo de Monstars y Enhance Games, con posibilidad de usar la realidad virtual mientras controlamos a nuestro avatar en un mundo cibern¨¦tico para hackear el sistema a un ritmo musical trepidante. Experimenta 360 grados de alucinante sinestesia mientras te abres paso a trav¨¦s de oleadas de enemigos y descomunales jefes cambiantes, cada uno de tus movimientos activando colores y sonidos que se sincronizan y mezclan al ritmo de la legendaria banda sonora tecno de Rez.