Nova-111, an¨¢lisis. Cuando viajar al espacio dej¨® de causar ilusi¨®n

Indies, puzles y Nintendo Switch. Tres ingredientes con los que elaborar un c¨®ctel de esos que nunca fallan. O como dicen los anuncios de Coca-Cola, la f¨®rmula de la felicidad. Conscientes del ¨¦xito de la mezcla, los chicos de Funktronic Labs han querido aprovechar el tir¨®n y compartir su propia receta. La de la abuelita, la que guardan en el ba¨²l de los recuerdos desde hace m¨¢s de seis a?os. Porque fue en 2015 cuando Funktronics lanz¨® por primera vez Nova-111, un juego repleto de rompecabezas y est¨¦tica sci-fi que a priori debiera encajar perfecto en los men¨²s contempor¨¢neos. A priori. Tras recorrer multitud de plataformas y caer en el olvido, ahora el t¨ªtulo resucita en Nintendo Switch para alegr¨ªa del g¨¦nero y esperanza de sus creadores.

Un gimnasio Pok¨¦mon de tipo espacial

Lo cierto es que Nova-111 resulta especialmente f¨¢cil de explicar para los fans de Nintendo. Sus niveles son peque?os laberintos repletos de pruebas y puzles que recuerdan a la saga Pok¨¦mon. En concreto a esos minijuegos que hay en los gimnasios Pok¨¦mon antes de desafiar a su respectivo l¨ªder. Que si empujar ciertas piedras en orden para abrirse camino, que si activar los interruptores correctos o usar los teletransportadores adecuados, que si deslizarse por el hielo en una determinada direcci¨®n¡­ etc¨¦tera. As¨ª es Nova-111. Un greatest hits. Un recopilatorio de momentos ya vistos en gimnasios Pok¨¦mon.

De hecho, con los juegos de Pikachu y compa?¨ªa se puede establecer otro paralelismo. Al igual que las entregas de Pok¨¦mon Mundo Misterioso, Nova-111 funciona por turnos. Aqu¨ª los niveles no se generan de forma aleatoria tras cada muerte, pero los combates entre puzles funcionan igual y todas las mazmorras son como un enorme tablero por el que s¨®lo pasa el tiempo cuando realizamos alg¨²n tipo de acci¨®n. Cuadr¨ªculas gigantes en la que nuestros enemigos avanzan ¨²nicamente si nosotros lo hacemos antes. Lo mismo con los diferentes peligros (l¨¢seres, partes del techo que se caen¡­). Hay que adelantarse y prever lo que har¨¢n los malos y el escenario cuando gastemos nuestro pr¨®ximo movimiento. Como si fuera una partida de ajedrez.

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Puzles sin alma ni emoci¨®n

A partir de lo anterior, el concepto no puede ser m¨¢s de un sencillo. Ir de un punto A hasta un punto B sorteando diferentes rompecabezas. Y como somos una especie de nave especial, rescatando cient¨ªficos por el camino que acostumbran a soltar un chiste de vez en cuando. Tambi¨¦n iremos aprendiendo nuevas mec¨¢nicas como parar el tiempo, atacar a distancia o avanzar dos casillas en lugar de una, saltando as¨ª el peligro de la m¨¢s inminente. Incluso lucharemos contra varios jefes finales. Pero con todo, Nova-111 es demasiado f¨¢cil y su propuesta est¨¢ muy vista. Ning¨²n puzle se antoja especialmente original ni ingenioso. Como dec¨ªamos, son tan simples como los de Pok¨¦mon, aunque en los juegos de Game Freak son algo anecd¨®tico, un extra, y aqu¨ª el eje en torno al que se articula todo. Cabr¨ªa esperar por tanto un mayor desarrollo o una profundidad que nunca llega.

Hay pantallas interesantes, sobre todo en la recta final, pero siempre avanzaremos por inercia, por costumbre, porque hemos superado tantas veces esas mismas pruebas que ya casi que las resolvemos de manera autom¨¢tica. No existe deducci¨®n, no nos pararemos a pensar ni descifrar nada. Es insistir y probar el abc del g¨¦nero. Por ende, no hay demasiada satisfacci¨®n. Progresar no genera ning¨²n tipo de respuesta emocional. Ni siquiera provoca curiosidad o expectativa, pues la historia es nula, la variedad de enemigos limitada y a nivel art¨ªstico resulta un tanto insulso. Visto el primer nivel, vistos todos. Acaba desaprovechando hasta la ambientaci¨®n espacial y los turnos, pues los puzles no terminan de jugar con el universo y el espacio tiempo, y poco a poco empiezan a salir enemigos y objetos que se saltan los turnos y se mueven con normalidad.

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Una versi¨®n envejecida y sin novedades

Ni su envoltorio ni su contenido nos han dejado huella, pero eso no quiere decir que Nova-111 no funcione o est¨¦ mal. Simplemente sus puzles han envejecido regular por pura repetici¨®n y han proliferado un mont¨®n de alternativas mejores dentro del g¨¦nero. A¨²n as¨ª, durante las cuatro, cinco horas que dura el juego, ¨¦ste entretiene y resulta accesible. Cambia de ideas (o de tipo Pok¨¦mon) a buen ritmo y al finalizar cada nivel se nos pone nota en funci¨®n de los coleccionables encontrados, los turnos gastados y el tiempo empleado. Al pas¨¢rnoslo hasta desbloquearemos un modo Nueva Partida Plus en el que se pueden activar varios trucos (turnos dobles, poderes infinitos) o a?adir algo de h¨¢ndicap a la aventura (m¨¢s da?o, una sola vida).

Sacar una buena calificaci¨®n resulta dif¨ªcil y puede aumentar su longevidad, pero no hay incentivos para ello. No s¨®lo por la ausencia de marcadores y extras, sino porque, para descubrir los coleccionables, por ejemplo, hay que golpearse con todas las paredes de cada nivel para ver cu¨¢les se rompen y esconden detr¨¢s un camino secreto. No existe otro modo visual o jugable de encontrarlos. Es una mec¨¢nica fallida. Si completarlo supone hacer de beta tester, pasamos.

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Del mismo modo, echamos en falta opciones como la de ver en mitad del nivel cu¨¢ntos coleccionables nos faltan (s¨®lo podemos hacerlo al terminar), o la de elegir qu¨¦ pantalla es la que queremos jugar. Que los men¨²s de selecci¨®n de fase agrupen set pieces con varias de ellas provoca que a lo mejor cada partida ascienda a 15 o 20 minutos para jugar la que quer¨ªamos. Esto dinamita la recomendaci¨®n de Nova-111 para partidas r¨¢pidas y cortas. Es inexplicable en un t¨ªtulo de puzles port¨¢til y, habiendo pasado seis a?os del lanzamiento, podr¨ªa haberse a?adido en esta nueva versi¨®n, la cual carece de novedades.