The Legend of Tian Ding: Kung f¨², c¨®mics y forajidos simp¨¢ticos
Analizamos una fusi¨®n alocada: la de un Robin Hood de Taiw¨¢n que deshace entuertos en un beat'em up con alma de c¨®mic
Por lo visto, Liao Tian Ding fue el "Robin Hood" de la Taiw¨¢n ocupada por los japoneses a finales del XIX. Uno de esos personajes reales a los que el ideario colectivo debe tanto, que ha dado mucho de s¨ª en forma de obras orquestales, suites de danza y qui¨¦n sabe cu¨¢ntas cosas m¨¢s con sus andanzas. Convertidas en un lore asi¨¢tico que funciona genial en pantalla, sus aventuras vuelven ahora convertidas en videojuego independiente. Ni se lo pod¨ªa imaginar este se?or cuando practicaba Kung Fu para liberar su tierra natal, pero as¨ª ha ocurrido, y nosotros nos alegramos.
Taipei contra la invasi¨®n
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The Legend of Tian Ding pone r¨¢pidamente el check verde a una de las facetas m¨¢s importantes para un juego como este, humilde pero ambicioso. Nos recuerde m¨¢s al venerable Comix Zone para Mega Drive o a las aventuras de Tint¨ªn en su medio natural, su apartado visual est¨¢ cuidado con el mimo de quien sabe que ha acertado de lleno. La idea de un juego que se va dibujando a s¨ª mismo ¨Cescuchamos hasta los l¨¢pices sobre el papel¨C se ha aprovechado a la perfecci¨®n para pintar una Taipei vibrante por la que gusta pasear. Pero la presentaci¨®n visual no destaca solamente mientras jugamos: lo hace incluso m¨¢s en unas cutscenes con un estilo visual delicioso, que terminan por meternos en este mundo de comic taiwan¨¦s que se toma a s¨ª mismo poco en serio. La historia acompa?a, porque tambi¨¦n es un tebeo sin pretensiones con sus malos mal¨ªsimos -opresores algo atolondrados-, sus fuerzas m¨¢gicas salidas de la nada y su h¨¦roe que ayuda al pueblo fastidiando a los invasores. Gracias a estos elementos y a una m¨²sica que no se cansa de que escuchemos escalas pentat¨®nicas e instrumentos tradicionales, el juego derrocha un encanto y un carisma fuera de toda duda. Sin duda, son estas son sus mejores armas.
La cuesti¨®n es que las aventuras de este forajido adorable se han resumido en un juego pensado para completarse en un par de ratos. Desde el primer pu?etazo deja claro que estamos ante un t¨ªtulo de acci¨®n y plataformas que se molesta poco en negar la comparaci¨®n con Guacamelee!, aunque esta no es tarea f¨¢cil ya que hablamos de un t¨ªtulo casi perfecto a la hora de repartir tortazos mezclados con plataformas. El hecho es que, junto con su apartado art¨ªstico, es esta la otra faceta en la que nuestro justiciero de Taiw¨¢n lo hace casi todo bien. El combate es f¨¢cil de aprender, las t¨¦cnicas especiales lo convierten en un disfrute instant¨¢neo y las plataformas ¨Calgo simplonas a lo largo de toda la campa?a¨C funcionan a la perfecci¨®n como complemento de las tortas. La obligada novedad es la faja roja de Liao Tian Ding que nos permite robar sus armas a los enemigos, un recurso con el que la acci¨®n siempre se siente variada y hasta cierto punto impredecible. De lo dicho hasta ahora parecer¨ªa que estamos ante el nuevo Guacamelee! 2, pero la realidad es que este t¨ªtulo no logra asaltar, a nuestro juicio, las cotas m¨¢s altas de lo que ahora mismo est¨¢ pasando en la escena independiente en 2D, que por cierto atraviesa otro de sus momentos dulces este a?o.
Una balanza claramente descompensada
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Liao Tian Ding y sus dise?adores tontean con una costumbre de sus invasores japoneses, el Seppuku, y lo hacen poco despu¨¦s del primer nivel de plataformas y acci¨®n que nos plantea la historia. Desde ese momento jugaremos poco y leeremos muchas charlas interminables que, para colmo, llevan aparejadas misiones de recadero que rompen el ritmo de juego hasta el absurdo. Un ejemplo extremo: en un momento dado, se nos pide que vayamos de una esquina a otra de la ciudad (al menos hay viaje r¨¢pido) a recoger la tela para un traje. Hasta aqu¨ª todo normal, si no fuera porque luego nos toca desandar el camino sin que absolutamente nada m¨¢s haya ocurrido en este tiempo: ni un encuentro con la polic¨ªa, ni unas plataformas que saltar para obtener alguna mejora, ni nada de nada. El ritmo del juego se ve destrozado por el exceso de conversaciones y misiones secundarias que tampoco compensan mucho. Desde luego, ninguna altera en esencia lo que vendr¨¢ cuando juguemos de nuevo, normalmente en el siguiente cap¨ªtulo.
The Legend of Tian Ding funciona cuando estamos enfrascados en el combate, saltando con un gancho o ambas cosas a la vez. Ni de lejos alcanza la profundidad de Guacamelee! 2, pero es algo muy divertido a pesar de que el nivel de Kung Fu de Liao Tian Ding es demasiado elevado para los invasores japoneses. Incluso en el nivel de dificultad m¨¢s alto, el jugador habitual de este tipo de propuestas apenas sudar¨¢ en alg¨²n enfrentamiento, quedando la dificultad real reducida a los enfrentamientos finales con unos jefes que tampoco muerden tan fuerte una vez nos hacemos con sus mec¨¢nicas o nos sale todo bien por puro azar.
Es justo reconocer que este juego no es uno que se tome a s¨ª mismo demasiado en serio, y tampoco ser¨ªa justo despreciarlo por no llegar al nivel de las aventuras de Juan Aguacate. Su argumento entra claramente en la categor¨ªa de caricaturas simp¨¢ticas y entra?ables, mientras que su propuesta jugable es excelente en el combate y algo m¨¢s discutible en plataformas. Pero el verdadero problema es la irregularidad de su campa?a, claramente lastrada por ese pacing complicado de defender entre tanta conversaci¨®n que no llega a nada interesante. The Legend of Tian Ding no enga?a a nadie: es un juego para unas horas y est¨¢ llevado a cabo un esmero exquisito para esa finalidad. Una vez terminamos la aventura no hay mucho m¨¢s que hacer, y durante la misma pasaremos casi el mismo tiempo jugando que leyendo sus historias, aunque este es un juego de los que se terminan con una sonrisa. Sencillamente, es as¨ª de vistoso, aunque por momentos desesperen las charlitas.
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Conclusi¨®n
The Legend of Tian Ding es un comic taiwan¨¦s con peleas, saltos y jefes finales. Aunque las plataformas no llegan a enamorar en ning¨²n momento, los pu?etazos y el sensacional acabado visual lo convierten en un t¨ªtulo digno de atenci¨®n para los que busquen acci¨®n 2D sin apenas componente metroidvania. Un juego que recupera con mucho encanto una historia tradicional de Taiw¨¢n que, sin embargo, lastra a todo el conjunto por c¨®mo nos la cuentan.
Lo mejor
- Visualmente es muy especial, con una personalidad propia muy marcada
- El combate funciona a la perfecci¨®n
- Las cutscenes y el tono ligero de la historia, encantadores
Lo peor
- Incluso en el modo dif¨ªcil, Liao Tian Ding es demasiado poderoso salvo para los jefes finales
- Las plataformas son demasiado simples a estas alturas
- Pasamos demasiado tiempo escuchando conversaciones y haciendo recados