La especia debe manar
De Jodorowsky a Villeneuve pasando por Lynch: Dune, planeta maldito
Repasamos las dificultades que ha tenido, a lo largo de las d¨¦cadas, la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de este cl¨¢sico de la literatura de Ciencia Ficci¨®n. El Dune de Frank Herbert siempre ha sido un planeta desierto de buenas intenciones.
Un universo que se mantiene conectado gracias a la especia, la hiel de los gusanos reci¨¦n nacidos de Arrakis. Este planeta, tambi¨¦n conocido como Dune por su orograf¨ªa des¨¦rtica, es siempre centro estrat¨¦gico de tensi¨®n y disputa por el tesoro que guarda en su interior. El Imperio se mantiene en pie gracias a la especia, que le permite tenerlo controlado. Las Casas tradicionales, que ocupan planetas enteros, se mueven en las sombras en busca del benepl¨¢cito del Emperador, de alianzas secretas, de traiciones. La Casa Harkonen y la Casa Atreides, eternamente enfrentadas, ser¨¢n piezas clave en el tablero que tiene Arrakis en su centro. All¨ª, el pueblo originario, los Fremen, espera desde hace mucho la llegada de Muad?dib, el mes¨ªas que vendr¨¢ a liberarles de la opresi¨®n del Emperador y el resto de Casas.
La flamante nueva pel¨ªcula de Denis Villeneuve ha llegado por fin a los cines. No sin derramar sangre, sudor y l¨¢grimas por el camino. Pero eso es algo inherente a querer adaptar la novela de Herbert. Antes que el director de Blade Runner 2049 emprendiera tal epopeya, ya se arrastraron por el fango del fracaso otras mentes privilegiadas. Acompa?adnos en este fascinante espect¨¢culo que se ha prolongado durante cinco d¨¦cadas. Hablemos de la maldici¨®n que persigue a Dune en el cine.
El Dune de Jodorowsky: la m¨¢s grande pel¨ªcula que jam¨¢s existi¨®
Hay pel¨ªculas cuyo rodaje es tan ¨¦pico que rivaliza con el propio resultado final. El mejor ejemplo que viene a la mente es Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979). El documental Corazones en Tinieblas (Fax Bahr, George Hickenlooper y Eleanor Coppola, 1991) nos muestra c¨®mo la locura (literal) del proyecto se encontraba a la altura de la locura (perfectamente mimetizada) que es la pel¨ªcula que lleg¨® a los cines. Pero hay casos m¨¢s extremos, y son los que tratan de pel¨ªculas que, por mil y un contratiempo, nunca llegaron a estrenarse. Tenemos por ah¨ª al Quijote de Orson Welles, cuya maldici¨®n sufri¨® en sus carnes Terry Gilliam muchos a?os despu¨¦s cuando le cogi¨® el relevo al orondo genio. En ese agujero negro de ilusiones y esfuerzo tenemos un gran estandarte, el Dune de Jodorowsky, posiblemente la m¨¢s grande pel¨ªcula de la Historia del Cine... que jam¨¢s se film¨®.
El chileno Alejandro Jodorowsky siempre ha sido un personaje muy particular y, derivado de esto, conflictivo y pol¨¦mico para el establishment. Ya tuvo sus problemas en M¨¦xico con el grupo de teatro P¨¢nico, en el cual militaba otra alma ¨²nica e inquieta dif¨ªcil de catalogar, Fernando Arrabal (S¨ª, el de ¡°el Milenarismo va a llegaaaar!). A principio de los 70, Jodoroswky era sin embargo un respetado cineasta de culto. En la l¨ªnea de auteur con cercan¨ªa al arte y ensayo, obras como Fando y Lis (1968), La Monta?a Sagrada (1973) y, sobre todo, El Topo (1970), eran veneradas por la intelectualidad m¨¢s dura de la ¨¦poca. En estas que el chileno se enamor¨® perdidamente de un libro que ni siquiera hab¨ªa le¨ªdo, el Dune (1965) de Frank Herbert. Los a?os siguientes, los que intent¨® por todos los medios llevarlo al cine, marcar¨ªan el resto de su vida... y de paso la posterior Historia del Cine y del C¨®mic.
Es curioso que una de las pel¨ªculas que m¨¢s fascinantes de todos los tiempos... no exista. El Dune de Alejandro Jodorowsky nos atrap¨® irremediablemente por su ambiciosa concepci¨®n, su tortuoso desarrollo, su fracaso a la hora de convertirse en realidad cinematogr¨¢fica, su reencarnaci¨®n como obra fundamental de la historia del c¨®mic y su influencia imparable hasta nuestros d¨ªas. Algunos supimos, por estos lares, de tal espiral de locura, a trav¨¦s de las p¨¢ginas de oro de la m¨ªtica revista de c¨®mic Metal Hurlant. Aquellos dibujos del genio Moebius daban forma a la epifan¨ªa que hab¨ªa tenido Jodorowsky. Pero tambi¨¦n estaba el inclasificable H.R.Giger dando corrupto cuerpo a las estructuras Harkonen, Chris Foss ejerciendo de astillero para sus monumentales naves latientes, unos Pink Floyd que acababan de dar con la piedra filosofal en forma de prisma, Dan O'Bannon a los FX, Orson Welles como Bar¨®n, Mick Jagger como su hijo, Dal¨ª emperador del universo conocido sentado en un retrete de oro... Todo este un coctel demasiado ex¨®tico para unos mediados de los 70 ya postcontraculturales y antes de la revoluci¨®n de Star Wars, de Alien, de Blade Runner, pel¨ªculas todas ellas que se aprovecharon del talento vertido en esta quimera (y despu¨¦s Contac, Matrix, Prometheus y tantas otras). A estas inmortales obras fueron a parar las mentes talentosas agrupadas por Jodorowsky.
El proyecto frustrado de adaptar al cine la monumental novela de Frank Herbert deriv¨® en la imprescindible saga El Incal, c¨®mic que recog¨ªa la tecnolog¨ªa, la religi¨®n y la magia imaginadas. Imaginaci¨®n desbordante convertida en palabras cantadas por Jodorowsky y en im¨¢genes impresas por Moebius. Muchos a?os despu¨¦s, el propio Moebius participar¨ªa en esa carta de amor no declarada que fue El Quinto Elemento. Porque en la pel¨ªcula de Luc Besson lat¨ªa con fuerza el Incal. De nuevo la historia de un salto al vac¨ªo que lleva del singular al plural, del plano detalle a la m¨¢s amplia vista del universo. De nuevo, una vez m¨¢s, talento reciclado sin agradecimiento.
Como en otros casos mencionados, mucho tiempo despu¨¦s se nos obsequi¨® con la cr¨®nica de todo aquello. El documental Jodorowsky?s Dune es un monumento levantado sobre unos escombros siempre humeantes. Escuchando el apasionado relato por propia voz del chileno, es imaginable que, de conseguir su prop¨®sito, aquello habr¨ªa resultado un engendro de m¨¢s de diez horas dif¨ªcil de digerir. El Dune de Jodorowsky se mantiene con fuerza y vigente precisamente porque nunca lleg¨® a materializarse, porque se abastece de la fuerza de nuestra imaginaci¨®n. Que as¨ª sea.
El Dune de Lynch: por propia voluntad pongo en movimiento mi mente... o no
En 1984 se estrenaba la versi¨®n de Dune a cargo de uno de los m¨¢s personales directores que ha dado la Historia del Cine: David Lynch. Restos oscuros de aer¨®grafo como lo ¨²nico superviviente del color de anta?o. Genialidad aberrante e imperfecta para una Ciencia Ficci¨®n ¨²nica que es principio y fin en s¨ª misma. Y es curioso que este 'Dune' tambi¨¦n fuera maldito. Esta vez no como fantasma que nunca existi¨® sino como muerto en vida. Obra de culto et¨¦rea, pero a la vez obra de culto palpable, detr¨¢s, de nuevo, mentes ¨²nicas que llevan a luchas tit¨¢nicas e imposibles sin las que la vida carecer¨ªa de sentido.
En 1984 se estrenaba la versi¨®n de Dune a cargo los productores Raffaella y Dino de Lanurentiis. Podr¨ªamos pensar que la visi¨®n de David Lynch fue aplastada por quienes pon¨ªan el dinero, que el rodaje fue un infierno, que el montaje impuesto mutil¨® y destroz¨® la pel¨ªcula... Y s¨ª, ser¨ªa cierto, pero tambi¨¦n que del maltratado regalo sobrevivi¨® una pieza original que no imitaba ni fue capaz de ser imitada despu¨¦s. Nadie hab¨ªa visto nunca nada igual y nadie lo ha vuelto a ver desde entonces.
Entre los escombros de lo que pudo ser se mantienen, solemnes, los p¨®rticos barrocos de decenas de miles de kil¨®metros flotando silenciosos en el espacio, los Navegantes de Tercer Grado de la Cofrad¨ªa haci¨¦ndolos funcionar trav¨¦s de la especia manando de sus bocas co?o, la evocadora m¨²sica de Toto impregnando los Planetas/Casa del Landsraad y a la realeza que los habita. No, para algunos el Dune de Lynch no fue fracaso sino tesoro de entidad irrepetible que guardar con celo en lo profundo de los corazones.
El fracaso de la pel¨ªcula en su momento, y el rechazo de cr¨ªtica y p¨²blico, ha derivado en silencioso culto. No hay una pel¨ªcula documental que cuente el horror alrededor del Dune del 84, pero s¨ª fieles seguidores que han remontado una y otra vez la pel¨ªcula con material in¨¦dito aup¨¢ndola hasta las tres horas de metraje. Existe un remontaje oficial para televisi¨®n del que reniega David Lynch. Se trata de un escarnio m¨¢s a lo que ocurri¨® en su momento. Sin embargo, deber¨ªamos mirar con ojos azul de azules los apasionados intentos por reconstruir la obra original por parte de los ac¨¦rrimos seguidores de Muad?dib.
El Dune de Villeneuve: El cine del Siglo XXI y el enemigo desconocido
En la novela La Guerra de los mundos, escrita por HG Welles y publicada en 1898 (referenciamos no hace mucho sus versiones cinematogr¨¢ficas en esta misma casa, en un especial que dedicamos al cine SciFi de los 50), la humanidad se sabe condenada despu¨¦s de haberlo intentado todo contra los marcianos. De repente, las naves caen sin control, el invasor se derrumba y muere agonizante ante el asombro de un ser humano que se encontraba vencido y suplicante. Result¨® que los poderosos extraterrestres no ten¨ªan sus cuerpos preparados para las bacterias, los microbios, los virus de nuestra Tierra. Puede parecer demasiado inocente visto hoy, que unos seres tan avanzados no contaran con lo peligroso de ese ejercito invisible, que se movieran por nuestro planeta sin protecci¨®n alguna, pero miren Alien Covenant, de 2017, y luego seguimos hablando.
Nada parec¨ªa frenar a la segunda industria cultural m¨¢s importante del presente siglo. Las cifras del cine en 2019 eran mareantes, las mejores que se recuerdan. Disney dominaba una carrera en la que ya sacaba varias cabezas (pel¨ªculas) de ventaja a sus competidoras en la lista de lo m¨¢s taquillero de todos los tiempos... Y ya sabemos qu¨¦ ocurri¨® en 2020. Lo impensable, lo inimaginable. Las huestes microsc¨®picas que nos hab¨ªan salvado la vida en la fantas¨ªa de H.G. Welles, nos hac¨ªan morder el polvo y perderla m¨¢s de 120 a?os despu¨¦s. En lo que respecta al cine, este ca¨ªa en picado desde los m¨¢s de 42000 millones de d¨®lares recaudados en taquilla el a?o anterior a unos sangrantes 12000 millones (no vamos a hacer le?a del ¨¢rbol ca¨ªdo recordando la ¨²nica potencia cultural que, no solo no se vio mermada por la pandemia, sino que sali¨® fortalecida de ella).
Pel¨ªculas como la de Bond tuvieron que esperar dos a?os en el caj¨®n. En mitad del infierno financiero que supon¨ªa todo esto para los grandes estudios, con los cines cerrados primero y con restricciones y miedo por parte del p¨²blico despu¨¦s, se lleg¨® a ofrecer la valiosa despedida de Daniel Craig como 007 por una millonada que ninguna plataforma de streaming acept¨® (no les hac¨ªa falta desde una situaci¨®n privilegiada, y bien abastecida por espectadores obligados a estar en sus casas). Son muchas las obras cinematogr¨¢ficas de mayor o menor calado que quedaron damnificadas y a la espera de tiempos mejores. Entre ellas, por supuesto, el Dune de Denis Villeneuve.
Estaba claro que la nueva v¨ªa de exhibici¨®n abierta por Disney, estrenar simult¨¢neamente en cines y en su plataforma de streaming, era una pieza de domin¨® que obligar¨ªa a moverse en su ca¨ªda al resto del tablero. Villenauve ha estado peleando porque su pel¨ªcula tuviera un estreno como anta?o, solo en cines. La lucha con WarnerMedia, los retrasos obligados por una terrible situaci¨®n mundial que no acababa de mejorar, HBO Max siempre en el horizonte como posible ventana al p¨²blico... Deben haber sido meses agotadores en los despachos de los hombres de gris.
El director ha pasado, parece que vencido, de hablar de que estaban matando su pel¨ªcula, a aceptar las condiciones de un estreno que relega a Estados Unidos a un segundo plano con respecto a Europa. Mirando con lupa el acuerdo de distribuci¨®n, tal vez encontremos coherencia en la maniobra. Dune desembarc¨® en el Festival de Venecia el 3 de septiembre y lo ha hecho el 17 del mismo mes en pa¨ªses como Espa?a, Francia Italia o Dinamarca. A Reino Unido y a M¨¦xico llegar¨¢ el 21 de octubre, mientras que las salas de Estados Unidos la mostrar¨¢n el 22 compartiendo estreno con HBO Max.
A lo que vamos. A pesar de los delirantes esfuerzos de la revista Fotogramas de presentar en portada Dune como ¡°los nuevos Guardianes de la Galaxia¡± (sic), Villeneuve sabe que su obra no es un producto mainstream, que es m¨¢s bien lo que se ha denominado en los ¨²ltimos a?os como un blockbuster de autor (como los que hace Nolan, para entendernos). Tambi¨¦n conf¨ªa en la calidad de su obra, por lo que no era descabellado presentarla antes en el Festival de Cine m¨¢s antiguo del mundo. Y sali¨® bien la jugada. Fue ovacionada en Venecia y de ah¨ª dirigi¨® su estreno hacia el resto de Europa, donde deber¨ªa, por tradici¨®n, funcionar mejor una pel¨ªcula como esta. Recordemos c¨®mo los cr¨ªticos se han alineado con el director en que esta es una experiencia que debe vivirse en una sala de cine. Para cuando llegue a Estados Unidos y Dune salte desde HBO Max a los inevitables canales piratas, la promoci¨®n ya estar¨¢ hecha de la mejor manera posible de cara a arrastrar a las salas al mayor n¨²mero de espectadores norteamericanos.
El Dune de 2021 cubre la mitad de la novela de Frank Herbert, por lo que Villeneuve se juega mucho, tanto como poder rodar o no la segunda parte de la pel¨ªcula. Toca ahora remar todos hacia el mismo lado para que esto sea posible: el director junto al estudio y el p¨²blico de las salas junto al de casa. Todo sea por romper la maldici¨®n sobre este planeta desierto que ya dura demasiado tiempo. Como ya hab¨¦is podido comprobar, las cr¨ªticas que est¨¢n llegando desde el estreno en Venecia visten ropaje Atreide y no Harkonen. Lo que a partir de ahora puede conseguir que Denis Villeneuve nos traiga la segunda parte, es que el p¨²blico se imbuya del esp¨ªritu de los Fremen.