The Ramp, An¨¢lisis. Una maqueta de skate en tu bolsillo

El skate es un deporte de perseverancia, equilibrio, concentraci¨®n, t¨¦cnica. De sentirse uno con la tabla. El debut ol¨ªmpico del skateboarding en Tokyo 2020 es una alegr¨ªa para los amantes de esta disciplina, cuya relaci¨®n con los videojuegos es tan estrecha como fruct¨ªfera. El nombre de Tony Hawk nos viene a todos a la cabeza; bien sea en tres dimensiones como en dos dimensiones. Y es quiz¨¢ esta ¨²ltima la que mejor se ajuste a The Ramp, un videojuego que se expresa a base de sencillez y que evoca, irremediablemente, a esas tardes en las que Tony Hawk Pro Skater se hizo realidad en Game Boy Advance.

Ese hito, no tanto t¨¦cnico sino a la hora de adaptar la jugabilidad a una consola tan discreta en lo tecnol¨®gico, cre¨® escuela. Tener esa cantidad de trucos, habilidades y posibilidades en tu bolsillo fue estimulante; tanto como The Ramp, que en su propuesta chill y su sencillez conceptual da como resultado un t¨ªtulo tremendamente efectivo y adictivo. Paul ¡®Hyperparadise¡¯ Schenf firma este t¨ªtulo en solitario, disponible desde el pasado 3 de agosto en Steam, y lo define como ¡°un juguete digital para los amantes del skateboard. Puro flow, nada m¨¢s¡±.

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Y nada menos. A veces, no es necesario sobrecargar las cosas con contenido, tareas secundarias y tareas adicionales para enriquecer el conjunto. Schenf ha preferido centrarse en la manejabilidad del personaje, que no es precisamente f¨¢cil de primeras. Es como todo: una vez entiendes los tiempos y te haces con su control, todo fluye. Va solo.

T¨², tu skate y tu m¨²sica

The Ramp no tiene retos (salvo los logros de Steam), no hay nada que desbloquear ni hay diferentes atributos o estad¨ªsticas dependiendo de la tabla que elijas. Aqu¨ª creas un personaje, retocas algunos aspectos est¨¦ticos y seleccionas uno de los cuatro escenarios disponibles. Y se acab¨®. No hay un segundo que perder, tampoco prisa. La madera te espera.

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Sin ser tan profundo como Lonely Mountains Downhill, otro t¨ªtulo con filosof¨ªa similar, consigue su cometido en todo momento; porque desconectas de todo y te sumerges en esa peque?a atm¨®sfera donde la insistencia es clave. Es ese videojuego perfecto para disfrutar mientras escuchas un podcast, o mientras te olvidas de todo lo accesorio y te limitas a seguir el ritmo de su relajante banda sonora. Minimalista por definici¨®n y por ejecuci¨®n.

Como dec¨ªamos, aprender a jugar es sencillo, aunque requiere bastante pr¨¢ctica hacer seg¨²n qu¨¦ trucos, como los boardslide. Los escenarios son una especie de maquetas tridimensionales donde la altura, el peso y la gravedad influyen de forma determinante en la velocidad. Lo m¨¢s complicado es interiorizar el momento en que debes flexionar las piernas; una vez hecho te ver¨¢s dando vueltas y vueltas en el aire hasta que seas capaz de hacer trucos espectaculares.

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La mec¨¢nica es tan sencilla como se lee: con un bot¨®n flexionas las piernas y, al soltarlo, dejas de agacharte. Es justo antes de empezar a subir las rampas cuando debemos erguirnos, listos para mover el stick derecho, que es con el que hacemos los trucos en combinaci¨®n con el stick izquierdo para la direcci¨®n. Y funciona a las mil maravillas.

El Game Over lo pones t¨²

Cada escenario est¨¢ m¨¢s enfocado a un tipo determinado de t¨¦cnicas y, como pod¨¦is imaginar, se echa en falta m¨¢s; pero no creemos tampoco justo pedir m¨¢s ahora, vistas las limitaciones y recursos utilizados, sino valorar lo que s¨ª tenemos. El dise?o de los escenarios habr¨ªa ganado enteros con algo m¨¢s de tama?o, espacio para movernos. A veces se siente algo limitado porque no coges mucha velocidad. Del mismo modo, y esto es positivo para The Ramp, su base es tan s¨®lida que deja las puertas abiertas a un sinf¨ªn de posibilidades. Desde la citada personalizaci¨®n a filtros visuales, otras variedades musicales o un sistema de logros integrados. Por lo dem¨¢s, la ausencia absoluta de tiempos de carga hace que las sesiones de juego sean muy llevaderas. El skate es un deporte donde te caes mucho y de formas algo aparatosas; por suerte, esta obra no entiende de fundidos a negro, simplemente reapareces y contin¨²as.

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Dado que nos ha gustado mucho y recomendamos su compra, esperamos que si las ventas acompa?an el creador reconsidere desarrollar m¨¢s escenarios y contenidos. La jugabilidad es su gran virtud, un tipo de juego que pide a gritos su adaptaci¨®n a una plataforma port¨¢til y al que, por su precio (5 euros), no se le puede sino elogiar. Endiabladamente placentero de jugar.