Windbound: Brave The Storm, an¨¢lisis

Desde su presentaci¨®n, a Windbound: Brave The Storm le ha pesado la comparaci¨®n con Zelda: Breath of the Wild por su est¨¦tica. Unos gr¨¢ficos muy coloridos, escenarios muy ancestrales en los que se unen naturaleza y misticismo, una protagonista muda, medios de transportes como un rudimentario parapente o una barca, un sistema de caza y cocina para obtener el sustento¡­ Los puntos en com¨²n hac¨ªan inevitables la comparaci¨®n. No obstante, en MeriStation pudimos probar este nuevo t¨ªtulo hace unas semanas y comprobamos que, m¨¢s all¨¢ de su apariencia, nada tiene que ver con las aventuras de Link. 5 Live Studios y Deep Silver proponen una aventura de supervivencia para PC Windows, PlayStation 4, Xbox One y Switch. Nombrada como una de las mayores promesas indies de este agosto, nos ponemos al tim¨®n de un bello nav¨ªo cuya traves¨ªa deja que desear.

La belleza no lo es todo

La premisa de la historia de Windbound es un viaje cl¨¢sico de la hero¨ªna, lleno de descubrimiento, maravillas, obst¨¢culos y elementos m¨¢gicos. Nuestra protagonista es Kara, una guerrera que naufraga en Islas Prohibidas. La joven, lejos de su hogar, deber¨¢ adaptarse a un inh¨®spito mundo mientras descubre sus secretos y se reencuentra con su tribu. La historia, fragmentada en 5 cap¨ªtulos, tiene una estructura muy sencilla integrada dentro de la partida: en cada episodio, llegamos a una secci¨®n diferente del archipi¨¦lago y debemos localizar y activar tres atalayas para acceder posteriormente a un ominoso templo acu¨¢tico. En cada fase, los desaf¨ªos aumentar¨¢n, puesto que los mares son cada vez m¨¢s infranqueables y las bestias m¨¢s poderosas. La duraci¨®n estimada de la partida es de unas 10 horas, que se prolongar¨¢n a causa de las veces que debamos reiniciar un cap¨ªtulo, aunque tambi¨¦n habr¨¢ n¨¢ufragos que deseen invertir bastante tiempo en la exploraci¨®n y mejora del personaje y su nav¨ªo.

Tras el final de cada episodio, descubrimos un poco m¨¢s de la historia a trav¨¦s de frescos, si bien a lo largo de la partida obtenemos fragmentos de textos l¨ªricos con recuerdos de civilizaciones antiguas. As¨ª, la narrativa se presenta de forma po¨¦tica, sin grandes cinem¨¢ticas ni sobrecarga de textos, y se siente como una leyenda sencilla y cautivadora. No obstante, es f¨¢cil perder la conexi¨®n con la trama cuando tengamos que emplear unas cuantas horas en la recolecci¨®n y gesti¨®n de recursos. Por su lado, Kara resulta un personaje bastante plano y olvidable, que se siente como un avatar lindo mas vac¨ªo.

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Windbound, a simple vista, es un juego hermoso a pesar de sus animaciones toscas, con una est¨¦tica colorida y un imaginario atractivo que se despliega en sus islas, generadas de forma procedural. Aunque la variedad de ecosistemas no es espl¨¦ndida, s¨ª resulta placentero explorar su territorio y descubrir nueva fauna y vegetaci¨®n. Las criaturas resultan originales y fastuosas, con un dise?o efectivo que evoca a animales reales y que nos permite hacernos una idea sobre su comportamiento. El mar, con sus algas y arrecifes, resulta el aspecto mejor cuidado a nivel audiovisual, y en combinaci¨®n con la tranquila m¨²sica de piano sentiremos una grata sensaci¨®n de paz durante la navegaci¨®n. Sin embargo, la belleza es la ¨²nica virtud destacable de este t¨ªtulo.

Desafiante por los motivos equivocados

La obra de 5 Lives Studios parte de una buena idea que ha derivado a lo pretencioso. El sistema de gesti¨®n de recursos se basa en el g¨¦nero m¨¢s tradicional, pero palidece ante sus ortop¨¦dicas mec¨¢nicas. La b¨²squeda de atalayas se acaba haciendo repetitiva, aunque en nuestra trayectoria nos obliguemos a entretenernos a buscar sustento en cada isla. Disponemos de dos modos de dificultad ¡ªHistoria y Supervivencia¡ª, si bien en el m¨¢s f¨¢cil perdemos el progreso de activaci¨®n de atalayas, con lo que debemos reiniciar la exploraci¨®n al completo.

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Morir, adem¨¢s, es f¨¢cil y no porque el juego sea especialmente desafiante. La teor¨ªa la aprendemos enseguida: Debemos estar atentos al medidor de hambre de Kara y procurarle comida, ya sea recolectando bayas y setas o cazando bestias, a la vez que vigilemos que no se pudra la comida en nuestro inventario. Tambi¨¦n debemos construir una embarcaci¨®n lo bastante resistente como para enfrentarnos a aguas cada vez m¨¢s bravas. Y, por supuesto, debemos ser consciente de las limitaciones de nuestro inventario y mejorar nuestras armas para lidiar con criaturas peligrosas. Como a?adido, en los templos acu¨¢ticos podremos obtener una bendici¨®n divina a cambio de cristales marinos, para potenciar nuestra guerrera y que el desaf¨ªo de las Islas Prohibidas le sea m¨¢s leve. Asimismo, durante nuestra exploraci¨®n podemos hallar restos de civilizaciones con menhires que nos pueden brindar una mayor barra de salud o de hambre, adem¨¢s de nuevos detalles del universo el juego.

Sin embargo, este sistema de juego tan asequible se complica por los motivos equivocados. La caza resulta frustrante e inc¨®moda, puesto que el margen de maniobra de nuestra n¨¢ufraga es muy escaso, en contraposici¨®n de animales que s¨ª nos esquivan con soltura. Para m¨¢s inri, nos hemos topado con demasiados fallos t¨¦cnicos que nos impiden salir del modo combate una vez se acaban los enfrentamientos, con lo que debemos reiniciar el juego. As¨ª, la Kara que se nos transmite no es la de una guerrera experimentada que sabe muy bien lidiar con los peligros, sino una muchacha torpe que apenas aprende a valerse por s¨ª misma.

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Nuestro nav¨ªo, el mejor compa?ero

Nosotros mismos decidiremos c¨®mo y en qu¨¦ profundidad progresar, c¨®mo alimentarnos, en qu¨¦ armas especializarnos, qu¨¦ armadura confeccionarnos, y c¨®mo personalizar nuestra barca. La interfaz para gestionar los recursos resulta clara y bien dividida por apartados, de tal modo que tenemos claro lo que llevamos en nuestro inventario, qu¨¦ podr¨ªamos crear. No obstante, se echan de menos m¨¢s atajos r¨¢pidos o una barra de men¨² integrada dentro de la pantalla de juego, sin que tengamos que recurrir casi constamente al men¨² que ocupa toda la visi¨®n. Por otro lado, cabe destacar una localizaci¨®n correcta en la que se han trasladado con ingenio los nombres del bestiario, adem¨¢s de usar un tipo de fuente bien legible e integrado en la est¨¦tica del juego.

La embarcaci¨®n es, tal vez, el aspecto m¨¢s original de Windbound, y es cierto que se acaba cogiendo cari?o a un nav¨ªo que parte de un simple casco y que va creciendo hasta ser un velero con cestas integradas, pu¨¢s protectoras e incluso un caldero para cocinar. Surcar los mares, por otro lado, resultar¨¢ un poco m¨¢s desafiante por su naturalismo. En lugar de conducir la barca como si fuera una moto dentro de un arcade, debemos aprovechar el viento a nuestro favor para guiar la vela, saber hasta qu¨¦ punto desplegarla y en qu¨¦ direcci¨®n. Una vez hagamos de Kara una gran marinera, disfrutaremos del placer de recorrer el mar para buscar la siguiente isla y hasta nos dejaremos llevar. Este es el punto m¨¢s dulce del juego, que se nos amargar¨¢ en el siguiente combate y es que Windbound, lamentablemente, es un naufragio de ideas inteligentes.

Este juego se ha analizado en su versi¨®n para PC Windows.

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