Carrion, an¨¢lisis

En aquel lejano E3 de 2019, cuando los eventos todav¨ªa eran presenciales y la conferencia de Los ?ngeles refulg¨ªa en el calendario de todo jug¨®n, Devolver Digital apost¨® por Carrion. Lo hizo con gui?os al mejor cine gore en una presentaci¨®n rebosante de sangre y originalidad que sintetizaba a la perfecci¨®n el esp¨ªritu del juego. Este The Thing pixelado se anunci¨® con mimo y con la promesa de reinventar, o como m¨ªnimo de refrescar, el g¨¦nero del survival horror. Aqu¨ª interpretamos al engendro sanguinario en lugar de al ser humano indefenso, una premisa llamativa que convirti¨® a Carrion en uno de los lanzamientos m¨¢s esperados del indie dev. Ahora, algo m¨¢s de un a?o despu¨¦s, por fin tenemos la oportunidad de comprobar si su jugabilidad es tan intensa y fluida como la sangre real o si palidece, aguada, como la sangre del cine de serie B.

Sangre, visceras y p¨ªxeles

Carrion es un juego de acci¨®n en perspectiva lateral que nos pone en la piel ¡ªm¨¢s bien en los tent¨¢culos¡ª de una monstruosa masa de carne que busca escapar del laboratorio subterr¨¢neo en el que experimentan con ella. Para ello, la bestia har¨¢ todo lo que sea necesario para conseguirlo: devorar, mutar y destrozar. Y lo consigue, vaya si lo consigue. Nada ni nadie opone resistencia al protagonista informe, que avanza devastador por los conductos de ventilaci¨®n. Ninguno de los trabajadores o miembros de seguridad del laboratorio secreto del que tratamos de huir es capaz de plantar cara ante semejante abominaci¨®n. Hay alg¨²n lanzallamas capaz de da?arnos puntualmente y alg¨²n tipo con un escudo que resiste nuestras acometidas, pero no es obligatorio hacerles frente y podemos huir con sigilo por alg¨²n conducto de ventilaci¨®n.

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Lo normal en Carrion es que uno siempre se sienta poderoso. Devoramos todo lo que se nos cruza por delante, lo que refuerza esa sensaci¨®n de poder tanto como nuestra vitalidad. Hasta cierto punto, este indie hace las veces de beat ¡®em up descompensado, un yo contra el barrio en el que el barrio tiene poco o nada que decir. Carrion es una fantas¨ªa de poder, un sue?o con un solo so?ador y una pesadilla para todo el que se cruce en su camino.

Y si el combate, de tan directo y visceral que es, no tiene demasiado misterio, ?cu¨¢l es el punto central de Carrion? Pues resulta que aunque el gore y los desmembramientos de sus tr¨¢ilers apunten hacia la violencia expl¨ªcita, el movimiento del alien¨ªgena es lo verdaderamente interesante. Sus tent¨¢culos le permiten alcanzar y engancharse a cualquier superficie, mientras que la capacidad para modificar su forma posibilita que arrase en los espacios anchos y se cuele por las zonas m¨¢s rec¨®nditas. Cuanto m¨¢s grande es, m¨¢s poderoso resulta en combate. Cuanto m¨¢s peque?o torna, m¨¢s sigiloso ser¨¢ su movimiento.

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Metroidvania light

Hay zonas enteramente concebidas para ser peque?ito, otras para ser enorme y arrasar con todo e incluso algunas en las que combinar ambos tama?os para avanzar. Quiz¨¢ necesites romper un muro para alcanzar uno de los puntos especiales en los que perder unos kilos y, ya m¨¢s reducido, alcanzar una palanca para abrir el acceso a otra zona. Carrion obliga a alternar constantemente ambas realidades para solventar los sencillos puzles de un juego con el que, por lo general, jam¨¢s te quebrar¨¢s la cabeza. Esos cambios dotan de ritmo, de un magn¨ªfico flow entre el poder devastador y la fragilidad del sigilo, a un dise?o de niveles concebido para crecer, decrecer y arrasar.

Al centrarse en c¨®mo y por d¨®nde se mueve su protagonista, Carrion dedica sus esfuerzos a construir un escenario amplio en el que lucir todas esas habilidades. Sus niveles tienden hacia lo laber¨ªntico, con habitaciones interconectadas a las que acceder y de las que salir por distintas puertas. Los hay m¨¢s o menos grandes, con m¨¢s o menos vegetaci¨®n y con palancas e interruptores m¨¢s o menos accesibles, aunque todos son bastante similares en lo est¨¦tico. Nos moveremos con mayor libertad cuantas m¨¢s habilidades para atacar o desplazarnos reunamos. No necesitar¨¦is leer mucho m¨¢s para encajar a este indie en el g¨¦nero metroidvania, pero, aunque algo de eso hay, no estamos ante un t¨ªtulo en el que perderse o tener que consultar el mapa constantemente. Es un juego no lineal con el foco en la exploraci¨®n ¡ªm¨¢s all¨¢ del gore¡ª, pero m¨¢s ligero que cualquiera de los ¨²ltimos grandes exponentes del g¨¦nero.

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Ese sabor light que emana de la descripci¨®n de su combate y su exploraci¨®n es la mejor forma de definir a Carrion. Sobre todo porque se trata de un t¨ªtulo que nos ocupar¨¢ unas cuatro o cinco horas, perfectamente disfrutable como entretenimiento de una tarde. La experiencia que propone Phobia Game Studio tiene un ritmo tan bueno, tan natural y tan digerible que es una l¨¢stima que a veces rompa ese flow con las secciones en las que controlamos a un humano. Son secciones muy puntuales, pero que chocan dr¨¢sticamente con la agilidad y la fuerza del resto del juego. En ellas resolvemos puzles muy b¨¢sicos, quiz¨¢ demasiado, y poco m¨¢s. La obra se ralentiza hasta el extremo y esto perjudica a un t¨ªtulo centrado en que nos movamos, ya sea con sigilo o arrasando con todo. Carrion brilla cuando nos deja balancearnos deprisa con nuestros tent¨¢culos, pero se oscurece cuando frena en seco para colar un puzle innecesario y desarrollar una historia algo insulsa. No es un juego del que esperemos un argumento espectacular y por ello nos extra?a tanto que sea la propia obra la que entorpezca su punto fuerte, la movilidad, con secciones tan pesadas.

Gore pixelado

Los momentos en los que Carrion se desboca y nos invita a explorar cada rinc¨®n del laboratorio, dej¨¢ndonos libertad para decidir si queremos hacerlo en silencio o aniquilando todo lo que se nos ponga por delante, la convierten en una producci¨®n m¨¢s que recomendable. Junto a un trabajo gr¨¢fico que har¨¢ las delicias de los fans del pixel-art y de la animaci¨®n bidimensional, adem¨¢s de un apartado sonoro colmado de efectos espectaculares, Carrion es el perfecto 7. Un juego bastante redondo y s¨®lido que, sin revolucionar nada, proporciona una tarde de diversi¨®n directa, sencilla y accesible. Y a veces no tenemos que pedirle mucho m¨¢s a un videojuego.

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