Paper Mario: The Origami King, v¨ªdeo an¨¢lisis

Paper Mario vuelve por la puerta grande. La que es seguramente una de las subseries m¨¢s queridas de Nintendo llevaba entregas en horas bajas, con experimentos que no sal¨ªan del todo bien y se alejaban de la grandeza que caracteriz¨® a las obras de Nintendo 64 y GameCube. Ahora, la consola h¨ªbrida recibe un t¨ªtulo que no es solo uno de los grandes dentro de la serie, sino que se consolida entre los m¨¢ximos referentes de una consola cuyo cat¨¢logo de exclusivos de calidad empieza a ser muy numeroso. Estamos de enhorabuena: Paper Mario: The Origami King es el regreso triunfal que est¨¢bamos esperando.

Dejemos algo desde el principio: no es un RPG; no es un juego de rol ni hay sistema de subida de experiencia. Intelligent Systems ha querido hacer una aventura, por encima de todo, con una dosis de exploraci¨®n superlativa a trav¨¦s de diferentes mundos abiertos e interconectados. Partiendo de Villa Toad, tendremos acceso a media decena de mundos con sus propios entornos, ecosistemas, ambientaci¨®n, personajes ¨²nicos, historias y mec¨¢nicas. Es una caja de sorpresas constantemente y eso, en un juego de m¨¢s de treinta horas, se agradece sobremanera.

Pero empecemos por el principio, ?qu¨¦ est¨¢ pasando aqu¨ª? La raz¨®n de ser de este viaje no es nada complejo, pensado para ser f¨¢cil de entender en todo tipo de p¨²blicos y con un sentido del humor que no se averg¨¹enza de ser extravagante, sino que se enorgullece de ello. Ondea la bandera de la irreverencia y la hace suya para que todo valga. A grandes rasgos, este tipo con flequillo pronunciado y cara de pocos amigos, el rey Olly, ha raptado a la Princesa Peach y la ha transformado en origami. No corto con eso, ha arrancado de un pedazo el propio castillo, se lo ha llevado vete t¨² a saber d¨®nde y lo ha protegido con enormes serpentinas. ?Nuestro papel? F¨¢cil: romper todas las serpentinas, liberar el castillo y, finalmente, recuperar a la susodicha siempre acompa?ados de Olivia, que es en ocasiones algo pesada, todo sea dicho.

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