Xenoblade Chronicles: Definitive Edition, an¨¢lisis

La perspectiva de explicar el argumento de Xenoblade Chronicles con el menor n¨²mero de destripes posibles en pleno 2020 tiene su punto divertido. A pocos meses de cumplirse la d¨¦cada desde su estreno original en Jap¨®n, el juego ya ha pasado a la historia como una instituci¨®n del g¨¦nero, la piedra sobre la que Monolith Soft ha construido su nueva iglesia. Quiz¨¢ sea algo pronto para entrar en analog¨ªas religiosas ¨Cincluso hablando de un Xeno¨C, pero con dos entregas y una expansi¨®n m¨¢s en el mercado, cifras ¡°million-seller¡±, asistencia a otras grandes producciones de Nintendo y la siempre significativa representaci¨®n en Super Smash Bros., es indudable que la aventura de Shulk ha cambiado las cosas para un estudio que no hace mucho creaba juegos tan nicho que sus localizaciones casi parec¨ªan decidirse a cara o cruz. Ahora Sakurai puede destripar con libertad una de sus principales revelaciones en un ataque especial que ver¨¢n millones de jugadores fuera de contexto porque, m¨¢s o menos oportuno, no deja de ser un halago a su huella cultural.

Por suerte para los jugadores reci¨¦n llegados a la saga o a esta entrega concreta (los veteranos pod¨¦is saltar al ¨²ltimo par de apartados si solo os interesan los cambios y el contenido de Future Connected), aqu¨ª nos vamos a contener algo m¨¢s. No por una simple cuesti¨®n de sentido com¨²n, o porque un embargo lo recomiende, sino porque el valor de Xenoblade no reside tanto en el peque?o detalle ¨Cuna muerte, un descubrimiento, una traici¨®n¨C como en la gran imagen que se dibuja de forma gradual, a veces gracias a fragmentos que ni siquiera se recogen en el camino principal. Siendo en su esqueleto un JRPG de Wii de presupuesto moderado, hay limitaciones y asperezas que ni siquiera esta Definitive Edition puede aliviar por completo. Con esto nos referimos a una serie de aspectos t¨¦cnicos, de dise?o y de puesta en escena que iremos tratando a lo largo del texto, pero que en ¨²ltima instancia no echan por tierra las virtudes porque, al igual que un destripe a destiempo, representan un peque?o porcentaje de algo que cobra diferente entidad cuando se eval¨²a como un todo.

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Robots, espadas y determinismo

Para ser justos, Xenoblade Chronicles tampoco es un juego que esconda con demasiado recelo sus giros de gui¨®n. Al igual que muchos otros autores ilustres del g¨¦nero, en el pasado Tetsuya Takahashi dej¨® patente tanto su gusto por las historias enrevesadas como su destreza para mantenerlas interesantes durante decenas de horas incluso bajo condiciones que distaban de ser ¨®ptimas ¨CXenogears a¨²n se puede definir como ejemplo quintaesencial de juego incapaz de abordar su propia escala narrativa¨C. Pero ese no es el caso de Xenoblade. De hecho, se trata pr¨¢cticamente del opuesto: el juego va primero, sea a nivel de mec¨¢nicas de combate, de interacci¨®n con otros personajes, de exploraci¨®n por extensos parajes naturales. El turno de las revelaciones, importantes para revigorizar el desarrollo argumental, viene despu¨¦s, pero ni son un motor tan importante, ni se contorsionan para satisfacer esa adicci¨®n al efectismo que pueden tener algunos creadores o fans de JRPGs.

Lo cierto es que Xenoblade adelanta con diferentes grados de sutilidad ¨Ca veces muy poca¨C casi todas sus sorpresas porque prioriza la coherencia y porque establece un peque?o juego psicol¨®gico con las expectativas de un jugador que, como Shulk, abre ventanas al futuro gracias a la espada Monado. Al igual que muchas otras cosas del juego, estas visiones cumplen una doble funci¨®n a la hora de entrelazar narrativa y jugabilidad, pero tambi¨¦n sirven para explorar el concepto de determinismo y plantear otro tipo de dualidad. Aunque ver el futuro es una habilidad digna de un dios ¨Cfigura ineludible en la obra de Takahashi¨C, el poder real reside en la capacidad para alterarlo, algo que Shulk puede conseguir o no seg¨²n la situaci¨®n. Esto crea un conflicto interesante, sobre todo a medida que Monado revela m¨¢s poderes y act¨²a como un deus ex machina tan literal como bien integrado ¨Cy por tanto, no realmente deus ex machina en el sentido habitual¨C: el ¨¦xito niega el fatalismo (la noci¨®n de destino inevitable), pero el fracaso surge de una falta de anticipaci¨®n o comprensi¨®n que hace que el h¨¦roe se sienta m¨¢s responsable de lo que ser¨ªa en condiciones normales.

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La l¨ªnea que separa la omnisciencia de la omnipotencia define tanto el camino de Shulk como algunos de los temas mayores que solo son revelados cuando alcanzamos una mejor comprensi¨®n sobre la naturaleza del mundo. Porque algo que novatos y veteranos seguramente ya compartir¨¢n es el conocimiento de que Xenoblade no transcurre en el t¨ªpico planeta o mapa plano, sino en dos titanes inertes cuyos cuerpos cuentan con diferentes arquitecturas y ecosistemas en funci¨®n de factores como el tama?o, la inclinaci¨®n o la temperatura de cada parte. Es un concepto ¨²nico, que motiv¨® el desarrollo en primer lugar y que incluso ahora, casi diez a?os despu¨¦s, resulta tan original como bien ejecutado. Su condici¨®n antag¨®nica, adem¨¢s, es el primer y m¨¢s importante conflicto introducido por el juego, ya que Bionis es cuna de vida org¨¢nica que incluye ¨Cpero no se limita a¨C humas (los humanos, vaya), mientras Mekonis alberga seres mec¨¢nicos, tambi¨¦n autoconscientes y m¨¢s avanzados tecnol¨®gicamente, que inician ataques con consecuencias catastr¨®ficas.

Esta rivalidad, de origen muy anterior al relato presente, sirve como catalizador para la aventura de Shulk, cient¨ªfico huma con dos atributos siempre agradecidos en el g¨¦nero: ni es un adolescente todav¨ªa formando su identidad ¨Caspecto que s¨ª termina siendo importante, pero no por cuestiones de edad¨C, ni se mueve ¨²nicamente por el esp¨ªritu altruista que empuja a tantos protagonistas a salvar al mundo. El motivo por el que tanto ¨¦l como su amigo Reyn inician el viaje es bastante m¨¢s prosaico (deseo de venganza tras uno de los ataques), y no es hasta que el grupo aumenta y se ampl¨ªan tantos los horizontes del jugador como del propio Shulk que la historia empieza a tomar un cariz algo m¨¢s t¨®pico, pero todav¨ªa interesante gracias a los misterios de Monado y a la minuciosa construcci¨®n del mundo. La verticalidad de Bionis no solo ofrece nuevos tipos de paisajes donde zonas previas o futuras se pueden ver a lo lejos, tambi¨¦n propone un ascenso literal a trav¨¦s de regiones habitadas por diferentes razas, con diferentes culturas, que en algunos casos se cruzan por primera vez y necesitan crear nuevos puentes si desean colaborar frente a una amenaza com¨²n.

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Por tanto, la primera parte del juego es en esencia un ¡°road trip¡± que puede recordar a la estructura de bastantes JRPGs, como por ejemplo el primer Baten Kaitos de la propia Monolith Soft, donde cada regi¨®n ten¨ªa su peque?o arco y aportaba un miembro nuevo al grupo. Pasado el ecuador, sin embargo, Xenoblade empieza a pivotar algo m¨¢s hacia el terreno habitual de Takahashi. Con el grupo completo y decenas de horas de exploraci¨®n por Bionis a nuestras espaldas, el argumento trastoca esa familiaridad e introduce nuevas perspectivas, nuevos conflictos, nuevos dilemas para los personajes. Por razones obvias no vamos a entrar en los pormenores, pero el modo en el que el gui¨®n gestiona a sus villanos permite alargar la ¨¦pica ¨Cy no es un decir, al final del camino se ve como tal¨C sin perder frescura o capacidad para sorprender. El resultado es la clase de viaje que para muchos conseguir¨¢ evocar aquel tiempo en el que los JRPGs ven¨ªan en varios discos y era inevitable preguntarse c¨®mo narices llenar¨ªan los siguientes despu¨¦s de tardar m¨¢s de 20 horas en terminar el primero.

Caminando entre titanes: Ritmo y estructura

Estimar la duraci¨®n de Xenoblade es, de hecho, una tarea un tanto complicada porque la variaci¨®n de jugador a jugador puede llegar a ser enorme. Pero incluso ignorando la gran mayor¨ªa de misiones secundarias (todas es poco recomendable porque resultar¨ªa en algunos desequilibrios de dificultad, aunque ya trataremos esto m¨¢s adelante), superar las 60 horas en nuestro camino hacia los cr¨¦ditos suena como una previsi¨®n razonable. Es un juego largo, muy largo. Pero tambi¨¦n es uno que sabe justificar su duraci¨®n con un desarrollo sorprendentemente ligero dadas las circunstancias ¨Cesto es, en comparaci¨®n con JRPGs de gran escala, evidentemente no con shooters o beat 'em ups de pocas horas¨C. Parte de esta ligereza surge del propio argumento, que no solo nos empuja entre regiones con relativa celeridad, tambi¨¦n se las arregla para alternar con frecuencia entre diferentes tipos de ambientaci¨®n y ¨Ctan o m¨¢s importante¨C dise?o estructural para mantener el desarrollo variado. La primera parte del juego en particular establece un ritmo casi musical a la hora de intercalar poblados, explanadas y la ocasional mazmorra interior.

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Esto tampoco significa que Xenoblade peque de predecible, no es que el reparto de contenido est¨¦ encorsetado mediante ciclos id¨¦nticos, pero definitivamente s¨ª hay un enfoque sistem¨¢tico en su forma de plantear la progresi¨®n. El tama?o de las zonas y la secuencialidad de la escalada por Bionis complica la implementaci¨®n de mapamundi al uso ¨Cel regreso a regiones previas se realiza v¨ªa men¨²¨C, as¨ª que cualquier sensaci¨®n de linealidad se intenta mitigar desde el dise?o. La pierna de Bionis, por ejemplo, ofrece exploraci¨®n abierta en dos enormes llanuras situadas a diferentes niveles de altura, rodeadas por caminos o cuevas perif¨¦ricas con peligros de alto nivel que incentivan un regreso posterior; la mina de ¨¦ter que va justo despu¨¦s funciona como la cl¨¢sica mazmorra con espacios cerrados, ramificaciones, mayor aglomeraci¨®n de enemigos y un avance vertical que rompe la tendencia de la pierna; y luego, al regreso a la superficie, el manglar de Satorul recupera la horizontalidad y alivia la claustrofobia, pero marca diferencias con la pierna al proponer una orograf¨ªa bastante m¨¢s accidentada, adem¨¢s de un radical cambio ambiental entre el d¨ªa y la noche.

Dicho esto, aqu¨ª es donde podemos empezar a mirar a Definitive Edition como producto actual, porque esta variedad y escala tienen cierta contrapartida en un dise?o de riqueza algo desigual: la propia pierna, apabullante como era en Wii, ahora evidencia una menor complejidad y densidad que las llanuras de Primordia en Xenoblade X o la provincia de Gormott en Xenoblade 2. Y no se trata de una mera cuesti¨®n gr¨¢fica ¨Caunque es cierto que el nivel de detalle tambi¨¦n sigue por debajo de las entregas posteriores a pesar del minucioso proceso de modernizaci¨®n¨C, sino de una limitaci¨®n a nivel estructural. Un ejemplo f¨¢cil para ilustrarlo se encuentra en Ocarina of Time 3D, que en su d¨ªa recibi¨® una actualizaci¨®n similar a la de este Xenoblade y se col¨® de nuevo entre lo mejor de una generaci¨®n tecnol¨®gica posterior a la suya gracias al dise?o de mazmorras, el ritmo de progresi¨®n y el trabajo con los personajes en dos l¨ªneas temporales diferentes. Lo que seguramente ning¨²n jugador novato (en 3DS) consider¨® fue que su campi?a, formada por una sencilla llanura alrededor del Rancho Lon Lon, era algo por encima del est¨¢ndar moderno, y m¨¢s o menos eso es lo que vuelve a ocurrir ahora con algunos de los escenarios anta?o m¨¢s abrumadores.

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?reas como la selva de Makna, el macizo de Valak o incluso alg¨²n entorno urbano como Alcamoth necesitaban simplificar las cosas en t¨¦rminos de geometr¨ªa para extenderse tanto como se extend¨ªan, lo que en el marco de Wii era un sacrificio l¨®gico y necesario, pero en Switch se hace notar m¨¢s a pesar de retoques en la carga poligonal y un texturizado completamente nuevo. Debemos insistir, para no crear la idea equivocada, en que el trabajo de Monolith Soft con Definitive Edition es ejemplar. Como renovaci¨®n a medio camino entre el remaster y el remake s¨ª marca un nuevo est¨¢ndar para Nintendo, superior al visto en The Wind Waker HD o Twilight Princess HD durante la etapa Wii U. El problema es que precisamente Monolith, sea en sus propios juegos o en los que asisti¨® a otros estudios ¨Cla identificaci¨®n de puntos de referencia en Breath of the Wild tiene m¨¢s de Xenoblade que de Zelda¨C, ha seguido empujando el list¨®n desde entonces, as¨ª que ahora es dif¨ªcil volver atr¨¢s y maravillarse del mismo modo con creaciones pasadas si se basan en la misma filosof¨ªa de dise?o que han estado refinando en hardwares m¨¢s potentes durante a?os.

La restricci¨®n del primerizo

Aclarado esto, importante para jugadores interesados en iniciarse despu¨¦s de jugar a t¨ªtulos m¨¢s recientes y tecnol¨®gicamente avanzados, nuestra intenci¨®n tampoco es decir que el juego se ha quedado anticuado o ya no es recomendable. Todo lo contrario. Del mismo modo que la campi?a de Hyrule data, pero no estropea la experiencia con Ocarina of Time, el hecho de que Xenoblade no est¨¦ a la vanguardia de entornos extensos y frondosos no significa que no siga teniendo muchas cosas a su favor, a veces incluso por encima de sus sucesores. Sin salir del terreno del dise?o de niveles todav¨ªa, algo de lo que puede presumir es que, aunque quiz¨¢ no tenga los picos de otros Xenoblade, s¨ª es algo m¨¢s constante a la hora de mantener ese ritmo de introducci¨®n y diversificaci¨®n de zonas. Sin nombrar lugares espec¨ªficos, la recta final decide girar diferentes engranajes y se aproxima una pizca al terreno del dungeon crawler, lo que por un lado refuerza su variedad frente a Xenoblade X ¨Ccasi siempre centrado en espacios abiertos¨C y por otro le permite mirar de t¨² a t¨² a un Xenoblade 2 algo m¨¢s sencillo y lineal en el tramo equivalente.

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Otro factor a tener en cuenta es una clase de restricci¨®n que en su momento pudo ser producto de limitaciones ¨Ct¨¦cnicas, art¨ªsticas o econ¨®micas¨C, pero ahora seguramente le valdr¨¢ la afinidad de jugadores quiz¨¢ no tan c¨®modos con la direcci¨®n hacia la que ha empujado Monolith Soft en ciertas cosas. Retomando el argumento y, sobre todo, la puesta en escena, el regreso despu¨¦s de Xenoblade 2 tambi¨¦n evidencia un tono algo m¨¢s sobrio. Desde el gui¨®n hasta el dise?o de los personajes, pasando por las coreograf¨ªas de acci¨®n, retratan un juego un poco menos proclive al histrionismo anime. Con esto tampoco queremos atribuir a la secuela una connotaci¨®n negativa, porque es algo completamente sujeto a gustos. Ni dar a entender que Xenoblade carece de frivolidad o espect¨¢culo, porque desde luego no es el caso. Desde el humor nopon ¨Cte guste o lo detestes¨C hasta las declaraciones sobre el poder de la amistad o las estilizadas exhibiciones de las habilidades de Monado, los universos de Shulk y Rex est¨¢n claramente hermanados en m¨¢s de un sentido, aunque tanto el melodrama como la energ¨ªa del primero se mantienen en un perfil m¨¢s bajo.

Eso s¨ª, esta moderaci¨®n, aunque respaldada por un gui¨®n s¨®lido y un buen doblaje tanto en japon¨¦s como ingl¨¦s ¨Caqu¨ª Shulk definitivamente gana la partida a Rex¨C, tambi¨¦n convive con algunas animaciones reminiscentes de la era PS2. Esto solo es parcialmente consecuencia de su origen en Wii, ya que las secuencias clim¨¢ticas despliegan un nivel por momentos a la altura de las novedades Switch. El desequilibrio no surge tanto de una limitaci¨®n tecnol¨®gica como de la necesidad de crear una librer¨ªa de animaciones b¨¢sicas (caminar, girar, gesticular en reposo) f¨¢cilmente implementables en las docenas y docenas de secuencias cotidianas donde para la gran mayor¨ªa de estudios no ser¨ªa un objetivo realista personalizar cada interacci¨®n. Puede sonar petulante dedicar un p¨¢rrafo a esto, pan de cada d¨ªa en JRPGs de gran escala ¨Cincluyendo los otros Xenoblade¨C, pero es un fen¨®meno bastante llamativo aqu¨ª porque, ir¨®nicamente, el gran trabajo mejorando sobre el esqueleto original deriva en una relaci¨®n algo anacr¨®nica entre la calidad de los modelados y sus ocasionales movimientos rob¨®ticos. M¨¢s, por ejemplo, que en la restauraci¨®n de Final Fantasy XII que Switch recibi¨® el a?o pasado ¨Caunque menos retocado, los valores de producci¨®n originales fueron mayores y despliega un nivel m¨¢s alto en esa faceta concreta¨C.

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Fundamentos de combate: MMORPG sin MMO

Conste que la repentina menci¨®n a Final Fantasy XII no es a capricho porque nos sirve para pasar al combate y ver c¨®mo se relaciona con la exploraci¨®n, la gesti¨®n de personajes o la participaci¨®n en infinidad de misiones secundarias. Aqu¨ª las cosas se complican, pero no en un sentido negativo, sino m¨¢s literal. Porque aunque en esto tambi¨¦n se aplique lo de una mayor moderaci¨®n que sus secuelas, el primer Xenoblade ya puso tantas cosas sobre la mesa que es f¨¢cil sentirse algo apabullado incluso al volver en 2020. Por eso usaremos FF XII como atajo, porque ambos comparten esa filosof¨ªa de ¡°MMORPG offline¡± que no siempre ha conquistado a los fans de los JRPGs m¨¢s tradicionales, pero que funciona a la hora de mantener al jugador siempre en movimiento, yendo de pelea en pelea sin interrupciones ni privarlo de estrategia y profundidad por ello. La combinaci¨®n entre control directo sobre el personaje, ataques normales autom¨¢ticos y artes manuales recargables significa que el posicionamiento es importante, pero las estad¨ªsticas y un buen conocimiento de los sistemas internos siguen decidiendo el desenlace de cada combate.

Shulk, como protagonista principal y portador de Monado, es la elecci¨®n por defecto y la m¨¢s recomendable para iniciarse porque cuenta con dos ventajas claras. La primera, que gran parte de sus artes aumentan la efectividad en funci¨®n de su posici¨®n respecto al enemigo atacado, sea frontal, lateral o trasera, as¨ª que siempre hay alicientes para moverse y ser m¨¢s proactivo en combate. Esta contextualidad se detalla mediante el dibujo de las propias artes ¨Cque en su caso ya tienden a ser espadas en diferentes posiciones¨C, una descripci¨®n poco intrusiva en la interfaz y, como novedad de Definitive Edition, un indicador azul que solo aparece en el momento en el que elegir cualquier arte ofrezca alguna ventaja. Claro que estas oportunidades a su vez dependen de una mec¨¢nica llamada rabia, que rige a qui¨¦n ataca cada enemigo y se puede manipular con artes que la atrae o la rechaza, convirti¨¦ndose en uno de los factores fundamentales a la hora de decidir qu¨¦ personajes acompa?an a Shulk en cuanto empiezan a aumentar las opciones disponibles.

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Luego, las artes tambi¨¦n vienen codificadas mediante colores que identifican otra funci¨®n extra, a veces relacionada y a veces independiente de la posici¨®n. El color rojo, por ejemplo, permite reconocer al instante comandos ofensivos; el naranja, auras de estado; y el azul, t¨¦cnicas m¨¢s diversas como curaciones o desv¨ªos de rabia. La mayor¨ªa de estas artes funcionan por su cuenta, pero las de color rosa adem¨¢s introducen un escalado por diferentes estados: si su funci¨®n com¨²n, la desprotecci¨®n, surte efecto, empezar¨¢ una cuenta atr¨¢s durante la que un arte de color verde causar¨¢ derribo, abriendo as¨ª una segunda cuenta durante la que un arte de color amarillo culminar¨¢ la cadena con aturdimiento del enemigo. Puesto que Shulk no dispone de esos tres colores en su repertorio, la secuencia solo se completa con la asistencia de uno o varios compa?eros controlados por la IA, que ¡°lee¡± bien cada situaci¨®n, pero se rige por las mismas limitaciones y tiempos de espera en el uso de artes. Por tanto, aunque no de forma directa, el ¨¦xito sigue quedando en manos del jugador por la necesidad de aumentar la disponibilidad mediante la construcci¨®n de un equipo que sume varias opciones y la mejora individual de cada arte para acelerar la regeneraci¨®n.

Sobre el papel puede sonar confuso, pero en la pr¨¢ctica las mec¨¢nicas se introducen de forma gradual, el juego hace un buen trabajo con los tutoriales y ahora, adem¨¢s, los comentados indicadores azules (artes de ocasi¨®n) tambi¨¦n asisten en la elaboraci¨®n de cadenas ¨Caunque se pueden desactivar si no queremos tanta ayuda¨C. Una vez interiorizados los fundamentos, lo que aqu¨ª ocupa un par de frases en el juego se ejecuta en un par de segundos, as¨ª que es f¨¢cil entrar en una rutina eficiente e incluso animarse a rotar para experimentar con los otros personajes. Todos son diferentes y ¨²tiles de un modo u otro, e incluso es viable hacer un equipo sin el propio Shulk salvo en tramos muy espec¨ªficos. Aunque para no liar m¨¢s la cosa, seguiremos con ¨¦l porque todav¨ªa quedan mec¨¢nicas importantes en el tintero: las artes personales y las visiones. Las artes personales son t¨¦cnicas exclusivas de cada personaje que ocupan la posici¨®n central y, a diferencia de las dem¨¢s, no se cargan con el tiempo, sino a medida que hacemos ataques normales. Si record¨¢is, antes dijimos que jugar con Shulk ten¨ªa dos ventajas, y justo aqu¨ª aparece la segunda. Porque en su caso el arte personal no es una simple t¨¦cnica, sino el acceso a otro submen¨² con las artes de Monado.

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Como adelantamos antes, estas habilidades se introducen a trav¨¦s del argumento para luego quedar en el repertorio. Sus funciones van desde habilitar el da?o de cualquier arma contra los robots de Mekonis hasta crear escudos alrededor de nuestros compa?eros o anular auras enemigas que act¨²an como contramedida defensiva. Adem¨¢s de las ¨²tiles artes de ocasi¨®n, aqu¨ª Definitive Edition tambi¨¦n ha implementado un nuevo indicador en forma de p¨²as moradas que alertan desde el marcador del nombre de rivales con esta clase de peculiaridades. Y despu¨¦s, claro, est¨¢n las visiones, que en realidad no requieren tener a Shulk en el equipo principal, pero te¨®ricamente existen por su presencia en el grupo. Como su nombre indica, son breves secuencias que adelantan un ataque inminente con efectos de cierta importancia, sea la muerte de un personaje u otra incapacidad. Estas visiones pueden llegar a ser algo intrusivas, sobre todo contra enemigos duros que activan varias en el transcurso del combate, pero introducen otro elemento t¨¢ctico al establecer una prioridad a corto plazo ¨Ccurar, usar escudos, manipular rabia¨C y tambi¨¦n permitir dar ¨®rdenes directas a nuestros compa?eros para cambiar ese posible desenlace.

Y esto nos lleva, por fin, a la barra de grupo. Este indicador, situado en la esquina superior izquierda, se divide en tres fragmentos que se llenan al ejecutar artes con su efecto ¨®ptimo y animar a los otros miembros en momentos determinados ¨Caparece un icono para ello¨C. Cada una de estos fragmentos se puede canjear para revivir a un aliado ca¨ªdo o elegir una acci¨®n de su repertorio si estamos bajo el aviso de una visi¨®n. Pero si dejamos que se llene al completo, podemos canjear los tres fragmentos a la vez, paralizar el tiempo y entrar en un modo donde eligimos por orden un arte de cada personaje. Esta es una de las mec¨¢nicas m¨¢s ¨²tiles e importantes a la larga porque por un lado aumenta la efectividad de las cadenas de desprotecci¨®n/derribo/aturdimiento ¨Ca la ventaja de la selecci¨®n manual a?ade una regeneraci¨®n de artes¨C y por otro introduce cadenas basadas en el color de las artes para multiplicar da?o. La gracia aqu¨ª es que: uno, las artes personales funcionan como comod¨ªn, permitiendo cambiar el color de la cadena en medio del proceso; dos, un correcto uso de artes reanuda el relleno la barra, preparando el terreno para usos futuros; y tres, la afinidad entre personajes permite alargar las cadenas por encima de los tres turnos iniciales.

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Afinidad e intersistemas: Todo est¨¢ conectado

Precisamente la afinidad nos sirve para salir de las peleas, pero sin perderlas de vista. Porque aunque todo lo expuesto hasta ahora pueda dar la sensaci¨®n contraria, lo cierto es que el combate de Xenoblade, una vez dominado, es tremendamente ¨¢gil, apenas requiere medio minuto para resolver la mayor¨ªa de encuentros ¨Clos jefazos son otra historia, aunque tampoco se alargan como en otros JRPGs¨C e incluso reinicia salud y estados alterados al terminar para mantenernos en marcha. La clave, adem¨¢s de entender c¨®mo funcionan estas mec¨¢nicas y otras en las que no entraremos por el bien de la brevedad ¨Caunque quiz¨¢ sea algo tarde para eso¨C, reside en la preparaci¨®n. En el trabajo previo gestionando equipamiento, mejorando artes y un largo etc¨¦tera t¨ªpico del g¨¦nero, pero que en el caso de Xenoblade tiene una particularidad a?adida por la intricada red de sistemas que relacionan a los personajes entre s¨ª y con los dem¨¢s habitantes del mundo. Porque esas declaraciones sobre el poder de la amistad, ?o?as como pueden resultar para los paladares m¨¢s austeros, tambi¨¦n son un tema transversal que enlaza narrativa con mec¨¢nicas.

En cierto sentido, la afinidad funciona como una forma de divisa paralela a la experiencia y el dinero, ya que se emplea en una serie de actividades conectadas y retroalimentadas entre s¨ª. Del mismo modo en el que animar a compa?eros y entrar en cadenas de grupo sube la afinidad para luego aumentar la efectividad de ese mismo proceso, dicho incremento tambi¨¦n impacta en los resultados del refinamiento de cristales, en la posibilidad de asignar poderes (mejoras pasivas) de unos personajes a otros, o en el desbloqueo de conversaciones opcionales que permiten conocerlos mejor y ¨Cen caso de elegir las respuestas adecuadas¨C seguir aumentando la afinidad para perpetuar el bucle. El refinamiento de cristales, ya que estamos, es otro de los sistemas m¨¢s importantes del juego, puesto que permite convertir objetos que sueltan los enemigos o se extraen de yacimientos de ¨¦ter en gemas equipables. Estas gemas se asignan en ranuras de las piezas del equipo y reportan mejoras tan variadas como m¨¢s fuerza, cantidad de vida, resistencia a diferentes estados, velocidad de carrera (recordad esto, porque lo retomaremos) o agilidad, atributo fundamental porque permite encarar a enemigos de nivel alto sin que esquiven nuestros ataques.

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Otra fuente importante de afinidad reside en las misiones secundarias, donde se intercalan di¨¢logos entre los componentes activos del grupo ¨Cbastante derivativos, eso s¨ª¨C al aceptar y resolver encargos. Claro que esto solo ocurre con las de determinado tipo, porque aqu¨ª nos toca introducir otra distinci¨®n importante: en Xenoblade, las secundarias se dividen entre misiones encargadas por NPCs an¨®nimos ¨Cdesignados como ¡°habitante de X lugar¡±¨C y misiones encargadas por NPCs con nombre propio. Las primeras son una simple disculpa para derrotar enemigos o localizar objetos por los mapas, y se completan de forma autom¨¢tica al cumplir los requisitos sin necesidad de volver al NPC en cuesti¨®n para cobrar la recompensa. Lo que en t¨¦rminos coloquiales se suele tachar de ¡°relleno¡±, contenido del todo prescindible, pero que cumple una funci¨®n ¨²til si queremos complementar la exploraci¨®n con objetivos ¨Cy beneficios¨C extra. Dado su funcionamiento, podemos aceptar todas las que veamos al merodear las ciudades, y a partir de entonces aparecer¨¢n indicadores sobre enemigos o objetos asociados a esos encargos incluso aunque no formen parte de una misi¨®n seleccionada como prioritaria (esto es novedad de Definitive Edition).

Las otras misiones, las de personajes con nombre, s¨ª tienen algo m¨¢s de miga. Mec¨¢nicamente tampoco hay mucha diferencia salvo por contadas excepciones porque, a fin de cuentas, Xenoblade se basa en explorar, pelear y seguir explorando. Pero lo que s¨ª hacen, aparte de incentivar salirse de la ruta principal ¨Cque abarca una fracci¨®n m¨ªnima de lo que hay para ver¨C, es aderezar las tareas con peque?as historias que perfilan mejor el mundo del juego, profundizan algo m¨¢s en las particularidades de las diferentes culturas de Bionis y tejen una gran red de conexiones entre NPCs que poco a poco van completando su propio afinigrama. Estos personajes se registran autom¨¢ticamente al hablar con ellos, incluso aunque no tengan nada para encargar en ese momento, y a medida que cumplimos tanto las tareas disponibles como avanzamos por la historia principal aparecen nuevas misiones, con nuevas interacciones, ocasionales toma de decisiones e incluso relocalizaciones de personajes a otros poblados ¨Csea propiciado por nuestra intervenci¨®n o por eventos predeterminados de la trama¨C. Este afinigrama, adem¨¢s, sirve para rastrear localizaciones, horarios y los cat¨¢logos personales de trueque de objetos que tambi¨¦n crecen a medida que cumplimos misiones y aumenta la afinidad global de cada zona.

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Definitive Edition: Muchas mejoras y alguna oportunidad perdida

Este apartado entronca con el anterior, pero hacemos el salto para recibir de nuevo a aquellos conozcan el original al dedillo y hayan preferido centrarse en las diferencias de Definive Edition. Durante el avance ya comentamos que m¨¢s all¨¢ del completo retexturizado o la mejor¨ªa de algunos modelados ¨Chay enemigos comunes reemplazados por sus versiones de Xenoblade 2¨C, el cambio m¨¢s trascendental reside en el renovado sistema de men¨²s y la facilidad para rastrear los objetivos de las misiones. El desarrollo principal nunca tuvo p¨¦rdida al disponer de una flecha que indicaba la direcci¨®n general en todo momento, algo que ahora se ha reenfocado como una ruta de puntos en el minimapa (estilo GTA). Las misiones secundarias, en cambio, a menudo derivaban en confusi¨®n al combinar problemas como la ausencia de esa misma flecha, informaci¨®n detallada sobre la localizaci¨®n de enemigos o NPCs con rutinas que les hacen desaparecer durante determinadas horas del d¨ªa y, por supuesto, la dependencia de RNG (generaci¨®n aleatoria) en el reparto de objetos que en los escenarios se muestran id¨¦nticos hasta que los recogemos.

Definitive Edition alivia la gran mayor¨ªa de los inconvenientes gracias a ajustes como la implementaci¨®n de esas mismas rutas de puntos en secundarias, el reparto de signos de exclamaci¨®n por los objetivos ¨Csean personajes, criaturas o ¨ªtems¨C, los antes comentados listados de trueques o la posibilidad de poner un marcador a cualquier NPC desde el afinigrama. Sin embargo, yendo un poco m¨¢s al detalle, todav¨ªa queda margen de mejora, sobre todo a medida que profundizamos en la infinidad de misiones disponibles (m¨¢s de 400, aunque algunas ¡°caducan¡± y son irresolubles a partir de ciertos eventos). Por un lado, aunque ya no tan necesario, a¨²n se echa de menos un bestiario que recopile im¨¢genes, localizaciones y recompensas de cada enemigo. Adem¨¢s de incentivar el factor completista, algunos de estos datos facilitar¨ªan bastante ciertas b¨²squedas, en particular durante la reconstrucci¨®n de la Colonia 6, que ahora hace m¨¢s accesible su lista de objetivos, pero no dispone del rastreo de las misiones normales y vuelve a caer en algunos de los problemas del original.

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Algo parecido ocurre con la colecciopedia, ¨¢lbum donde s¨ª se clasifican los objetos de cada regi¨®n para conseguir bonificaciones ¨Cesto ya estaba presente en el original¨C, pero sorprende que el estudio no haya tomado nota de su propia idea y lo deje sin un rastreador manual como en el que tienen los NPCs en el afinigrama. Tambi¨¦n algo problem¨¢tico y sin retocar son los ratios que regulan la generaci¨®n de estos objetos. Incluso sabiendo d¨®nde se localizan por formar parte de una secundaria normal o por buscarlos en una gu¨ªa ¨Clas de Wii a¨²n valen, tiene eso a su favor¨C, algunos materiales siguen con un ¨ªndice de aparici¨®n muy bajo y obligan a volver una y otra vez o trastear con la carga de partidas. Es algo que tambi¨¦n se podr¨ªa ¨Cy puede, queda la opci¨®n de parches futuros¨C haber mitigado con una revisi¨®n de las ventanas de trueque: aunque su presencia es muy ¨²til, teniendo en cuenta que algunos de estos objetos no aparecen hasta que subimos la afinidad global de las zonas, otra alternativa ser¨ªa incluir las opciones restringidas en otro color para as¨ª incentivar su desbloqueo. Son detalles peque?os por su cuenta, sobre todo al lado de aquellos s¨ª mejorados, pero pueden causar un deterioro de la experiencia a largo plazo.

Algo a favor de Xenoblade es que, a diferencia de otros JRPGs cl¨¢sicos relanzados en consolas modernas, la base original es lo suficientemente s¨®lida como para no necesitar retoques radicales como un turbo que acelere la velocidad general o de los combates ¨Caqu¨ª podemos volver la mirada a FF XII¨C. Adem¨¢s, al aplicar retroactivamente funciones inauguradas por sus secuelas, Definitive Edition se convierte en un popurr¨ª m¨¢s completo y el punto de entrada ideal para nuevos jugadores. Por ejemplo, de Xenoblade X toma tanto la posibilidad de asignar equipamiento est¨¦tico ¨Cpara que el aspecto de los personajes no dependa en exclusiva de la optimizaci¨®n de estad¨ªsticas¨C como la carrera autom¨¢tica, aunque lamentablemente no hay sprint y nos deja con la sensaci¨®n de que tambi¨¦n se podr¨ªa haber ajustado la velocidad base. Se puede aumentar hasta un 25% con gemas, punto en el que la exploraci¨®n de las regiones m¨¢s extensas gana enteros. Pero, aunque es f¨¢cil no reparar en ello al empezar, tras acostumbrarnos al uso de gemas y volver atr¨¢s ¨Cbien por necesitar su ranura para otras de combate o bien porque algunas misiones nos hacen cambiar temporalmente a un personaje sin ellas¨C queda patente que el valor inicial se beneficiar¨ªa de un peque?o incremento.

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Y es que, para bien o para mal, est¨¢ claro que Definitive Edition es ante todo hermano de Xenoblade 2, y eso se aplica tanto a la carga narrativa como al dise?o o la movilidad general. De la entrega m¨¢s reciente es tambi¨¦n de la que m¨¢s cosas incorpora, como un modo experto que permite gestionar de forma manual la subida ¨Co incluso bajada¨C de niveles, algo que en Wii era autom¨¢tico y pod¨ªa crear desfases si hac¨ªamos muchas secundarias antes de avanzar. Como contrapartida, tambi¨¦n a?ade un modo relajado (f¨¢cil) que se puede activar en cualquier momento para bajar la dificultad. En el modo normal no tiende a ser muy elevada, pero dado que algunos jugadores pueden caer en el caso opuesto si quieren acelerar su progreso por la trama ¨Chay instancias de jefes que suben bastante el nivel respecto a los previos en un lapso peque?o¨C, es una funci¨®n que seguramente encontrar¨¢ beneficiarios.

Por otro lado, ahora tambi¨¦n se estrena un modo contrarreloj que, al igual que el modo f¨¢cil, en Xenoblade 2 fuera implementado post-lanzamiento ¨Cy como parte del Season Pass¨C. Es m¨¢s o menos lo que suena, una serie de desaf¨ªos de dificultad creciente donde no conseguimos experiencia o afinidad, pero s¨ª objetos muy ¨²tiles como gemas o equipamiento exclusivo para el resto del juego. Aqu¨ª cabe matizar que existen dos modalidades: una libre, que se puede ¡°romper¡± al entrar con un nivel mucho m¨¢s alto de lo recomendado alto; y otra restringida, donde no el juego no solo nos reajusta a un nivel espec¨ªfico, sino que adem¨¢s personaliza el grupo, su equipamiento e incluso el personaje manejado para que el jugador tenga que demostrar su conocimiento del sistema adapt¨¢ndose a cada situaci¨®n.

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Por ¨²ltimo, otro a?adido heredado de Xenoblade 2 es la sala de proyecciones, men¨² desde el que podemos volver a ver las secuencias y las conversaciones de afinidad ¨C¨²til para curiosear di¨¢logos alternativos¨C, personalizando adem¨¢s detalles como condiciones?meteorol¨®gicas o equipamiento de los personajes. Relacionado con esto, algo llamativa resulta la omisi¨®n del reproductor de m¨²sica que hab¨ªa en la versi¨®n de New 3DS. Sorprende precisamente porque en Definitive Edition el equipo se ha tomado la molestia de revisar la banda sonora con nuevos arreglos. La original de Wii sigue como opci¨®n para nost¨¢lgicos, pero la nueva tiende a sonar m¨¢s clara y natural gracias a cambios en la instrumentalizaci¨®n, nuevos acordes y pistas vocales re-grabadas a mayor calidad o incluso implementadas en temas donde antes no hab¨ªa. Bajo estas l¨ªneas dejamos algunas muestras para que os hag¨¢is una idea.

Future Connected: Saldando cuentas con Melia, pero no con el rendimiento

Otro detalle que nos habr¨ªa gustado ver implementado en el juego base, pero que de momento se queda como una particularidad exclusiva de Future Connected, es la del nivel recomendado para cada misi¨®n en el men¨² de secundarias. Al menos su aparici¨®n invita al optimismo de cara a pr¨®ximas entregas. La paradoja de Monolith Soft es que se mueve en semejantes t¨¦rminos de escala y ambici¨®n que a veces pierde de vista las cosas m¨¢s sencillas, los detalles que mejoran la calidad de vida con relativamente poco esfuerzo. As¨ª que cada vez que da otro de esos peque?os pasos en la direcci¨®n correcta, aumentan las expectativas yendo hacia delante. Dicho eso, como peque?a aventura en clave de ep¨ªlogo, Future Connected ten¨ªa la ventaja de que pr¨¢cticamente cualquier contenido nuevo, aunque no pasase de unas pocas secuencias, iba a ser bien recibido. Tantos a?os despu¨¦s del lanzamiento original y con el contenido ya desbordando sin necesidad de a?adir nada, seguro que pocos esperaban que Monolith Soft fuese m¨¢s all¨¢ y convertiese una actualizaci¨®n gr¨¢fica y jugable de esta clase en una tard¨ªa ¡°versi¨®n GOTY¡± con su propia expansi¨®n incluida.

Claro que despu¨¦s del lanzamiento de Xenoblade 2, argumentalmente independiente, pero al mismo tiempo gui?o gui?o ¨Cahorramos detalles porque la conexi¨®n es algo que se debe descubrir jugando¨C, el anuncio de Future Connected probablemente tambi¨¦n dispar¨® la imaginaci¨®n de los fans de un modo que ahora puede volverse un poco en su contra. En palabras del propio Takahashi, esta ampliaci¨®n tiene relevancia para el futuro de la saga, aunque al jugarlo de primera mano, con el contexto actual, sus prioridades se concentran sobre todo en el presente. Como aventura de peque?a escala destinada a jugarse justo despu¨¦s de terminar el juego principal ¨Cse puede antes, pero no es recomendable porque suelta destripes desde la secuencia introductoria¨C, Future Connected centra el foco en sus personajes, particularmente Melia, para ponernos al d¨ªa sobre el universo Xenoblade desde una perspectiva ¨ªntima y bastante distendida. Su objetivo no es sorprendernos con grandes revelaciones ni escalar de nuevo el conflicto hacia cotas comparables a las del juego base, sino mostrar que no todos los problemas se solucionan de golpe tras los cr¨¦ditos, y que los protagonistas siguen con sus vidas a pesar de ello, reflexionando, aprendiendo e incluso haciendo frente a algunos traumas del pasado.

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El hecho de centrarlo en Melia es una decisi¨®n inspirada teniendo en cuenta su arco a lo largo de la historia principal y que reintroducir el mundo a trav¨¦s de sus ojos permite dar a la aventura un tono algo m¨¢s maduro a pesar de la levedad general. Tanto Shulk como Kino y Nen¨¦ ¨Chijos de Riki que en combate cumplen los mismos roles que Sharla y Reyn¨C se apuntan para darle la r¨¦plica y tener esas interacciones m¨¢s desenfadadas marca de la casa, pero pr¨¢cticamente todo el argumento gira en torno a las dificultades de la raza ¨¦ntida, dejando el ¡°futuro conectado¡± como un hilo de fondo que motiva los eventos, pero no acapara realmente el protagonismo. En ese sentido, alg¨²n fan puede sentirse decepcionado, pero la expansi¨®n es s¨®lida en cualquiera de los casos. El hombro de Bionis, enorme regi¨®n descartada del juego original, se ha redise?ado y repoblado para albergar una cantidad considerable de contenido. Terminarlo puede llevar en torno a 6-8 horas, aunque la cifra se dobla si queremos descubrir cada rinc¨®n y cumplir cada misi¨®n.

Es cierto que esta extensi¨®n depende de un notable reuso de material. Aunque hay melod¨ªas nuevas para combates y exploraci¨®n, las secuencias casi siempre recurren a las conocidas. Y en t¨¦rminos de enemigos, solo un par de excepciones evitan que toda la selecci¨®n est¨¦ sacada directamente del juego principal. El cambio m¨¢s significativo, adem¨¢s de una nueva variante de criaturas m¨¢s poderosas (los nebularios) y algunos retoques en el sistema de mejoras (las gemas ahora se extraen de los yacimientos de ¨¦ter y los niveles avanzados de artes se compran con las medallas que sueltan los enemigos ¨²nicos), reside en la figura de los ponspectores. Estos nopon se reparten por todo el mapa y, tras encontrarlos y cumplir sus encargos, se incorporan al grupo con rol pasivo a la espera que llenemos la barra de grupo del mismo modo que en el juego base. Una vez completada y activada, los tradicionales ataques en cadena dejan paso a los combos de ponspector, breves secuencias donde a mayor precisi¨®n pulsando el bot¨®n B en el momento adecuado, mayor efectividad del combo en cuesti¨®n ¨Cque puede estar orientado a infligir da?o, aturdimiento o curar al equipo¨C.

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Es un acomodamiento acorde al resto de Future Connected, que dado su formato m¨¢s concentrado no puede introducir la profundidad de una entrega completa o incluso de una expansi¨®n de venta por separado como Torna. Como pieza individual seguro que a muchos les dejar¨ªa con ganas de m¨¢s, pero como acompa?ante de un juego de m¨¢s de 100 horas, que al final del d¨ªa es lo que es, se trata de un gesto que cuesta no agradecer. Su principal inconveniente, en realidad, no viene por la parte de la trama, el dise?o o el combate, sino por el recordatorio de que el modo port¨¢til y los juegos de Monolith Soft a¨²n no se terminan de llevar bien. Desde la llegada de Xenoblade 2, el estudio ha recurrido y sigue recurriendo al uso de resoluci¨®n din¨¢mica para combatir las ca¨ªdas de framerate. En el caso de Definitive Edition podemos decir que esto al menos s¨ª lo consigue casi siempre, ya que es un juego mucho m¨¢s estable que su antecesor ¨Caunque algunos tirones a¨²n son perceptibles en modo port¨¢til¨C. Pero la calidad de imagen es otra historia, sobre todo en Future Connected.

Valorar un caso como este es algo complicado porque, adem¨¢s de la tolerancia de cada uno a esta clase de ¡°trucos¡± ¨Cque no vemos por primera vez ni seguramente veamos por ¨²ltima¨C, la calidad fluct¨²a de momento a momento, de zona a zona, de pelea a pelea. Podr¨ªamos acompa?ar el texto de una veintena de im¨¢genes donde el modo port¨¢til pasa casi por dock, y otra veitena donde los artefactos de compresi¨®n distorsionan la hierba o un enemigo hasta extremos poco agradables. No es un caso tan grave como Xenoblade 2, pero el problema existe y aunque el juego ya ha sido actualizado una vez antes de la publicaci¨®n del an¨¢lisis, todav¨ªa queda trabajo por delante. Teniendo en cuenta que Definitive Edition, aunque gigantesco y precioso, tampoco es lo m¨¢s puntero de Switch ahora mismo, y que el uso de la tecnolog¨ªa de Xenoblade 2 se ha saldado con un dibujado de hierba m¨¢s aparente en la distancia ¨Ccuriosamente, esto se camuflaba mejor en Wii gracias a la menor resoluci¨®n y el uso de vegetaci¨®n 2D¨C, el resultado final vuelve a ser un tanto agridulce.

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