Spirit of the North, an¨¢lisis

Los videojuegos basados en experiencias contemplativas han evolucionado hasta convertirse, pr¨¢cticamente, en un g¨¦nero propio, aventuras en las que la interacci¨®n por parte del jugador es mucho menos acusada y determinante, apostando por potentes narrativas que pretenden sacudir las emociones de quienes juegan, incluso sacrificando muchos otros aspectos fundamentales de lo que uno pensar¨ªa que es un videojuego. Ejemplos hay muchos, especialmente en los ¨²ltimos a?os, con el fant¨¢stico Journey como el ejemplo reiterativo al que todos terminan acudiendo. Y Spirit of the North, obra del peque?o estudio indie Infuse Studio junto a la editora Merge Games, pretende seguir la senda de este tipo de experiencias donde la narrativa, la ambientaci¨®n y las sensaciones evocadoras ocupan gran parte de su oferta, aunque con resultados ni mucho menos brillantes; conozcamos m¨¢s de cerca el periplo de un zorro a trav¨¦s de g¨¦lidas y bellas localizaciones inspiradas en el folklore n¨®rdico en nuestro an¨¢lisis para PC, PS4 y Nintendo Switch.

Tras la pista de una misteriosa estela carmes¨ª

Spirit of the North nos sumerge en una historia que pretende despertar en el jugador sentimientos y sensaciones a trav¨¦s de una aventura completamente narrativa, sin di¨¢logos ni objetivos, ¨²nicamente a trav¨¦s de nuestro avance y una m¨ªnima interacci¨®n con el entorno. El juego apuesta por una ambientaci¨®n basada en el folclore n¨®rdico a trav¨¦s de bellos parajes naturales que parecen albergar los restos de una antigua civilizaci¨®n, ahora desaparecida. Bajo el pelaje de un ¨¢gil zorro, emprendemos un viaje on¨ªrico siguiendo la misteriosa estela carmes¨ª que ocupa un lugar destacado en el firmamento. No hay m¨¢s informaci¨®n; no sabemos qu¨¦ hacemos en mitad de la nieve. Solo nos queda avanzar para tratar de encontrar respuestas a tan intrigante contexto.

M¨¢s all¨¢ de estas particularidades al inicio de nuestro viaje, Spirit of the North no ofrece ning¨²n tipo de hilo argumental o razones que alimenten nuestra curiosidad. Simplemente avanzamos, decididos a dar con las respuestas que arrojen algo de luz. Y precisamente, la ausencia total de un hilo argumental invita al jugador a realizar sus propias confabulaciones, tratando de dar un sentido a trav¨¦s de la libre interpretaci¨®n y la imaginaci¨®n. En casos muy concretos funciona; en otros, como el que nos ocupa, no termina de hacerlo. En cualquier caso, y desde que damos con el primer elemento interactivo, todo invita a pensar en alg¨²n tipo de redenci¨®n de almas de seres antiguos que nos ayudan en nuestro avance, junto a una suerte de esp¨ªritu de zorro guardi¨¢n que nos gu¨ªa en nuestros primeros pasos a trav¨¦s de una misteriosa conexi¨®n y unos poderes lum¨ªnicos con los que tendremos que empezar a lidiar a trav¨¦s de los siguientes cap¨ªtulos.

El t¨ªtulo de Infuse Studio responde al subg¨¦nero de los ya citados walking simulator aunque con ciertas concesiones a las plataformas y los rompecabezas, con la exploraci¨®n de los escenarios como eje principal de su desarrollo. La aventura es completamente en 3D y controlamos tanto al zorro como a la c¨¢mara en un entorno totalmente libre, por lo que somos capaces de movernos a nuestro antojo. Pronto descubriremos que las escasas mec¨¢nicas que ofrece Spirit of the North se repiten mucho m¨¢s de lo deseado, convirti¨¦ndose en mon¨®tonas y casi intrascendentes para el jugador: liberar almas, encontrar bastones m¨¢gicos, iluminar glifos antiguos... Todo ello para seguir abriendo el camino hacia un misterioso objetivo que nos invita a avanzar y avanzar.

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La obtenci¨®n de ciertos poderes a trav¨¦s del esp¨ªritu guardi¨¢n ofrecer¨¢ algo m¨¢s de variedad a su desarrollo, como la posibilidad de dejar atr¨¢s el cuerpo f¨ªsico de nuestro peludo protagonista para controlar a su versi¨®n et¨¦rea y acceder as¨ª a lugares inh¨®spitos. Eso s¨ª, los poderes de luz son finitos, con lo que tras cada uso tendremos que buscar la manera de recargarlos a trav¨¦s de ciertas flores totalmente identificables y repartidas estrat¨¦gicamente por los escenarios. Todo ello para dar pie a la resoluci¨®n de ciertos desaf¨ªos y puzles, que en su mayor¨ªa no entra?an mayor dificultad que desbloquear una serie de glifos a modo de interruptor o dar con ciertos coleccionables.

A nivel de jugabilidad y control de nuestro rojizo protagonista, Spirit of the North no ofrece tampoco su mejor cara. S¨ª, podemos movernos con relativa soltura, aunque tanto las animaciones como el propio control del animal se antojan torpes y poco naturales, algo que se agrava en las secciones de plataformas, con un control poco preciso que puede llegar a desesperar al jugador m¨¢s condescendiente. Las colisiones tampoco est¨¢n a la altura; o directamente, son inexistentes, con posiciones del zorro que bien podr¨ªan pasar por las de una demo t¨¦cnica de hace dos generaciones. Si caemos de grandes alturas, el zorro ni se inmutar¨¢ y ciertas acciones pueden convertirse en un aut¨¦ntico dolor de cabeza por su mal planteamiento. En ning¨²n caso es de recibo que un videojuego basado en la exploraci¨®n ofrezca un control tan tosco y poco gr¨¢cil.

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A nivel t¨¦cnico ofrece aspectos destacables aunque otros, de nuevo, no est¨¢n a la altura. Si bien ofrece estampas m¨¢s que llamativas con paisajes coloridos y parajes naturales que desbordan belleza por los cuatro costados (especialmente en localizaciones al aire libre) es en lugares interiores como grutas o cuevas heladas donde el t¨ªtulo muestra su peor cara. Eso s¨ª, la paleta de colores, por lo general, funciona de forma notable y logra sumergir al jugador en un ambiente muy especial, apoyado en su banda sonora, aunque en ella profundizaremos m¨¢s adelante.

Por otro lado, el aspecto del zorro no destaca especialmente, con un modelado algo sencillo y unos efectos de pelaje algo irregulares, a lo que debemos sumar las animaciones toscas ya mencionadas. En conjunto, ni los efectos de luz y part¨ªculas logran potenciar una puesta en escena que en videojuegos de este tipo deber¨ªa ser uno de sus principales baluartes. Otro problema que se deja sentir con demasiada asiduidad es un rendimiento con demasiados altibajos, en ocasiones, con bajadas de im¨¢genes por segundo y tirones donde no deber¨ªa sufrir bajo ning¨²n concepto, incluso en plataformas sobradas de potencia para un t¨ªtulo de estas caracter¨ªsticas.

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Un videojuego de corte on¨ªrico como Spirit of the North y que evoca a vivir sensaciones audiovisuales como eje de su desarrollo (y con ausencia total de di¨¢logos) deber¨ªa ofrecer un banda sonora a la altura. Y en este caso as¨ª es; hasta que uno ya ha escuchado la misma pieza musical en bucle por trig¨¦sima cuarta vez. Si bien apuesta por un car¨¢cter orquestal con ese toque emocional y m¨ªstico que pide a gritos una obra de este tipo, su reproducci¨®n carece de toda relaci¨®n con lo que se muestra en pantalla, sin altibajos o acentos puntuales que ayuden a enfatizar las acciones del jugador. La sensaci¨®n de inmersi¨®n es notable aunque debido a su reproducci¨®n reiterativa, llega a hacerse tediosa. Los efectos de sonido, por su parte, no pasan de testimoniales; como detalle, podemos aullar pulsando un bot¨®n.