Murder by Numbers, An¨¢lisis. Cuando Phoenix Wright se cita con Picross

Que la escena independiente se ha convertido en la principal fuente de propuestas originales en la industria del videojuego es algo que sorprende cada vez menos. Lo sorprendente es que, con muy pocos recursos en la mayor¨ªa de ocasiones, puedan aparecer obras que trasciendan y se conviertan en aut¨¦nticos referentes para grandes producciones. Murder by Numbers no reinventa el g¨¦nero de los puzles, pero s¨ª sabe independizarse y definirse a s¨ª mismo como una m¨¢s que notable propuesta que cualquier amante de Picross y los conflictos detectivescos sabr¨¢n apreciar.

No os vamos a enga?ar: nos llam¨® mucho la atenci¨®n Murder by Numbers cuando lo vimos en el Indie World de Nintendo el pasado mes de diciembre con una oleada de nuevos Nindies. En esta redacci¨®n somos devotos de Ace Attorney, por lo que cuando te dicen que su compositor era Masakazu Sugimori, otrora encargado de hacer sonar Phoenix Wright: Ace Attorney, Ghost Trick y Viewtiful Joe, supimos que ten¨ªamos que jugar esta propuesta desarrollada por MediaTonic en Nintendo Switch y PC.

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Este equipo londinense, que cuenta incluso con sede en Madrid, ha logrado lo m¨¢s dif¨ªcil en cualquier videojuego que se precie con la aspiraci¨®n de ser algo m¨¢s o menos parecido a Picross: ser adictivo. Y lo es. Lo es porque su planteamiento argumental, dividido en cap¨ªtulos, permite que leamos el juego como si fuese una novela; pero, adem¨¢s, su original forma de mezclar el g¨¦nero de los pictogramas con la l¨®gica matem¨¢tica es una delicia. Huelga decir que este t¨ªtulo solo podemos recomendarlo a quienes encuentren inter¨¦s en resolver puzles de este estilo una y otra vez; si no, por muy bien contada que est¨¦ su historia y por mucho que cada cap¨ªtulo dure exactamente lo que tiene que durar. Si es as¨ª, que no te quepa duda que este juego va a colmar tus expectativas. Esperemos, visto lo visto, que haya m¨¢s iteraciones y se convierta en saga.

Honor y SCOUT, una pareja con potencial y qu¨ªmica

Pero pongamos las cosas en contexto. Los ?ngeles, 1996. Nos encontramos con Honor, una actriz afroamericana no demasiado destacada que particip¨® en una serie de televisi¨®n de detectives all¨¢ por los a?os noventa. Por diferentes motivos, su vida cambia y ahora, tiempo despu¨¦s, est¨¢ hecha un l¨ªo tanto en lo personal como en lo laboral; no tiene a su lado ni a su familia, que no apoya sus decisiones de la manera que ella preferir¨ªa. Al margen de un buen amigo suyo, el sentido de su vida no est¨¢ del todo situado. Pero un d¨ªa aparece SCOUT, un robot capaz de comunicarse verbalmente y que da significado al juego porque es a trav¨¦s de ¨¦l del que nace absolutamente toda la historia. ?Qui¨¦n lo cre¨®? ?Cu¨¢l es su origen? ?Por qu¨¦ fue abandonado? Ya tenemos pareja, Honor y SCOUT, que encajan de maravilla como d¨²o de detectives. Hay chispa.

Las reminiscencias con sagas como Ace Attorney son inevitables, una comparaci¨®n que se ha establecido de manera muy respetuosa y diferenciada; no son Phoenix y Maya, pero s¨ª hay algo de Phoenix y Maya en ellos.

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Como novela visual, Murder by Numbers cuenta con un equipo que se nota que sabe contar historias: planteamiento de un problema a la vez que se presenta a los personajes protagonistas y sus derivados, cruces argumentales, un nudo bien contado y, finalmente, el desenlace que permite dar respuesta a todos los interrogantes iniciales. En el camino, investigaciones donde tenemos que ir a la escena del crimen, interrogar a posibles testigos para recabar pruebas y analizar situaciones de tensi¨®n. ?Os suena de algo todo esto? Si a ello sumamos unos valores de producci¨®n al m¨¢s puro estilo anime japon¨¦s para el dise?o de los personajes, aunque con un tazo m¨¢s occidentalizado a la hora de presentar los escenarios, el resultado del trabajo encabezado por el dise?ador Ed Fear y Hato Moa (Hatoful Boyfriend) como artista principal es cuando menos vistoso y particular.

Jugablemente tambi¨¦n destaca Murder by Numbers, por mucho que hayamos apuntado anteriormente. Un total de cuatro casos independientes (nos ha durado unas veinte horas en total) aunque estrechamente relacionados, que mantienen cierta correlaci¨®n y que mantienen una premisa: todo se termina resolviendo a trav¨¦s de estos curiosos puzles nonogramas, los que ya hemos visto en la saga Picross. A grandes rasgos, debemos crear una imagen mediante el marcado de casillas en una cuadr¨ªcula. Hay una l¨®gica matem¨¢tica detr¨¢s donde, a trav¨¦s de las cinco casillas de cada fila, se deben marcar el n¨²mero indicado de casillas indicadas arriba y a la izquierda. No es nada f¨¢cil, sin embargo, porque todo depende de c¨®mo sea la tabla base sobre la que se represente el puzle. Por no hablar de los huecos que completan cada columna.

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La dif¨ªcil tarea de encontrar el equilibrio entre novela y puzle

La curva de dificultad del juego est¨¢ bien medida, con una complejidad que va in crescendo en cada cap¨ªtulo, sin picos demasiado altos pero s¨ª momentos de duda en los que, seguramente, tengamos que volver a empezar. No nos extra?ar¨ªa que el juego termine viendo la luz en dispositivos m¨®viles de alguna manera; no obstante, es en Nintendo Switch donde creemos que mejor encaja por la naturaleza de esta plataforma, que permite disfrutar de la experiencia tanto en un entorno port¨¢til como en uno dom¨¦stico. En nuestro caso, para la realizaci¨®n de este an¨¢lisis hemos optado por una Nintendo Switch est¨¢ndar en las partidas en televisi¨®n y una Nintendo Switch Lite para jugar en port¨¢til. Nos quedamos con esta ¨²ltima opci¨®n por la comodidad que supone y lo bien que se ha adaptado la interfaz por la relaci¨®n de aspecto escogida.

Pero no todo es como nos hubiese gustado. Por desgracia, tal como suele suceder en muchos de estos t¨ªtulos, la cantidad de puzles es muy inferior a la parte proporcional de los di¨¢logos. Si est¨¢s dispuesto a leer, leer y no dejar de leer, seguramente lo encadenes largas sesiones de juego hasta llegar al final; si buscas m¨¢s un derivado de Picross donde destaque precisamente esto¡­ quiz¨¢ quedes decepcionado. El equilibrio es virtud y, por desgracia, el problema principal de esta obra es no haber sabido encontrar ese balance, algo que quiz¨¢ s¨ª se logre en una eventual segunda parte que, dicho sea de paso, nos encantar¨ªa que tuviese lugar.

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Otros aspectos a tener en cuenta en esta producci¨®n editada por The Irregular Corporation es que est¨¢ completamente en ingl¨¦s. Hubiese sido toda una sorpresa que un juego tan humilde como ¨¦ste y en un g¨¦nero tan de nicho como el que nos re¨²ne hoy en este an¨¢lisis hubiese llegado localizado al castellano; no ha habido suerte. Porque no hablamos solo de men¨²s y unas cuantas conversaciones, sino de un t¨ªtulo que gira precisamente en su guion. Si domin¨¢is la lengua de Shakespeare no habr¨¢ problema; en caso contrario, la cantidad de frases hechas y referencias propias del ingl¨¦s brit¨¢nico puede ser una barrera demasiado grande. Por lo dem¨¢s, un t¨ªtulo accesible, vistoso y con una banda sonora para quitarse el sombrero. De esos que no olvidaremos a final de a?o dentro de la escena independiente.