Dragon Ball Z Kakarot, v¨ªdeo an¨¢lisis

Ya est¨¢ aqu¨ª. Han pasado varios meses desde que en el E3 se anunciara un juego de Dragon Ball desarrollado por Cyberconnect2, los mismos que han trasladado con fidelidad extrema la serie Naruto al mundo del videojuego. Y por encima de todo, de cualquier visicitud t¨¦cnica o elementos detalles, lo que respira Dragon Ball Z Kakarot es precisamente eso: un homenaje a la historia de nuestras vidas. A la historia de lo que cre¨® Akira Toriyama.

De hecho, la coletilla de Kakarot parece incluso demasiado personalista, teniendo en cuenta que controlaremos a Gohan, much¨ªsimo rato por cierto, y a tantos otros como Piccolo, Vegeta, Trunks, Gotenks, Goten o Vegetto. Porque esta es la historia de todos, de los que conocimos al peque?o hijo de Goku con la bola de cuatro estrellas en la cabeza hasta los que tambi¨¦n levantamos las manos para darle nuestra energ¨ªa a Kakarot para que por fin pudiera vencer al mayor malvado que hab¨ªamos visto jam¨¢s: Buu.

?Pero qu¨¦ es exactamente Dragon Ball Z Kakarot? Principalmente, un Action RPG de mundo abierto en el que transitamos por la historia que nos sabemos de memoria, pero que seguramente nunca nos hab¨ªan contado con tanto lujo de detalles. Porque s¨ª, hemos empezado luchando con Raditz en infinidad de juegos de Dragon Ball. Seguramente por eso muchos hab¨ªan optado por nuevas historias, como los recientes Xenoverse y FighterZ. Pero la cantidad de detalles, gui?os al fan y lugares reconocibles est¨¢ presente desde un primer momento. Desde que Gohan se pone a llorar si cuando estamos en el bosque con ¨¦l, nos separamos demasiado. Pasando por Mutenroshi pidi¨¦ndonos encontrar una revista de las suyas que la tortuga le ha escondido, o viendo como Piccolo le lanza dos manzanas a Gohan para que sobreviva en medio de la nada durante su entrenamiento.

Kakarot es esto: un sinf¨ªn de detalles, de momentos que ya hemos vivido y que hab¨ªamos olvidado. No es nada habitual estar presentes en la b¨²squeda de las bolas de Drag¨®n y esa partida de ajedrez que entre Freezer, Vegeta y Kril¨ªn se disputan las grandes esferas de Namek. Tampoco lo es entrenar en la c¨¢mara de tiempo hiperb¨®lica para ver a Gohan transformarse en Super Saiyan. Ni mucho, mucho menos, jugar al b¨¦isbol en el instituto o sacarnos el carn¨¦ de conducir con Piccolo. Es en los detalles cuando Kakarot nos gana. Si vamos caminando por la ciudad donde aparece Cell por primera vez, solo veremos ropa en el suelo. Ni un ciudadano. Si damos vueltas por el mundo tras el ataque de Super Buu, no habr¨¢ nadie, como debe ser.