Overland
Un amigo para el fin del mundo
Overland, An¨¢lisis: un apocalipsis diferente
Analizamos el nuevo t¨ªtulo de Finji, un apocalipsis de estrategia por turnos para PC, PS4, Xbox One y Switch donde cada nuevo turno puede ser tu fin
No importa de qu¨¦ forma lo hagan, los videojuegos parecen querer siempre mostrar la destrucci¨®n de nuestro mundo. En Overland, es culpa de unos extra?os insectos gigantes que est¨¦ todo patas arribas. Ante tal situaci¨®n, la poblaci¨®n abandona sus casas en busca de un lugar mejor, y parece querer encontrarlo en la carretera, direcci¨®n oeste. Hay que decir ¡°parece¡±, porque hasta que un peque?o grupito de aliados accidentales consiga tal cometido, en parte gracias a la astucia, al instinto puro de supervivencia, y quiz¨¢s m¨¢s de lo que cabr¨ªa desear: a la suerte, muchos otros caer¨¢n en las carreteras americanas, dejando atr¨¢s los sue?os y planes de futuro que pod¨ªan tener. Y dej¨¢ndonos a nosotros como jugadores el marr¨®n de empezar una nueva partida con nuevos personajes aleatorios.
Desarrollado y editado por Finji, Overland es un t¨ªtulo post-apocal¨ªptico de estrategia por turnos. Con perspectiva isom¨¦trica, recorremos una serie de pantallas dise?adas como cucos tableros por casillas. Que los suaves acordes de guitarra y los coloridos gr¨¢ficos low-poly no resulten una distracci¨®n, porque Overland es en realidad bastante duro. Nuestro objetivo a corto plazo es llegar al otro lado del nivel con nuestro veh¨ªculo, y nuestro objetivo a largo plazo es¡ bueno, muchas cosas m¨¢s, pero principalmente: no quedarnos sin gasolina y no morir.
La magia del dise?o procedural hace que parte de los engranajes que componen Overland funcionen, pero tambi¨¦n condenan al juego en otros sentidos. Como roguelike, aleatoriza la mayor¨ªa de las decisiones de dise?o. El personaje con el que empezamos, y todos los personajes que nos encontramos por el camino y que podemos invitar a nuestro grupo (solo si queremos, tambi¨¦n podemos ir de lobo solitario) son aleatorios y tienen habilidades ¨²nicas elegidas al azar. Los niveles que jugamos tambi¨¦n son procedurales, y con ello el n¨²mero y tipo de enemigos que nos aparecen, los objetos repartidos por el tablero, y los obst¨¢culos que nos cortan el camino para salir del nivel.
Para ir dej¨¢ndolo claro cuanto antes, hay que decir que el mayor lastre de Overland es que el dise?o humano detr¨¢s de este dise?o procedural deja que desear. El juego se siente m¨¢s aleatorio de lo que deber¨ªa y nos impide tener una sensaci¨®n de progresi¨®n satisfactoria o de curva de dificultad justa. Niveles muy sencillos seguidos de otros innecesariamente complejos, y al rev¨¦s, dificultan la estrategia a largo plazo y hacen que en numerosas situaciones, salir airosos de seg¨²n qu¨¦ pantallas se deba m¨¢s a la pura suerte que a la astucia del jugador.
En el peor y mejor de los sentidos, Overland es impredecible y rejugable. La muerte permanente hace que nos lo estemos jugando todo en cada nivel, y que un par de pasos en falso puedan arruinar nuestro pr¨®ximo turno y nuestra partida. Hay formas de mantener algo de progreso, al menos. La aventura est¨¢ compuesta por siete zonas diferentes y siempre que superemos una podremos desbloquear la siguiente como nuevo comienzo de partida para futuros intentos si morimos (que moriremos).
Cada vez que entramos en una zona abrimos un mapa que revela la ruta a seguir en nuestro camino hacia el oeste, junto con los puntos de inter¨¦s que sirven como paradas en el camino. Cada una de estas paradas es un nivel que podemos jugar, y hasta cierto punto, es cosa nuestra decidir hacia donde tiramos en cada bifurcaci¨®n. ?Preferimos parar en una zona de suministros, o en una gasolinera? ?Paramos a rescatar a alguien para hacer que se una a nuestro grupo? ?O nos cruzamos con un grupo de comerciantes para intercambiar objetos ¨²tiles?
Estas decisiones son importantes, porque en Overland hay pocas paradas seguras y lo que puede empezar como un desv¨ªo r¨¢pido para reparar nuestro veh¨ªculo se puede convertir f¨¢cilmente en una emboscada que no sobreviviremos. Y por si fuera poco, estas decisiones tambi¨¦n est¨¢n afectadas en gran medida por el combustible que nos queda. En Overland, la gasolina es el recurso m¨¢s preciado, y si nos quedamos sin ella el juego nos castiga, oblig¨¢ndonos a hacer niveles uno tras otro sin avanzar en el mapa hasta que logremos terminar uno de ellos con un veh¨ªculo con combustible suficiente para poder llegar hasta la pr¨®xima parada de nuestra ruta.
Con esto, puede quedar ya bastante claro de lo imprescindible que es el concepto de viaje de carretera aqu¨ª. Comenzamos la partida con un veh¨ªculo y el juego espera que la acabemos con ¨¦l, o en su defecto, con uno que no sea ese pero que funcione. Y aqu¨ª es donde entran los problemas y tambi¨¦n donde est¨¢ la ¡°chicha¡± del gameplay de Overland. Porque si hacernos cargo de un personajillo cuando le rodean constantemente un pu?ado de monstruos no es tarea f¨¢cil, podemos imaginar que tener adem¨¢s que estar pendientes de mantener el veh¨ªculo con el dep¨®sito lleno y con el camino despejado para salir del nivel, empujando o acabando con cualquier obst¨¢culo que est¨¦ en su camino, la cosa ya empieza a parecerse a una verdadera odisea.
El veh¨ªculo toma un rol tan central en toda la experiencia de hecho que nos permite reducir nuestro rol en el juego a una sola tarea: Mant¨¦n tu transporte a salvo y siempre listo para huir.
Para que el veh¨ªculo est¨¦ en movimiento y a salvo l¨®gicamente lo tienen que conducir personas. Decidir si nuestro personaje inicial es suficiente para superar los numerosos desaf¨ªos de la carretera es cosa nuestra. Las primeras horas de juego bastan para descubrir que de hecho es una estrategia bastante v¨¢lida, porque aunque la posibilidad de controlar a otros personajes en nuestra aventura aumenta las opciones de supervivencia, tambi¨¦n puede ser un arma de doble filo si llevamos una mala organizaci¨®n.
Controlando a uno o varios humanos, exploramos los niveles en busca de gasolina, armas, botiquines, objetos de equipo u otros bienes que no tienen utilidad pero con los que se puede comerciar. Algunos objetos nos dan habilidades ¨²nicas. El mechero, por ejemplo, nos permite prender fuego a pr¨¢cticamente cualquier cosa, y la combinaci¨®n con combustible resulta mortal para los monstruos. Otros como la linterna o las bengalas ayudan a iluminar nuestro camino cuando es de noche, resultando de gran ayuda en niveles que de otra forma resultan muy chocantes de explorar en completa oscuridad.
Adem¨¢s de humanos, tambi¨¦n podemos contar con perros en nuestro equipo. Sus mec¨¢nicas son ligeramente diferentes, y compensan la falta de algunas habilidades como poder conducir con otras como recorrer mayores distancias o poder atacar sin necesidad de arma.
Con perros o con humanos, el sistema de turnos se adue?a de la experiencia en estos niveles. Nuestros personajes tienen dos acciones para gastar antes de terminar el turno y dejar que empiece el de los enemigos. Los enemigos son muy predecibles y tienen una IA muy basiquita, pero ese no es el problema. El problema es que normalmente son muchos, que aparecen m¨¢s conforme m¨¢s tiempo pasamos explorando, y que su posicionamiento y distribuci¨®n es muy irregular debido al car¨¢cter aleatorio del juego. En un nivel podemos encontrarnos r¨¢pidamente rodeados por varios de los enemigos m¨¢s r¨¢pidos del juego, y en otros ¨²nicamente hay esparcidos tres o cuatro de los enemigos m¨¢s b¨¢sicos. Exceptuando los niveles iniciales y finales de cada zona, la curva de dificultad es absolutamente impredecible.
Para cuando no queda m¨¢s remedio que enfrentarnos a los monstruos, hay que tirar de lo que encontremos tirado por el suelo. Las botellas y las rocas tienen un solo uso pero pueden matar a los enemigos m¨¢s peque?os. Otros necesitan de armas m¨¢s contundentes, como un cuchillo, o de m¨¢s golpes con otras armas. Por supuesto, siempre podemos confiar en el fuego para salvarnos de un apuro. La rama de un ¨¢rbol se vuelve una antorcha letal cuando la encendemos con un mechero. No obstante, el caos que supone comenzar a incendiar cosas, pudiendo hacer explotar incluso nuestro veh¨ªculo, hace que sea algo que usemos ¨²nicamente como ¨²ltimo recurso.
Sea como sea, siempre que nos pongamos delante de un enemigo tenemos que asegurarnos de que lo matamos, porque sufrir da?os sin tener un botiqu¨ªn a mano y estar muertos es pr¨¢cticamente lo mismo. Nuestra distancia de movimientos se reduce enormemente y pasamos a tener una ¨²nica acci¨®n por turno. Por lo que m¨¢s nos vale tener otro personaje a mano que pueda echarle una mano¡ o estar dispuestos a abandonar a los heridos para salvar el pellejo de los sanos.
Los enemigos son el obst¨¢culo m¨¢s peligroso en un camino que, de por s¨ª, va a estar repleto de obst¨¢culos. Hay barricadas en las carreteras, veh¨ªculos destrozados, barriles que explotan ante ataques enemigos, enemigos est¨¢ticos pero que bloquean nuestro paso¡. E incluso los monstruos m¨¢s grandes, una vez acabamos con ellos, son un peso muerto en la carretera que impiden nuestro paso y que da?ar¨¢n nuestro veh¨ªculo si pasamos por encima.
Por si esto fuera poco, el t¨ªtulo castiga nuestra indecisi¨®n. Los niveles permiten poco margen de acci¨®n m¨¢s all¨¢ de los dos o tres primeros turnos. A partir de ah¨ª comienza el pilla pilla, los monstruos m¨¢s r¨¢pidos comienzan a pisarnos los talones y nuevos enemigos empiezan a aparecer de debajo de la tierra, haciendo a¨²n menos navegables los niveles.
Con todo este caos, la experiencia de juego se acerca m¨¢s al Buscaminas que a lo que parece querer proponer Overland. En la mayor¨ªa de los casos, hay apenas dos o tres rutas para salir ilesos del nivel, y cuanto m¨¢s tiempo retrasemos esa salida, o si perdemos tiempo haciendo click donde no debemos, estamos condenados.
Quiz¨¢s el mensaje del juego es ese. Es el maldito apocalipsis, y hagamos lo que hagamos estamos condenados. Quiz¨¢s la suerte nos acompa?a y logramos librar a un grupo de supervivientes de un funesto destino, pero muchos otros se van a quedar por el camino, Hay varias virtudes en Overland que hacen que sea un t¨ªtulo interesante de explorar, pero hay que pasar por encima de un buen n¨²mero de decisiones cuestionables de dise?o para disfrutarlas. Qu¨¦ l¨¢stima que su propuesta no est¨¦ m¨¢s refinada y se antoje a menudo tan torpona, y tan injusta.
C¨®digo review proporcionado por GOG.
Conclusi¨®n
El apocalipsis que propone Overland es uno realmente desesperanzador. Bajo la forma de un t¨ªtulo de estrategia por turnos procedural y con perspectiva cenital, turno tras turno sentimos que nos estamos jugando el futuro de un peque?o grupo de supervivientes que tienen mucho que perder en cada nivel y poco que ganar, m¨¢s all¨¢ de unos litros de gasolina u objetos que puedan hacer nuestro viaje, no mejor, pero s¨ª menos angustioso. La alta dificultad est¨¢ presente en toda la experiencia de Overland pero es sin embargo una dificultad que se siente artificial, injusta. El juego se apoya tanto en su dise?o procedural que crea niveles torpes, descompensados o en el peor de los casos directamente innavegables tras un par de turnos. La mec¨¢nica del veh¨ªculo adem¨¢s cobra tanto protagonismo y demanda tanta atenci¨®n que impide apenas dejar asomarse a otros sistemas, simplificando a¨²n m¨¢s un t¨ªtulo de estrategia que se siente como una constante improvisaci¨®n en el mal sentido, y en el que nunca tenemos realmente el control.
Lo mejor
- Rejugable e inmediato, es respetuoso con tu tiempo
- El sistema de alianzas con otros NPCs permite din¨¢micas y decisiones morales interesantes
Lo peor
- El dise?o procedural resta mucho m¨¢s que suma, niveles desequilibrados y torpes
- La mec¨¢nica del veh¨ªculo ocupa un rol tan central que no permite a otras mec¨¢nicas brillar
- La curva de dificultad se siente aleatoria y mal medida en todo momento
Mejorable
Puede tener elementos aceptables y entretener, pero en general es una experiencia que no dejar¨¢ huella. S¨®lo recomendable en caso de sequ¨ªa de este g¨¦nero de juegos.