La fascinante historia que une a Quentin Tarantino, Neil Gaiman y La Princesa Mononoke

Sobre Quentin Tarantino se han escrito muchas cosas y m¨¢s ahora que estrena su novena pel¨ªcula, ?rase una vez en Hollywood, y todos quieren examinar con lupa su pasado, presente y futuro. Estos d¨ªas hemos descubierto, por ejemplo, que Tarantino apareci¨® en un videojuego y hasta repasado cu¨¢l ha sido la influencia del director en los videojuegos. Pero lo que permanec¨ªa en secreto hasta hace nada es el v¨ªnculo que le une a La Princesa Mononoke, una de las obras maestras de Studio Ghibli. Lo ha desvelado Neil Gaiman, el otro implicado en la trama. El escritor (que nos ha regalado los c¨®mics The Sandman y novelas como American Gods, Coraline y Good Omens, tambi¨¦n con reciente adaptaci¨®n a serie) ha confirmado que fue ¨¦l quien se encarg¨® de traducir el guion original de Miyazaki, que lo hizo gracias a Tarantino y que los nombres de ambos fueron eliminados de los cr¨¦ditos de la pel¨ªcula.

¡°Es mi mayor secreto¡±, dec¨ªa el autor, que se abr¨ªa a sus seguidores en las redes sociales y contaba as¨ª la historia, hasta ahora un mero rumor. Gaiman asegura que el propio Miyazaki env¨ªo una versi¨®n de la pel¨ªcula a Miramax (su distribuidora fuera de Jap¨®n) y que lo hizo acompa?ando la cinta de una katana con el siguiente mensaje ¡°nada de cortes¡±. As¨ª se las gastaba el director japon¨¦s para que nadie metiera mano a su versi¨®n final de La Princesa Mononoke. Y claro, Miramax, aterrorizada, empez¨® a sudar fr¨ªo al darse cuenta de que ten¨ªa que traducir la obra al ingl¨¦s. ?Que pasar¨ªa si no la interpretaban bien y se desviaban lo m¨¢s m¨ªnimo? Si aquel hombre enviaba una katana como aviso, ?qu¨¦ ser¨ªa capaz de hacer en caso de descubrir que no hab¨ªan sido tan fieles al producto original como ¨¦l quer¨ªa? ?Una cabeza de caballo en la cama, quiz¨¢s? Por ese motivo la productora, en busca de socorro, decidi¨® confiarse a su mayor estrella de por entonces, Quentin Tarantino, con quien acababan de colaborar en Pulp Fiction y Jackie Brown.

Pero Quentin no acept¨® el puesto. Lo que hizo en su lugar fue recomendar al propio Neil Gaiman para el trabajo. ?Un favor? Ni mucho menos, ?un marr¨®n! Gaiman admiti¨® que tuvo que escribir cinco borradores distintos para Miramax, que estos consultaban una a una todas las palabras con Studio Ghibli y que despu¨¦s de eso, encima le despidieron para trabajar por su cuenta en su propia versi¨®n del guion, tratando de amoldarse a los movimientos de la boca de los personajes. Seis meses despu¨¦s, Miramax volvi¨® a contratar a Gaiman para una ¨²ltima versi¨®n del guion, hecha sin tiempo y con prisas. Y por si fuera poco, su nombre ni siquiera apareci¨® en los cr¨¦ditos. Cuando Studio Ghibli revis¨® la versi¨®n anglosajona de la cinta, consider¨® que hab¨ªa demasiado texto y le pidi¨® a los productores y ejecutivos de la misma que quitaran algunos. Estos no se quisieron recortas a s¨ª mismos y, ?adivin¨¢is a qui¨¦n hicieron desaparecer? Exacto, al bueno de Gaiman. Lo mismo ocurri¨® en los p¨®sters y todos los productos de marketing relacionados, como si no hubiera trabajado nunca en la pel¨ªcula.

Gaiman acababa pregunt¨¢ndose si a la cinta, hoy d¨ªa un cl¨¢sico de culto, no le hubiera ido mejor de haber trabajado Miramax de otra forma. Porque aunque en Jap¨®n se convirti¨® en la pel¨ªcula m¨¢s taquillera de la historia (hasta la llegada de Titanic) y aunque fue una de las m¨¢s exitosas de la ¨¦poca en todo el mundo, en Estados Unidos tuvo unos resultados un poco m¨¢s discretos, con apenas dos millones de d¨®lares en taquilla. Qui¨¦n sabe qu¨¦ hubiera podido pasar y c¨®mo de distinta ser¨ªa si hubieran dejado trabajar a Gaiman total libertad o c¨®mo hubiera sido la versi¨®n de Quentin Tarantino de La Princesa Mononoke.

En cualquier caso, queda claro una vez m¨¢s que la historia pone a todos en su lugar.