Recordamos las vacaciones en Spira e Ivalice
Final Fantasy X y XII: Listen to my story
Recordamos lo que supuso en su momento el lanzamiento de Final Fantasy X y Final Fantasy XII. ?En que acert¨® y err¨® cada uno??C¨®mo han envejecido? Escucha nuestra historia.


La franquicia Final Fantasy ha completado en los ¨²ltimos meses la vuelta a Nintendo, su antigua casa. Tras el desaire de Square a la Gran N a mediados de los 90, por fin tenemos en Switch los t¨ªtulos principales de PSX y PS2 (salvo el VIII por cuestiones t¨¦cnicas, ya que se perdi¨® el c¨®digo original, algo que casi da al traste tambi¨¦n con la conversi¨®n de la m¨ªtica s¨¦ptima entrega).
Como ocurre con todas las grandes sagas, el favoritismo de cada fan suele decantarse en muchas ocasiones por el juego con el que se inici¨®. En mi caso particular, nintendero desde los tiempos de NES, no fue hasta Final Fantasy X que cruc¨¦ la puerta de entrada a esos fant¨¢sticos mundos a trav¨¦s de PS2. Si me hice con la consola de Sony fue porque esta incorporaba el novedoso y flamante reproductor de DVD, y uno, antes que gamer era cin¨¦filo. As¨ª, aquel verano de 2002 qued¨® eternamente impregnado en el coraz¨®n y en la memoria por los aromas de Spira.
En aquellos tiempos sorprend¨ªa el Emotion Engine del que presum¨ªa la consola de Sony y que, aplicado a los rostros de los protagonistas (que incorporaban voz a las largas y numerosas conversaciones, otra novedad), nos facilitaba empatizar con ellos. Ni qu¨¦ decir tiene, hoy d¨ªa se le notan los a?os al invento, por no hablar de los bruscos movimientos cuando los personajes se giran o empiezan a caminar o correr. Agradec¨ª el cambio del habitual mapamundi por el recorrido real de los escenarios. Siempre hab¨ªa pensado que la transformaci¨®n de escala entre las localizaciones internas y externas en las entregas precedentes te sacaba un poco de la ambientaci¨®n, sobre todo en los tres t¨ªtulos precedentes de PSX. Mirado con perspectiva uno se da cuenta de que aquella decisi¨®n de dise?o, a pesar de ser una demostraci¨®n de poder de la nueva m¨¢quina, convert¨ªa la cl¨¢sica libertad de movimientos en un pasillo. El impacto que supuso entonces el juego lo libr¨® de las cr¨ªticas que acumul¨® Final Fantasy XIII ocho a?os despu¨¦s (deb¨ª sufrir amnesia con respecto al X cuando publiqu¨¦ en 2010 un art¨ªculo que titul¨¦, tal vez injustamente, Final Fantasy XIII o el camino m¨¢s corto entre dos puntos). Square, consciente de ello, dio libertad de viaje desde el inicio del juego en X-2, la primera (y menospreciada) secuela que conoc¨ªa la franquicia. Esa libertad en el X no llegaba hasta pasadas de largo las cuarenta horas de juego.

Final Fantasy XII vino para ponerlo todo patas arriba. Lleg¨® al mercado entre 2006 y 2007, y dejaba atr¨¢s muchas convenciones m¨¢s que establecidas, entre ellas, nada menos que el combate por turnos tradicional. Supongo que todos recordamos el duro paso por la llanura de los rayos en Spira con sus interrupciones continuas cada tres pasos. Ahora sin embargo pod¨ªamos ver a los enemigos en pantalla y as¨ª decidir si entrar o no en conflicto. Si bien me encant¨® ese detalle, a mi parecer el error que cometi¨® Square fue la excesiva automatizaci¨®n de las batallas a base de los llamados Gambits. Pod¨ªas programar las rutinas de los personajes y desentenderte casi totalmente. Cuando apareci¨® esa obra maestra que es Xenoblade Chronicles para Wii entre 2010 y 2012 me dije: esta es la mec¨¢nica de combate a la que aspiraba Final Fantasy XII. Con parecido dinamismo, Xenoblade te obligaba sin embargo a estar continuamente realizando acciones. No desconectabas en ning¨²n momento, te obligaba a estar atento. Eras como un director de orquesta dando instrucciones aqu¨ª y all¨¢. Todo lo que no ten¨ªa Final Fantasy XII, vaya. Y hablando de orquestas¡ Supongo que no soy el ¨²nico que se asust¨® por la ausencia de Nobuo Uematsu (salvo un tema acredtado) tras toda una vida llevando las riendas musicales de la franquicia. Result¨® una estupenda sorpresa comprobar que, desde el mismo arranque cinem¨¢tico de Final Fantasy XII con una composici¨®n elegante y magn¨ªfica, el resto de la partitura buscaba su propia se?a de identidad en manos de un esforzado Hitoshi Sakimoto. Pero claro, como se suele decir, el movimiento se demuestra andando, y cuando los personajes y la historia de pol¨ªtica geoestrat¨¦gica (imponentes las figuras de los jueces) arrancaban en aquella presumible enorme epopeya, con el paso de las horas, algo no me terminaba de encajar. S¨ª, a pesar de los apabullantes niveles de producci¨®n, del ¨¦xito de ventas y del 10 que le dio la revista EDGE. Vale, vale, me explico.
Apreci¨¦ much¨ªsimo Final Fantasy X en su momento, y lo hice mucho m¨¢s cuando pude confrontar sus fortalezas con las debilidades que percib¨ª en su sucesor num¨¦rico (recordemos que la und¨¦cima entrega se hab¨ªa desmarcado de la l¨ªnea principal adentr¨¢ndose en la experiencia online). Y es que Final Fantasy X es inolvidable por su historia y sus personajes. El XII, con su ambicioso mapeado que era capaz de transmitir lo org¨¢nico y vivo de los mundos persistentes tipo World of Warcraft, tan en boga entonces, adolec¨ªa de unos personajes que apenas evolucionaban a pesar de las horas y horas de aventuras transcurridas. En el X, el arco de transformaci¨®n de los personajes es sublime, comenzando en un momento crucial de la historia para realizar un flashback que abarca tres cuartas partes del juego. Para cuando llegamos al punto de partida, con la magistral pieza a piano de Uematsu acariciando con tristeza las desoladas ruinas de Zanarknad, Tidus, el protagonista cabeza loca estrella del Bliztball, ha pasado por varios puntos de giro que lo han cambiado por completo (en los videojuegos largos, al contrario que en el cine, pueden darse m¨¢s de dos puntos de giro sin que por ello se embarulle el resultado). El seriedad de su voz, que narraba con tono afectado su deambular por Spira, contrastaba al inicio con el joven airado. Para cuando los personajes llegan a Zanarkand tras un duro periplo y el flashback se cierra, voz en off y personaje encajan a la perfecci¨®n. Las terribles revelaciones al respecto de su padre, de s¨ª mismo y de Yuna, a la que ama, se han traducido en una coherente maduraci¨®n interior. Est¨¢ tan bien llevado el periplo que, para cuando llegamos a ese momento en el que Tidus contempla el horizonte anaranjado del atardecer, hacemos nuestra de forma natural la pesadumbre que envuelve al grupo a las puertas de su destino. Por el contrario, recuerdo que en Final Fantasy XII, tras m¨¢s de ochenta horas de juego, me sorprend¨ªa a la vez que irritaba la inmovilidad que transmit¨ªa la personalidad de cada uno de sus protagonistas. ?Tuvo algo que ver con esto el abandono por cuestiones de salud del director del proyecto Yasumi Matsuno? Tal vez. Sea como fuere, el juego es el que es y as¨ª debe ser percibido. Pero vayamos terminando, algo por cierto, que nunca llegu¨¦ a hacer con Final Fantasy XII por todo lo comentado.

He vuelto emocionado a Spira con cada nueva encarnaci¨®n de Final Fantasy X. Con el XII es la esperanza la que me recibe en Ivalice. En el primer caso recorro una y otra vez el invariable y colorido sendero marcado. Se trata de admiraci¨®n por el trabajo bien hecho y de nostalgia por aquella indeleble primera vez en el verano de mi vida, nostalgia que es capaz de empa?ar y suavizar defectos. En el segundo caso comienzo siempre el camino esperando enamorarme del todo de ese magn¨ªfico envoltorio que se me hace esquivo. Quito capas y capas de brillante papel de regalo buscando el coraz¨®n que late en su interior. Con la llegada a Switch de ambos t¨ªtulos, de nuevo he vuelto a caer rendido ante la historia conocida y de nuevo me sumergir¨¦ en la que tengo por concluir. Con Final Fantasy XII quiero creer, siempre quiero creer, as¨ª que, una vez m¨¢s, comenzar¨¦ con ilusi¨®n el viaje.
Pero esta es nuestra historia, ?Cu¨¢l es la tuya? Tal vez te decepcionaron estos dos juegos porque perteneces a la vieja guardia conformada por Cloud, Squall y Yit¨¢n, o m¨¢s atr¨¢s a¨²n, fuiste marcado por los mapeados pixelados esculpidos en 8 y 16 bits. ?Empezaste en los mundos de Final Fantasy caminando en mitad de una helada ventisca a lomos de un robot b¨ªpedo? ?Te dej¨® destrozado la escena de Cloud con Aeris yaciendo en sus brazos? ?Prefieres un baile se?orial en un gran sal¨®n, o tal vez las ciudades de cuento cl¨¢sico europeo transitadas por nuestro querido Vivi? Si algo est¨¢ claro es que se trata de una franquicia que llevamos con emoci¨®n y orgullo en nuestro coraz¨®n de jugador. As¨ª que, vuelvo a ped¨ªrtelo, cu¨¦ntanos tu historia. Estamos deseando escucharla.
- RPG
?ltima entrega de Final Fantasy en PS2, que devuleve la saga al J-RPG tradicional tras su experiencia online, con una fuerte narrativa y un revolucionario sistema de combate. Est¨¢ dirigido por Yasumi Matsuno e Hiroshi Minagawa.