Wolfenstein
Wolfenstein, gu¨ªa completa - VIII Aer¨®dromo
Desbarata los planes del r¨¦gimen nazi.
Llegar al aer¨®dromo no es en absoluto dif¨ªcil, pero s¨ª lo es el avanzar. En realidad no se trata de un ¨²nico edificio; son varios, desperdigados sobre una superficie m¨¢s bien grande. Curiosamente, son m¨¢s peligrosas las pistas de aterrizaje que est¨¢n a la intemperie que o edificios en s¨ª.
En el primero que nos adentramos no encontraremos mucha resistencia pero s¨ª varias cosas que coger: varios montones de oro, archivos y libros de poder. Nos dirigimos entonces al siguiente edificio. Por el camino nos disparar¨¢n bastantes enemigos parapetados. A pesar del n¨²mero, no debemos de tener problemas para continuar nuestra cruzada contra los nazis.
Ya dentro del segundo edificio, todo est¨¢ sospechosamente en calma, hasta que llegamos a una gran sala donde una esfera gigante hace las veces de puerta dimensional. Armados con nuestro ca?¨®n de plasma, aqu¨ª tenemos que ponernos en plan Rambo para destrozarlo todo. Tan divertido como peligroso pues no hay que descuidar nuestras defensas.
Volvemos a salir fuera, buscando el tercer edificio que compone el aer¨®dromo. Como siempre, el camino se presenta como un escollo relativo para nuestros intereses. Para entrar en el edificio nuevo tenemos que buscar por los bajos de la estructura. Al igual que en la f¨¢brica, primero debemos acceder por los s¨®tanos para luego ir subiendo piso por piso. Este es el edificio m¨¢s amplio aunque tambi¨¦n menor a otras fases. Avanzar es bastante arduo, debido a los muchos enemigos que nos aparecen (sobre todo oficiales de la SS) No obstante, si no nos desviamos demasiado, pronto llegaremos a nuestro destino. Se trata de una pista de aterrizaje dentro del propio edificio donde reposa un enorme zeppel¨ªn. Obviamente, tenemos que hacer lo posible para entrar.
Nuestros enemigos no nos lo pondr¨¢n muy f¨¢cil as¨ª que es aconsejable comprarle lo que necesitemos al vendedor del mercado negro que deambula por ah¨ª. Una vez bien pertrechados, nos dirigimos hacia la estructura de metal que lleva al interior del zeppel¨ªn. Como ya he dicho, el camino es corto pero complicado, sobre todo por la falta de parapetos. Hay que disponer de muchos botiquines.