Syberia - Barrickstads

BARRICKSTADS

Kate se qued¨® preocupada al comprobar que el tren se hab¨ªa parado y habl¨® con ?scar del tema. Por lo visto tendr¨ªa que buscar la forma de dar cuerda al tren para poder continuar su viaje. Sali¨® del vag¨®n por la escalerilla izquierda y se puso a caminar hacia la derecha hasta llegar a una extra?a muralla de piedra. Descubri¨® que exist¨ªa un mecanismo de dar cuerda parecido al de Valadilene. Si pudiera llevar el tren hasta esa zona su problema quedar¨ªa resuelto. Volvi¨® al vag¨®n para comunicarle su descubrimiento a ?scar y ¨¦ste le comunic¨® que los rectores de la universidad deseaban hablar con ella.

Kate sali¨® fuera de la estaci¨®n y antes de entrar en la universidad decidi¨® investigar un poco. Fue hasta un peque?o muelle en el que reposaba una barcaza. Pidi¨® ayuda e intent¨® convencer a sus due?os de que remolcar¨¢n su tren hasta la muralla que acababa de visitar, pero no lo har¨ªan a menos que pagara 100 d¨®lares ?De d¨®nde iba a sacar tanto dinero? Acept¨® el trato y se dispuso a entrar en la universidad, prestando atenci¨®n al curioso templete de aut¨®matas que presid¨ªa la entrada.

Una vez dentro de la universidad, se dirigi¨® al pasillo de la izquierda hasta que no puedo avanzar m¨¢s. Una puerta se lo imped¨ªa. Al otro lado la esperaban los rectores. Habl¨® con ellos sobro todos los temas disponibles y consigui¨® un trabajo con el que le pagar¨ªan los 100 d¨®lares que necesitaba para remolcar su tren. S¨®lo ten¨ªa que arreglar el templete de los aut¨®matas violinistas.

Antes de abandonar la universidad entro en la biblioteca y recogi¨® un libro de una de las mesas en las que hab¨ªa un hombre leyendo. Subi¨® al piso de arriba y se subi¨® a una escalera para coger otro libro que estaba mal colocado en una estanter¨ªa. Uno hablaba sobre una extra?a sustancia que utilizaban los nativos para cazar y que proporcionaba una agudeza visual incre¨ªble. El otro trataba sobre el cultivo de una uva ex¨®tica.

En otro de los pasillos encontr¨® al paleont¨®logo de la universidad. Habl¨® con ¨¦l y comprob¨® que conoci¨® a Hans, incluso ¨¦ste le habl¨® del extra?o mu?eco prehist¨®rico que hab¨ªa encontrado en la cueva a?os atr¨¢s. Kate pens¨® que quiz¨¢ ser¨ªa bueno ense?arle el mu?eco al profesor.

A la salida de la universidad Kate examin¨® el mecanismo de los aut¨®matas. Por lo visto faltaba un huevo para equilibrar la balanza y poder abrir la puerta.

Kate volvi¨® al vag¨®n, recogi¨® el mamut y fue a ense?¨¢rselo al paleont¨®logo. ?ste se emocion¨® tanto que abri¨® su laboratorio para examinarlo. Kate entro y ech¨® un vistazo a una vitrina que hab¨ªa a la izquierda. Recogi¨® un cilindro que sin duda hab¨ªa pertenecido a Hans. M¨¢s adelante, en una mesa de laboratorio recogi¨® unas pinzas y una botella de un extra?o elixir ?justo del que trataba uno de los libros que llevaba!

De vuelta a la estaci¨®n, investig¨® todas las zonas que le faltaban por visitar. Encontr¨® al encargado del "aviario-estaci¨®n" junto a la orilla del r¨ªo. Habl¨® con ¨¦l de todos los temas disponibles y mencion¨® la existencia de una aut¨®mata con forma de ¨¢guila. Kate recogi¨® del suelo un garfio.

Merodeando por el anden, descubri¨® una escalerilla met¨¢lica que ascend¨ªa, pero no pod¨ªa usarla porque tres p¨¢jaros traviesos le imped¨ªan el paso. ?No se parec¨ªan mucho a los del libro de Amerzone? En ese caso, Kate tendr¨ªa que encontrar las uvas ex¨®ticas que tanto le gustaba a esos p¨¢jaros.

Le pregunto al encargado de la estaci¨®n sobre Sauvignon y asegur¨® que no exist¨ªan plantaciones de esa uva en la universidad. Se fue echo una furia! Le volvi¨® a encontrar sobre uno de los puentes e insisti¨® con la misma pregunta. Dijo que hablara con el paleont¨®logo. ?l la enviar¨¢ a hablar con los propios rectores, los cuales reconocieron que ten¨ªan su propia bodega de Sauvignon. Indignada por las mentiras delencargado de la estaci¨®n habl¨® con ¨¦l del tema. El encargado, algo avergonzado, abri¨® las puertas del jard¨ªn donde se escond¨ªa el cultivo de tan preciada fruta. De este modo Kate cogi¨® tres uvas y se las dio a los p¨¢jaros que bloqueaban la escalera met¨¢lica.

Subi¨® por ellas y llego hasta el aut¨®mata con forma de ave. Uso las pinzas que recogi¨® en el laboratorio para hacerse con uno de los huevos que reposaban en un nido dentro del propio robot. Se encamin¨® a la entrada de la universidad y se encontr¨® con al encargado de la estaci¨®n y ¨¦ste la obsequi¨® con una botella de vino como muestra de arrepentimiento.

Us¨® el huevo para equilibrar la balanza de la puerta del templete de los violinistas. La puerta se abri¨® con solo girar una rueda y una vez dentro accion¨® el mecanismo que hizo que la m¨²sica volviera a reinar en la universidad. Fue a los rectores a comunicar que ya hab¨ªa reparado la m¨¢quina. Recibi¨® sus 100 d¨®lares y se los dio a los due?os de la barca. El siguiente problema era que la barca no pod¨ªa abandonar el lugar porque hab¨ªa que abrir las compuertas. Para ello, Kate se acerco al terminal de control de compuertas. El marinero le dio una llave para poder usar el terminal que abrir las compuertas.

Kate lleg¨® al terminal. El tel¨¦fono que hab¨ªa no funcionaba, as¨ª que decidi¨® usar su propio m¨®vil para realizar la llamada al n¨²mero indicado en un cartel que colgaba del terminal. Marc¨® el 2766-6742. A continuaci¨®n el s¨ªmbolo # y luego marc¨® el 4 por encontrarse en la zona de Barrickstads y a continuaci¨®n el 2 para bajar el nivel del agua.

La petici¨®n no ser¨ªa valida hasta pasadas 24 horas, de manera que Kate tendr¨ªa que hacerlo manualmente. Introdujo la llave en la ranura del terminal y marco los n¨²meros 4 y 2. Luego pulso la tecla asterisco. De esta manera se abrieron las compuertas. Fue a avisar a los marineros y el barco avanz¨® un tramo. Volvi¨® al terminal para repetir la operaci¨®n pero esta vez marc¨® la secuencia 4-1-asterisco. El barco qued¨® ya totalmente libre. Kate fue al anden del tren y anduve hasta encontrarse con el marinero. Le pidi¨® ayuda y ¨¦ste le lanz¨® una cadena. Katea?adi¨® el garfio al extremo y lo enganch¨® al tren. El tren fue remolcado hasta la muralla exterior.

Kate dio cuerda al tren mediante el mismo sistema que en Valadilene. S¨®lo le faltaba recuperar su mamut.

Fue a la exposici¨®n que hab¨ªa preparado su amigo el paleont¨®logo. A su termino fue al Laboratorio y recogi¨® unas fotocopias sobre la leyenda de los mamuts y el mu?eco prehist¨®rico. Volvi¨® al tren.

Coloc¨® al mamut en su repisa y el nuevo cilindro que hab¨ªa encontrado en la universidad, despu¨¦s de haber visto su contenido. Avis¨® a ?scar para que reanudaran el viaje. Sin embargo, a los pocos metros, el tren volvi¨® a pararse. ?scar quer¨ªa que Kate le diera un ticket de viaje! Kate fue a la taquilla del exterior para solicitarlo pero necesitaba una visa para que se lo dieran.

Kate se encamin¨® a una puerta que hab¨ªa en la muralla. Arriba le esperaba el guardia que la custodiaba. Kate le pidi¨® la solicitud necesaria para que ?scar le diera el ticket, pero el guardia se neg¨® porque insist¨ªa en que exist¨ªa un peligro inminente al otro lado de la muralla. Kate echo un vistazo por el telescopio. Enfoco las lentes hasta comprobar que lo que ten¨ªa delante no era m¨¢s que el extra?o tronco de un ¨¢rbol. Mir¨® sobre la mesa y vio que el guardia ten¨ªa serios problemas de vista puesto que usaba gafas con lentes bastante gruesas. Se acord¨® entonces de la sustancia que mejoraba la vista, as¨ª que echo un poco en una copa y la termin¨® de rellenar con vino. Hizo que el coronel bebiera y volviera a mirar por el telescopio. Avergonzado por su nuevo descubrimiento, decidi¨® dar la autorizaci¨®n a Kate.

Volvi¨® a la taquilla en la que le esperaba ?scar y le dio el impreso. ?Por fin consigui¨® su ticket! Le dio el ticket a ?scar para partir hacia un nuevo destino desconocido!