La Armada espa?ola, como en casa en Augusta
Jon Rahm, uno de los grandes favoritos, y Sergio Garc¨ªa y Chema Olaz¨¢bal, ambos campeones, conforman la representaci¨®n nacional en el Masters.
Seve Ballesteros traz¨® el camino, Chema Olaz¨¢bal lo paviment¨® y Sergio Garc¨ªa a?adi¨® un nuevo tramo. La historia del golf espa?ol en el Masters de Augusta es una historia de ¨¦xito, jalonada con cinco chaquetas verdes. Dos se adjudic¨® el genio de Pedre?a (1980 y 1983), otras dos su buen amigo de Hondarribia (1994 y 1999) y la ¨²ltima afianz¨® en 2017 la trayectoria del castellonense, cuando ya se tem¨ªa que quedara relegado a la lista de grandes talentos de este deporte sin majors en sus vitrinas. El elegido para escribir una nueva p¨¢gina dorada de la historia de la Armada en este m¨¢gico rinc¨®n de Georgia (EE UU) es Jon Rahm.?
El vizca¨ªno parte entre los principales favoritos (en las casas de apuestas tiene la 'pole') pese a que no ha protagonizado el comienzo de temporada m¨¢s alentador de su carrera. La victoria se le resiste desde el US Open con el que estren¨® su cuenta en los grandes en junio del a?o pasado y ha tenido baches en su juego, especialmente con el putter. ?Motivos para el optimismo? Muchos. Principalmente su historial (cuarto, noveno, s¨¦ptimo y quinto en las cuatro ¨²ltimas ediciones de un total de cinco disputadas) en un campo que premia m¨¢s a los finos estilistas, y ¨¦l sin duda lo es, que a los grandes pegadores, etiqueta de la que tampoco se le puede desligar. Pero tambi¨¦n el hecho de que su 'mala racha' incluye cuatro top-10 en ocho salidas desde la Ryder del pasado septiembre. La cara B de Rahm es la cara A de la mayor¨ªa de golfistas del planeta.
El a?o pasado, para m¨¢s inri, le pill¨® la paternidad en v¨ªsperas de la cita y lleg¨® a Augusta la noche del martes, con tiempo para jugar nueve hoyos al d¨ªa siguiente antes de meterse en harina. Esta vez ha tenido tiempo para "practicar" y tomarle el pulso al campo, que cambia a?o a a?o. Algunas veces de forma m¨¢s perceptible que otras, pero siempre hay alg¨²n retoque. Sea como sea, no apuesten en su contra. Como el mismo dice, es curiosamente "el ¨²nico campe¨®n de grandes espa?ol sin un Masters" y esa es una anomal¨ªa que apunta a ser corregida tarde o temprano.
S¨ª sabe lo que es ser el centro de atenci¨®n un domingo en el green del 18 Sergio Garc¨ªa. En los cinco a?os que han pasado desde su mayor triunfo su mejor golf se ha visto en la Ryder y solo ha alzado un trofeo m¨¢s en el PGA, el del Sanderson Farms de la temporada pasada. Pero es otro jugador de hierros portentoso, al que Augusta le sienta como un guante y que en los ¨²ltimos meses ha recuperado a ratos su mejor versi¨®n. Si consigue ser m¨¢s consistente no extra?ar¨ªa verle en la zona noble de la tabla el fin de semana.
En la recta final de su carrera profesional se encuentra Olaz¨¢bal, ya m¨¢s centrado en el circuito de veteranos pero que sigue manteniendo el Masters como una cita fija en su calendario (tiene exenci¨®n de por vida para jugarlo, igual que el resto de campeones). A estas alturas lo ¨²nico que se le puede pedir es que transmita su sabidur¨ªa a los que vienen detr¨¢s, y es p¨²blico y notorio que lo hace gustosamente. Su presencia y la de Sergio es un recuerdo de todo lo bueno que le ha dado Augusta al golf nacional; la de Rahm, la promesa de que el futuro puede ser igual o m¨¢s espl¨¦ndido.