Nueve a?os sin Seve
Seve Ballesteros falleci¨® el 7 de mayo de 2011. En el noveno aniversario de su muerte, repasamos la carrera del genio que sali¨® de Pedre?a para conquistar el mundo.
¡°Un minuto de silencio¡ y toda la vida para recordarle¡± rezaba la portada de este diario el 7 de mayo de 2011. Ese d¨ªa falleci¨® Severiano Ballesteros Sota. Seve para todos. Y este jueves se cumplen ya nueve a?os sin una figura imprescindible en la historia del deporte patrio, sin el hombre que sac¨® el golf de su reducto brit¨¢nico y lo meti¨® en el sal¨®n de los espa?oles, sin una luminaria que trascendi¨® las fronteras de su disciplina y fue celebrado tanto o m¨¢s como persona que como atleta.
Or¨ªgenes humildes
En ¨¦poca de coronavirus, cuando la tendencia es echar la vista atr¨¢s buscando tiempos mejores, as¨ª en lo social como en lo deportivo, el genio c¨¢ntabro viene a la memoria. Naci¨® el 9 de abril de 1957 en Pedre?a, un pueblecito con vistas a la Bah¨ªa de Santander, sede de un exitoso club de remo y de un coqueto campo de golf. All¨ª trabajaba como jardinero su padre Baldomero y all¨ª comenz¨® el idilio entre Seve y el deporte que le har¨ªa eterno.
Si prosper¨® fue por su perseverancia. De familia humilde, descendiente de granjeros, su madre le hubiera preferido gan¨¢ndose un jornal en alg¨²n astillero c¨¢ntabro y los socios del club no le quer¨ªan ver por el recorrido a menos que fuera en el rol de caddie, que asumi¨® desde los nueve a?os. Lo mismo le sucedi¨® antes a su t¨ªo Ram¨®n, que practicaba a hurtadillas por las tardes, cuando los se?oritos ya se hab¨ªan retirado, y lleg¨® a convertirse en profesional, cuatro veces campe¨®n de Espa?a entre 1956 y 1961 am¨¦n de otros ¨¦xitos (como su sexto puesto en Augusta en 1965, el mejor resultado de un europeo por aquel entonces).
?l fue quien le inocul¨® a Seve la pasi¨®n por el golf: "Se parec¨ªa much¨ªsimo a m¨ª por esa ilusi¨®n por jugar, por las dificultades que tuvo¡ Tambi¨¦n ¨¦l deb¨ªa jugar a escondidas, en las noches de luna llena, al amanecer, en el mismo campo que yo. Tambi¨¦n ¨¦l se hizo a s¨ª mismo. No me ped¨ªa muchos consejos. ?l observaba", asegur¨® a El Pa¨ªs en 2011, un a?o antes de morir.
El despegue
A base de vueltas ¡®furtivas¡¯ y atenci¨®n, Seve medr¨®. Para 1974, a los 17, ya era profesional y en 1976 empez¨® la forja del mito. Ese a?o gan¨® su primer torneo, el Open de Holanda, en un circuito europeo en pa?ales (hab¨ªa sido organizado como tal cuatro a?os antes) y qued¨® segundo en el British Open. Al t¨¦rmino de la temporada, con 19 primaveras y 250 d¨ªas a sus espaldas, la Orden de M¨¦rito era suya (nadie lo ha conseguido siendo m¨¢s joven) y el gran p¨²blico ya le conoc¨ªa.
Especialmente el brit¨¢nico, en cuyo coraz¨®n "el quinto Beatle", como le definir¨ªa el hoy tambi¨¦n difunto Michael Robinson, siempre ocup¨® un lugar especial por su compromiso con The Open (as¨ª, a secas, les gusta llamar al British Open en las islas), que gan¨® tres veces dejando momentos memorables como su golpe desde un parking aleda?o al Royal Lytham en la edici¨®n de 1979, la de su primer triunfo, y con la Ryder Cup, que a ese lado del Canal de la Mancha adquiere la categor¨ªa de liturgia.
La Ryder y Augusta
La influencia de Seve sobre la bienal que enfrenta a los mejores golfistas de Estados Unidos y Europa desde 1979 (entre 1927 y ese a?o por parte del Viejo Continente solo jugaban brit¨¢nicos) se puede medir en cifras: ocho apariciones, 37 partidos, cinco t¨ªtulos y una sociedad para la historia con Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal, con quien gan¨® 11 de los 15 puntos que disput¨®. Pero los n¨²meros no explican todo lo que signific¨® para una competici¨®n cuyos ¨²ltimos 40 a?os de historia no se entienden sin su presencia. Fue clave para sacarla de su encierro en Reino Unido y llevarla a Valderrama, donde fue capit¨¢n, en 1997, y su esp¨ªritu ha acompa?ado al equipo europeo desde que debutara en 1979. Ignacio Garrido, uno de los 11 espa?oles que han tomado parte alguna vez en el torneo, lo resumi¨® perfectamente: "Era omnipresente, estaba en todos los hoyos".
No solo con el British y la Ryder forj¨® lazos especiales. Seve fue el primer europeo que puso una pica en el Augusta National, el selecto club de Georgia (Estados Unidos) que alberga cada a?o el Masters. Se enfund¨® la chaqueta verde dos veces, en 1980 y 1983. Gestas como esas le valieron el respeto de los grandes jugadores norteamericanos. Jack Nicklaus, 18 majors en su palmar¨¦s y ampliamente considerado como el mejor de la historia, lleg¨® a decir de ¨¦l: "Su impacto en el mundo del golf, particularmente en Europa, es inconmensurable¡ Un gran hombre y un gran embajador, ha representado a su pa¨ªs, a su deporte y a s¨ª mismo con clase. Estoy convencido de que le gustar¨¢ la historia de su vida". Arnold Palmer, ganador de siete grandes, le defini¨® como "uno de los jugadores m¨¢s destacados y populares en la historia del deporte". Fue "el jugador de golf m¨¢s creativo" para Tiger Woods y un mago para Ben Crenshaw, quien asegur¨® que "jugaba golpes que los dem¨¢s ni siquiera pod¨ªan imaginar". Pero el m¨¢s gr¨¢fico glos¨¢ndole fue Tom Kite: "Cuando juega a su nivel, es casi como si Seve condujera un Ferrari y el resto de nosotros un Chevrolet".
Recitar todos los registros que acumul¨® el genio de Pedre?a a lo largo de su carrera dar¨ªa para otra pieza, por los que solo expondremos algunos de los m¨¢s significativos. Gan¨® 50 torneos de lo que es hoy el European Tour, m¨¢s que ning¨²n otro golfista (el siguiente en la lista, el alem¨¢n Bernhard Langer, se qued¨® en 42), con al menos uno por a?o entre 1976 y 1992, y fue cinco veces primero en la Orden de M¨¦rito, tres seguidas entre 1976 y 1978. Am¨¦n de los cinco triunfos en majors ya citados, se alz¨® campe¨®n cinco veces en los Campeonatos del Mundo Match Play y dos en la Copa Mundial. En total acumul¨® 96 t¨ªtulos, adem¨¢s de un Pr¨ªncipe de Asturias de los Deportes en 1989 y la Medalla de Oro del parlamento de Cantabria, regi¨®n cuyo aeropuerto internacional, el de Santander, lleva su nombre.
Pero quiz¨¢ la parte m¨¢s importante de su legado sea el hecho de que paviment¨® el camino para varias generaciones posteriores de golfistas espa?oles, desde Olaz¨¢bal y Jim¨¦nez a Sergio Garc¨ªa, Rafa Cabrera Bello o Jon Rahm, que no pierde ocasi¨®n para destacar la importancia de Seve en su desarrollo como jugador y como persona.
Casado desde 1987 con Carmen Bot¨ªn, tuvo tres hijos, Javier, Miguel y Carmen, antes de que el enlace con una de las descendientes de la saga de dirigentes del Banco Santander se extinguiera en 2004. Cuatro a?os despu¨¦s, el 6 de octubre de 2008, ingres¨® en el madrile?o hospital de La Paz y el d¨ªa 12 anunci¨® p¨²blicamente el diagn¨®stico de un c¨¢ncer cerebral que terminar¨ªa mat¨¢ndole el 7 de mayo de 2011 en su casa de Pedre?a. Las muestras de afecto hacia su figura procedentes del golf, del deporte en general y de otros sectores de la sociedad fueron infinitas. Desde 2009 opera la Fundaci¨®n Seve Ballesteros, que cre¨® para "ayudar en la investigaci¨®n oncol¨®gica" y "apoyar a los j¨®venes talentos del golf". Una de las muchas cosas que nos recuerdan que Seve se fue hace nueve a?os, pero a¨²n sigue entre nosotros.