Se cumplen 50 a?os del Europeo de los pesos pesados de Urtain
El 3 de abril de 1970 Jos¨¦ Manuel Ibar gan¨® a Peter Weiland y se proclam¨® campe¨®n de Europa de los pesos pesados en el Palacio de los Deportes de Madrid.
Iluminado por decenas de flashes, repeinado con la raya a la izquierda, el ¨ªdolo de las masas se abri¨® paso entre mandamases, curiosos y famosillos y se subi¨® con determinaci¨®n a la b¨¢scula.
El fiel oscil¨® a derecha e izquierda hasta que se detuvo sobre la raya de los 88 kilos y 400 gramos.
Jos¨¦ Manuel Ibar 'Urtain', brazos en jarras, medallita al cuello, esper¨® el veredicto de la balanza con la cabeza ladeada y la lengua asomando entre los labios. A su lado, encorbatado y con chaqueta oscura, ten¨ªa como testigo a su preparador, el italiano Renzo Casadei.
Esa noche del 3 de abril de 1970 peleaba Urtain contra el alem¨¢n Peter Weiland por el t¨ªtulo europeo de los pesos pesados. Weiland, poseedor del cintur¨®n continental, fue el segundo en pasar por la b¨¢scula y la puso a prueba con sus 105,500 kg.
A sus 30 a?os -Urtain ten¨ªa 26-, el germano luc¨ªa una avanzada calvicie que, en un ataque de coqueter¨ªa, en la ma?ana del pesaje se cubri¨® con un tosco peluqu¨ªn. La inconfundible voz del Nodo dio cuenta con sorna del detalle: "88,400 kg del espa?ol por 105,500 del alem¨¢n, con su postizo capilar incluido".
Renzo Casadei, ¨²nico superiviviente de un accidente de avi¨®n durante la II Guerra Mundial, se instal¨® a?os despu¨¦s en Espa?a y manej¨® con pericia y grandes beneficios para su propio bolsillo la carrera de los grandes p¨²giles de la ¨¦poca: Urtain, Pedro Carrasco, Jos¨¦ Legr¨¢. Era ¨ªntimo de Vicente Gil, m¨¦dico de cabecera de Francisco Franco, que nacionaliz¨® espa?ol a Casadei porque s¨ª.
No era el ¨²nico italiano en aquella escena del pesaje. A duras penas asomaba la cabeza para contemplar el espect¨¢culo el gran Rocco Torrebruno, cantante, actor y lo que hiciera falta, aqu¨ª en su papel de relaciones p¨²blicas. Cinco a?os antes hab¨ªa sido el presentador del concierto de los Beatles en la Plaza de las Ventas. En la memoria de todos los ni?os espa?oles nacidos en los sesenta permanece como un ¨ªdolo de la televisi¨®n en blanco y negro.
Pero a¨²n hab¨ªa otra presencia italiana. El ritual de la b¨¢scula estaba patrocinado por Cynar, un licor de alcachofa fabricado en Bolonia, con una graduaci¨®n alcoh¨®lica del 16,5 % y que se hab¨ªa hecho popular en las barras de zinc de los bares de Madrid. Casi tanto como Soberano, el brandi 'cosa de hombres' cuya marca aparece en el calz¨®n de Urtain y en la chaqueta de Casadei.
Unas horas m¨¢s tarde el Palacio de los Deportes registr¨® un lleno hist¨®rico para ver el combate entre Weiland y 'el Tigre de Cestona'. Al alem¨¢n, pasado de peso y fuera de forma, le convencieron con tres millones y medio de pesetas para que viajara a Madrid a poner su t¨ªtulo en juego. Otras versiones afirman que la bolsa ascendi¨® a siete millones a cambio de que se dejase ganar.
Urtain era entonces un fen¨®meno social. Despu¨¦s de triunfar en el deporte rural vasco, se hizo boxeador "por dinero", porque pegarse con otro le parec¨ªa una bestialidad. Casi sin t¨¦cnica, con una enorme fuerza bruta y con la ayuda de los rivales de poca monta que le pon¨ªan en suerte, se fue labrando una imagen heroica que pronto el franquismo asumi¨® como propia.
A Weiland le derrib¨® en el s¨¦ptimo asalto, despu¨¦s de pasar por algunos momentos de apuros. El 'morrosko' siempre hab¨ªa preferido los combates cortos. Tras caer sobre la lona y escuchar la cuenta del ¨¢rbitro, el germano se levant¨® tan campante y solo tuvo que preocuparse de esquivar al p¨²blico que inmediatamente invadi¨® el cuadril¨¢tero. Sobre los hombros de sus seguidores, Urtain fue elevado a los altares del deporte espa?ol hace ahora 50 a?os.
Se retir¨® en 1977, tras disputar 68 combates con un saldo de 53 victorias (41 de ellas por K.O.), 11 derrotas y cuatro nulos. Aquel t¨ªtulo europeo le dur¨® seis meses, hasta que en noviembre se lo arrebat¨® en Londres el brit¨¢nico Henry Cooper, aunque volvi¨® a ganar el cetro en diciembre de 1971.
Tras su adi¨®s a los rings, todo le fue mal. Los negocios que emprendi¨® fueron a la ruina. Derrochaba a espuertas y beb¨ªa sin medida. Sus amigos y sus mujeres (dos) se cansaron de sus l¨ªos. Todas las puertas a las que llam¨® en busca de ayuda permanecieron cerradas.
El 21 de julio de 1992, mientras Espa?a estaba pendiente de la inminente fiesta de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona, a Urtain solo le preocupaba que al d¨ªa siguiente le echaban de su piso en el Barrio del Pilar de Madrid porque no pagaba el alquiler. Su ¨²ltima mujer, Marisa, y sus hijos ya se hab¨ªan ido unos d¨ªas antes a casa de un familiar. Baj¨® al bar de siempre y pidi¨® una barrita de pan con tomate, un caf¨¦ y una copa de patxaran. Luego subi¨® a su casa, un d¨¦cimo piso, y se tir¨® por el balc¨®n.
Su figura forma parte de la memoria colectiva espa?ola. 'Es un Urtain', se dice de quien demuestra una fuerza may¨²scula. A¨²n en 2010, 18 a?os despu¨¦s de su muerte, el montaje 'Urtain' de la compa?¨ªa teatral Animalario fue un enorme ¨¦xito de p¨²blico y triunf¨® en los premios Max de las Artes Esc¨¦nicas con nueve galardones. Durante unos meses el p¨²gil vasco revivi¨® sobre las tablas en la persona de Roberto ?lamo, un actor nacido en aquel 1970 del primer t¨ªtulo europeo de Jos¨¦ Manuel Ibar.