Los 42,195 metros nacieron hace 110 a?os por un capricho real
El 24 de julio de 1908, en los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres, se corri¨® por primera vez sobre la distancia actual entre el Castillo de Windsor y el estadio White-City, en Shepherd¡¯s Bush.
Un capricho de la reina Alexandra de Inglaterra (consorte de Eduardo VII y que era danesa) propici¨® que en los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres 1908 se corriera por primera vez en marat¨®n sobre la distancia de las 26 millas y las 385 yardas. Su equivalente: los ya cl¨¢sicos 42.195 metros. Por cierto, y en contra de lo que suele decirse, la distancia no se institucionaliz¨® por la Federaci¨®n Internacional hasta 1921 y no se volvi¨® a competir sobre ella ol¨ªmpicamente hasta Par¨ªs 1924.
En los primeros Juegos Ol¨ªmpicos de la Era Moderna se corri¨® sobre 40 kil¨®metros, aproximadamente. Aquellos de Atenas 1896, disputados desde las llanuras de Marathon hasta la capital griega, conmemorando la carrera de Feid¨ªpides (Fel¨ªpides, seg¨²n otras versiones) para comunicar a los atenienses la victoria helena sobre los persas.
En los siguientes las distancias variaron: 40.260 en Par¨ªs 1900; 40.000 en Saint Louis 1904 y esos 42.195 metros en Londres. Pero despu¨¦s las distancias variaron de nuevo: 40.200 en Estocolmo 1912; 42.750 en Amberes 1920¡ hasta regresar, ya definitivamente, a los 42.195 de Par¨ªs 1924, Juegos que inmortaliz¨® magistralmente la pel¨ªcula brit¨¢nica ¡®Carros de Fuego¡¯, ganadora del Oscar 1981.
Pero, ?por qu¨¦ esos 42.195 metros o 26 millas y 385 yardas, su equivalente? La salida estaba fijada en el Castillo de Windsor y la llegada en el Estadio Ol¨ªmpico White-City, en Shepherd¡¯s Bush, pero la reina Alexandra quer¨ªa que la carrera de marat¨®n terminase exactamente bajo su palco real, y no en la l¨ªnea de meta, y de ah¨ª esa distancia. Nadie se opuso a ese capricho, obviamente. Por cierto, que la pista, de tierra, ten¨ªa una cuerda con la extra?a dimensi¨®n de 536,45 metros
Aparte de pasar a la historia por esa medida que a?os despu¨¦s se har¨ªa cl¨¢sica, la marat¨®n de Londres 1908 ofreci¨® a uno de los descalificados m¨¢s famosos de la historia: el italiano Dorando Pietri. Lleg¨® al estadio en cabeza, pero en estado lamentable. La carrera se inici¨® a las 14:33, con tiempo muy caluroso. Primero tom¨® la direcci¨®n contraria, hasta que los jueces le indicaron el camino de la meta. Se dirigi¨® a ella dando tumbos y lleg¨® a caer al suelo en cinco ocasiones.
Una parte del p¨²blico ped¨ªa a gritos que alguien le ayudase a completar la carrera y otra, m¨¢s entendida, advert¨ªa que ser¨ªa descalificado si eso suced¨ªa. Cuando los jueces vieron que llegaba al estadio el estadounidense John Hayes, decidieron ayudar al italiano, que estaba pr¨¢cticamente inconsciente. No quer¨ªan, de ninguna manera, que un norteamericano triunfase en Londres. Y as¨ª lo hicieron. Luego fue retirado en camilla.
Estados Unidos tard¨® pocos minutos en reclamar. Dorando fue descalificado, con toda justicia, pero en Londres se desat¨® una ola de simpat¨ªa hacia ese peque?o italiano nacido en Correggio y criado en Carpi, ciudad cercana a M¨®dena, y pastelero de profesi¨®n.
La reina Alexandra le regal¨® una copa de oro y el escritor y periodista Arthur Conan Doyle (creador de Sherlock Holmes y de obras maestras, como ¡®El Mundo Perdido¡¯ y que en los Juegos hac¨ªa cr¨®nicas espl¨¦ndidas para el Daily Mail) organiz¨® una cuestaci¨®n que le dio casi una fortuna, aunque las cifras recaudadas difieren seg¨²n las fuentes. Invirti¨® su dinero en un hotel, pero quebr¨® y tuvo que cerrarlo. Acab¨® ejerciendo de taxista en Carpi.
Fue el primer protagonista de una carrera maratoniana de 42.195 metros¡ pero no el campe¨®n. Ese t¨ªtulo fue para Hayes, segundo estadounidense en llevarse el oro, tras Thomas Hicks (Saint Louis 1904, payaso de profesi¨®n) y uno de los campeones ol¨ªmpicos de marat¨®n m¨¢s olvidados de la historia. Y predecesor del tercer norteamericano en ser campe¨®n ol¨ªmpico: Frank Shorter, que venci¨® en M¨²nich 1972, ciudad en la que naci¨®, porque era hijo de un militar destinado all¨ª durante la Guerra Fr¨ªa. Tambi¨¦n ¨¦l lleg¨® segundo a la meta, pero el primero no fue descalificado, porque era una persona que, simplemente, se hab¨ªa colado.