Derek Jeter es lo mejor que le pod¨ªa pasar a los Marlins
La compra del grupo encabezado por la leyenda de los New York Yankees supone un cambio de registro respecto a la olvidable era de Jeffrey Loria.
Al final todo llega y despu¨¦s de numerosos meses en los que se han producido avances escasos pese a todo el tiempo transcurrido, la venta de los Miami Marlins toca a su fin con el desenlace so?ado por todas las partes implicadas e incluso por aquellos que no tienen casi ni voz ni voto en este asunto.
Adi¨®s, Jeffrey Loria. Hola, Derek Jeter.
El grupo cuyo rostro m¨¢s reconocible es la extraordinaria leyenda de los New York Yankees ha sido capaz de superar en una verdadera prueba de resistencia al resto de competidores, incluido un Jorge Mas que parec¨ªa postularse hace no demasiado como la opci¨®n m¨¢s viable en muchos sentidos, pero que no ha sido capaz de llegar a un acuerdo con el todav¨ªa due?o de la franquicia por un importe de 1.200 millones de d¨®lares.
Una operaci¨®n redonda
Si nos paramos a pensar en esa cuant¨ªa, debemos hacerlo tambi¨¦n en el importe por el que Loria se hizo con el control del equipo, apenas 158 millones de d¨®lares en 2002 y es f¨¢cil pensar que para ¨¦l, se trata de una operaci¨®n extraordinaria, que casi siempre ha sido lo que ha transpirado de una gesti¨®n que ha sido desastrosa en numerosos niveles, pero ninguno m¨¢s atroz salvo por el contribuyente del condado de Miami Dade, para el que el coste del Marlins Park all¨¢ por 2012 supondr¨¢, cuando todo est¨¦ dicho y hecho, m¨¢s de 1000 millones de d¨®lares.
Si la faceta empresarial ha sido fabulosa para un Loria que no ser¨¢ a?orado por South Beach, no se puede decir lo mismo en materia deportiva, con un club que ganaba sus segundas Series Mundiales en 2003 frente a los Yankees de un Derek Jeter que era su l¨ªder desde el short y que cont¨® con una sonrojante vuelta de honor del nuevo due?o de m¨¢s de una hora de duraci¨®n en el sagrado terreno del antiguo Yankee Stadium.
No, los Marlins han sido un desprop¨®sito en muchos sentidos y no han sido capaces de volver a la postemporada desde entonces y en los ¨²ltimos ocho a?os (si contamos el actual ya que van camino de ello), tampoco han logrado tener una campa?a positiva en el balance de victorias y derrotas.
Y ni siquiera hemos hablado de la campa?a inaugural con la pol¨¦mica que rode¨® a Ozzie Guill¨¦n, un equipo fichado a base de talonario y mentiras antes de ser desmantelado a las primeras de cambio, ni tampoco del esperp¨¦ntico episodio de recurrir a su GM para que entrenara al equipo sin experiencia previa para despedirle apenas unos meses despu¨¦s.
Nadie echar¨¢ de menos al citado Loria, que se marcha con el cheque en su bolsillo por los servicios prestados¡ y un(a falta de) prestigio totalmente merecido.
?Un futuro prometedor?
Lo cierto es que el panorama para la franquicia es desconcertante en muchos sentidos. Cuentan con una s¨®lida base de jugadores como Giancarlo Stanton, Christian Yelich, J.T. Realmuto e incluso Dee Gordon que est¨¢n bajo contrato durante varios a?os m¨¢s y que est¨¢ por saber lo que pasar¨¢ con ellos puesto que la organizaci¨®n posee una deuda que se estima de 500 millones de d¨®lares, siendo un misterio como ha sido posible despu¨¦s de ir recogiendo los cheques del fondo com¨²n para los clubes menos necesitados y que estuvo combinado con los presupuestos m¨¢s bajos durante la inmensa mayor¨ªa de la era Loria.
Tambi¨¦n estar¨¢ la figura de Marcell Ozuna, que se ha destapado con un a?o colosal que le ha llevado a la titularidad en el All-Star celebrado precisamente en Miami, pero cuya inminente llegada a la agencia libre puede colocarle en el mercado para repoblar un sistema de filiales que est¨¢ considerado como uno de los m¨¢s deprimentes de la competici¨®n.
Sin embargo, Derek Jeter estar¨¢ lidiando con la parte deportiva aunque tambi¨¦n tomando decisiones de negocios en el d¨ªa a d¨ªa y trae algo que no tuvo jam¨¢s Jeffrey Loria. Credibilidad y pedigr¨ª ganador forjado despu¨¦s de tantos a?os de ¨¦xitos en los Yankees.
Queda por ver cu¨¢l puede ser su impacto porque una cosa es haber sido un formidable jugador y otra bien distinta ser capaz de ser un buen gestor desde los despachos, pero nadie duda que la vida en los Miami Marlins acaba de iniciar una etapa ilusionante y repleta de optimismo.