Demasiada Estados Unidos para una Espa?a de plata
Un parcial de 8-1 tritur¨® a las de Oca en la final m¨¢s abultada. Las espa?olas resistieron los dos primeros parciales y llegaron al descanso con 5-3.


La derrota no siempre es amarga, y menos cuando una plata te acompa?a en la maleta. La Selecci¨®n femenina de waterpolo escribi¨® otra brillante historia en Budapest, con un equipo rejuvenecido, aunque cayera ante Estados Unidos en la final del Mundial, sin paliativos, barrida (13-6). Este t¨ªtulo es el quinto en las ¨²ltimas ocho ediciones para ese conjunto formado por 12 Ledeckys del waterpolo.
El resultado puede parecer una carnicer¨ªa, la mayor diferencia en una final hasta la fecha, pero hasta el ecuador del tercer parcial las americanas no se despegaron. La Selecci¨®n estuvo sin marcar desde el primer minuto del tercer cuarto hasta el ¨²ltimo del encuentro. Se obstruy¨® en el muro estadounidense (8-1).
Y eso que el comienzo fue esperanzador. Espa?a recuper¨® la defensa cooperativa de sus mejores ocasiones, con ayudas constantes. Estados Unidos no marcaba la diferencia en ataque con su f¨ªsico, solo gracias a las superioridades de las que dispon¨ªa. Seidemann y Raney golpearon primero ante el martillazo de Bea Ortiz (2-1). Resistieron las chicas de Oca, que tienen la virtud de no pensar nunca en lo que ya ha ocurrido. Y, con esa mentalidad zen, empataron por dos veces (Anni Espar y Bea Ortiz) en un electrizante segundo cuarto (3-3). Pero EEUU apret¨® en defensa, convirti¨® cada uno contra uno en un combate de sumo, y se encerr¨® como una tortuga en su caparaz¨®n cuando Espa?a disfrutaba de superioridades (5-3).
El tercer cuarto comenz¨® como un espejismo para las guerreras. Anni Espar, br¨²jula del conjunto espa?ol, marc¨® el 5-4 y redujo distancias, pero dos superioridades consecutivas de las americanas ampliaron la diferencia a tres goles (7-4). La jugadora del CN Sabadell Neushul hiri¨® por el costado derecho americano a una Espa?a que se quedaba a medio camino: si defend¨ªa a la boya, las lanzadoras anotaban; si marcaba a las lanzadoras, la boya generaba superioridad. No hubo manera. Para m¨¢s desgracia, Espar remat¨® a los palos en dos ocasiones y Bea Ortiz en otra. Pero este cuarto Estados Unidos fue una trituradora. Las de Krikorian llegaron a ganar 9-4 y 10-5, desesperada Espa?a en ataque porque no encontraba ni suerte ni recursos ante el potencial americano.
Sin tiempo ni posibilidades de reacci¨®n, la Selecci¨®n nunca se rindi¨®, y Estados Unidos tampoco, por lo que el partido sigui¨® el cauce. La victoria fue para Espa?a como cruzar el Danubio con piedras (13-6). Pero la historia vuelve a empezar.