Chip Kelly, ?el mes¨ªas que salvar¨¢ a los Titans?
Pasada la sorpresa inicial, apenas media hora despu¨¦s de ser despedido de Eagles los medios ya herv¨ªan con los rumores sobre su fichaje por Titans.
![Si los rumores se legan a realizar, ¿Será capaz de guiar Chip Kelly a los Titans a lo mas alto?](https://img.asmedia.epimg.net/resizer/v2/JZXQOLXB75L6FLYS53BLJRISK4.jpg?auth=96ce173c3a69187e7ddbf3a5244bf71d2ecef7f31e4bdbe9ea5ea527db479d49&width=360&height=203&smart=true)
The Washington Post lo resumi¨® a la perfecci¨®n en apenas una l¨ªnea menos de 24 horas despu¨¦s de la salida de Chip Kelly de los Philadelphia Eages: ¡°todo el mundo se pregunta no si los Titans van a fichar a Chip Kelly, sino cu¨¢ndo van a hacerlo¡±. Chip Kelly no tiene equipo. Y Tennessee no tiene entrenador, pero s¨ª a Marcus Mariota. A match made in heaven, que dir¨ªa un anglo.
Una oportunidad de oro para la maquinaria medi¨¢tica que rodea a la NFL, que necesita nutrirse constantemente de nuevas historias con las que mantenerse en movimiento. No es la primera vez que se liga el futuro de Mariota al de Kelly (o viceversa, en este caso). El entrenador revolucion¨® el football universitario con el quarterback como principal referencia de un ataque desenfrenado. Despu¨¦s se march¨® a la NFL a intentar repetir la historia y cuando Mariota dio el salto a los profesionales, la prensa no pudo resistirse a una narrativa demasiado golosa: Kelly quer¨ªa a ¡°su¡± quarterback a toda costa porque con ¨¦l ganar¨ªa varias Super Bowls. Con mucho menos se han escrito guiones de ¨¦xito en Hollywood.
Mariota nunca lleg¨® a Philadelphia. Los Titans decidieron que iba a ser su nuevo quarterback franquicia y, visto lo visto en 2015, decidieron con muy buen criterio. Pero pronto qued¨® claro que los de Nashville no confiaban en su head coach, Ken Whisenhunt, que fue despedido a principios de noviembre. Para entonces los Eagles tampoco carburaban.
Las buenas historias nunca mueren, y ah¨ª estaba la prensa para recuperarla: si Kelly no hab¨ªa podido llegar a un acuerdo con los Titans para hacerse con Mariota, quiz¨¢ los Titans podr¨ªan llegar a un acuerdo con los Eagles para llevarse a Kelly. La historia tampoco tuvo muchas piernas esa vez. Los Titans dejaron claro que no har¨ªan ning¨²n gran esfuerzo para forzar un traspaso por Chip Kelly.
Y ahora, por fin, eso ya no ser¨ªa necesario. Ahora s¨ª que s¨ª. A la tercera va la vencida. Los Titans necesitan a un entrenador que saque partido a Mariota, y Chip Kelly necesita a un equipo en el que pueda desarrollar su sistema. El guion se escribe solo, y la prensa y las redes sociales lo ten¨ªan cerrado en menos de una hora.
Los Titans son, seguramente, el equipo perfecto para que Kelly lance el segundo asalto de su conquista de la NFL. Chip repiti¨® hasta cansarse durante la ¨²ltima offseason que su sistema estaba por encima de los jugadores. Nadie le crey¨® entonces, y a la vista de los resultados ahora todav¨ªa menos. La liga acepta ya como verdad universal que Kelly necesita un tipo de quarterback muy determinado para que su manual de estilo funcione. Y ese quarterback es Mariota.
Otra gran ventaja para Kelly: los Titans nadan en espacio salarial libre. M¨¢s que nadar, se ahogan. M¨¢s de 25 millones disponibles ahora mismo, y muchos m¨¢s, cerca de 45, si se cortan unos cuantos contratos muy abultados, pero con penalizaciones f¨¢ciles de asumir. Con dinero, se supone, es mucho m¨¢s f¨¢cil reconstruir una plantilla que necesita talento a raudales.
Esa falta de talento, para Kelly, ser¨ªa ahora mismo otra ventaja. En Philadelphia necesit¨® desmontar un equipo que hered¨® ya hecho y que sum¨® 20 victorias en dos a?os. Aqu¨ª no habr¨ªa ning¨²n edificio que rehacer. Salvo Mariota, casi todo es prescindible. Sin ruidos. Sin levantar ampollas. Y por supuesto est¨¢ el m¨¢s que probable n¨²mero uno del draft de 2016. Para fichar a otro jugador imprescindible, o para traspasarlo y elegir a tres o cuatro jugadores con los que rellenar la plantilla.
S¨®lo hay un problema. En las buenas pel¨ªculas, este tipo de historias rara vez tiene un final feliz. Ya se sabe, es un amor imposible y la reuni¨®n nunca llega a darse. Uno de los enamorados ha aprendido durante con el paso del tiempo que, en realidad, su amado no era tan perfecto. Y qu¨¦ caray, ni siquiera lo necesita. La felicidad era en realidad otra cosa.
En esta pel¨ªcula, esos son los Tennessee Titans. Lo mismo que dud¨® de Chip Kelly, la liga dud¨® de Marcus Mariota. La narrativa m¨¢s com¨²nmente aceptada era que las impresionantes cifras del quarterback en Oregon eran fruto del sistema. Pero que su adaptaci¨®n a la liga tardar¨ªa a?os, a no ser que su equipo se decidiese a utilizar ese mismo sistema. Esas dudas se evaporaron en apenas mes y medio. Mariota ha demostrado que no necesita el sistema de Chip Kelly para triunfar en la NFL, y a estas alturas ya nadie cuestiona que, sin ser un pocket passer cl¨¢sico, no tendr¨¢ problemas en triunfar con un sistema mucho m¨¢s convencional.
Los Titans lo saben, y eso reforzar¨ªa su posici¨®n negociadora con Kelly en el caso de que se planteasen en serio contratarle como entrenador. Tirando de nuevo de verdades aceptadas como universales en la liga: no es el Kelly entrenador el que ha sido despedido de Philadelphia. Es el Kelly general manager. El que se enfrasc¨® en una reestructuraci¨®n de la plantilla que ha sido su aut¨¦ntico fracaso, con fichajes caros y con mal rendimiento. Es poco probable que alg¨²n equipo se decidiera a darle el poder absoluto a Chip Kelly, y los Titans ya saben que no le necesitan tanto como para tener que ceder en ese punto.
En contra de Chip Kelly, adem¨¢s, juega la historia. Las buenas historias no s¨®lo nunca mueren: generalmente no son m¨¢s que versiones renovadas de otras historias m¨¢s viejas. Y los Titans conocen esa vieja historia muy de cerca. En 1990, antes de la mudanza a Nashville, los Houston Oilers contrataron como entrenador a Jack Pardee. Durante los tres a?os anteriores, Pardee hab¨ªa revolucionado el f¨²tbol universitario con un ataque vertiginoso que rompi¨® todos los r¨¦cords. Lleg¨® a sumar m¨¢s de mil yardas en un solo partido, en el que anot¨® 95 puntos contra SMU. Andre Ware, su estrella, fue el primer quarterback afroamericano en llevarse el trofeo Heisman que premia al mejor jugador colegial.
En los Oilers, Pardee entrenar¨ªa al primer gran quarterback afroamericano de la NFL: Warren Moon, aunque ya en el ocaso de su carrera. Precisamente, la misi¨®n de Pardee ser¨ªa dar el ¨²ltimo paso: convertir a los Oilers, un fijo de los playoffs, en el equipo que lo ganase todo, para que Moon no se fuera a casa sin su anillo de campe¨®n. Bud Adams, due?o legendario de la franquicia, le dio un plazo de tres a?os. Si en 1993 no hab¨ªa ganado un anillo, desmontar¨ªa el equipo y comenzar¨ªa la reconstrucci¨®n. Aquel a?o los Oilers ganaron 12 partidos, pero perdieron su primer partido de playoffs. Adams cumpli¨® su amenaza: Warren Moon fue traspasado a los Vikings y el equipo perdi¨® nueve partidos en diez jornadas en la temporada siguiente, lo que le cost¨® el despido a Pardee.
Las buenas historias nunca mueren, pero rara es la ocasi¨®n en que el remake supera al original. ?Est¨¢n los Titans dispuestos a jug¨¢rsela con Chip Kelly?