La gran semana de la rivalidad en el football universitario
La NCAA se guarda para el ¨²ltimo d¨ªa de la temporada regular su mejor men¨² de encuentros y pasiones deportivas, coincidiendo con Acci¨®n de Gracias.

Una de las caracter¨ªsticas principales de la competiciones deportivas norteamericanas es que el concepto de sorteo, as¨ª como el del azar del calendario, est¨¢n donde deben: en la papelera de reciclaje. Los europeos somos m¨¢s dados a sacar bolas de copas, a dejar que sea la fortuna la que decida qui¨¦n juega contra qui¨¦n y cu¨¢ndo. Es tan absurdo, tan rid¨ªculo, tan contrario a la l¨®gica, la racionalidad y la evoluci¨®n que, por supuesto, tenemos que ama?ar esos sorteos para que hay algo de cordura.
No as¨ª en el mundo estadounidense, en lo que se refiere al deporte al menos. Y mucho menos en el ¨¢mbito universitario, donde la tradici¨®n y el ser parte esencial de la comunidad son dos patas consustanciales e inviolables de su raz¨®n de ser.
Por eso este fin de semana tenemos el mejor men¨² de partidos posibles en la NCAA, modalidad football. En un alarde de inteligencia se hacen coincidir tres circunstancias: el puente de Acci¨®n de Gracias, la ¨²ltima jornada de la temporada regular y las grandes rivalidades, los derbys, todo en un mismo fin de semana, en dos d¨ªas gloriosos.
Los motivos son obvios. En Acci¨®n de Gracias al norteamericano medio va a comer a casa de su familia, de sus padres. Una sociedad con menos apego a las raices que la nuestra, y un territorio nacional tan amplio, suele mandar a sus v¨¢stagos a cientos, o miles, de kil¨®metros del hogar materno. Esta festividad, an¨¢loga en este sentido familiar a nuestra cena de Nochebuena, hace que muchos de lo que trabajan en Nueva York, o Chicago, o la capital de su estado, vuelvan, como El Almendro, a casa por Acci¨®n de Gracias.
Por lo tanto, muchas personas se reencuentran con sus amigos de la infancia y con sus equipos del alma, los que juegan cerca de donde nacieron. Esos equipos, esas universidades, esos aficionados tienen, aqu¨ª s¨ª que coinciden con la cultura europea, sus rivalidades y sus odios enfocados en los vecinos, en los del pueblo de al lado o en los grandes enemigos del estado. Por eso la NCAA, con tanto p¨²blico potencial cerca de sus estadios y con gusto por la nostalgia en fechas tan se?aladas, les pone el caramelo en la boca de ver el partido que m¨¢s desean presenciar en toda la temporada.
El a?adido final es el hecho de que sea el partido con el que se concluye la temporada regular por lo que en la mayor¨ªa de campos se est¨¢n jugando la temporada. Ya sea para poder pelear por entrar en los playoffs, en la Final Four, por ganar la conferencia, o la divisi¨®n, por participar en alguna gran Bowl, simplemente para poder ser elegido para una Bowl menor o, en el ¨²ltimo de los casos, por fastidiar al enconado vecino de siempre, en cada campo se est¨¢ jugando mucho este fin de semana.
Este desenfreno de partidos "de la m¨¢xima", ya comenz¨® el jueves con la victoria de Texas Tech sobre Texas. La gran semana continu¨® ayer con Oregon ganando a Oregon State (Civil War), y Washington haciendo lo propio con Washington State (The Apple Cup).
Como v¨¦is, algunos de los partidos tienen nombre propio, los que he puesto dentro de los parentesis. Ninguno tan preciso, tan contundente, como The Game. As¨ª, sin apellidos. La gran rivalidad del deporte universitario en Estados Unidos, y muy probablemente sin tener que a?adir lo de universitario, es el Michigan-Ohio State. La disputa viene del siglo XIX, de cuando en el salvaje Oeste se liaban a tiros por los bordes de las fincas y las fronteras de los estados. Hoy, a las seis de la tarde hora peninsular, y por fortuna con armas menos da?inas, los Wolverines y los Buckeyes volver¨¢n a reeditar el gran partido, The Game, que paraliza, como cada a?o, a los grandes aficionados al deporte nortemaricano.
No los voy a nombrar todos, porque ser¨ªa poco menos que imposible si contamos todas las divisiones, pero ah¨ª va una muestra de la enormidad que vamos a disfrutar hoy: Alabama-Auburn (Iron Bowl), de un misticismo e importancia con poco parang¨®n, Stanford-Notre Dame (The Legends Trophy), Florida-Florida State (Florida Cup), USC-UCLA (The battle of L.A.), South Carolina-Clemson (Palmetto Bowl), Oklahoma State-Oklahoma (Bedlam Series), Virginia-Virginia Tech (Commomweatlh Cup), Georgia Tech-Georgia (Clean Old-Fashioned Hate), Utah-Colorado (Rumble in the Rockies) y Mississippi State-Ole Miss (The Egg Bowl). M¨¢s cosas, aunque algo menores en football, como el Kentucky-Louisville, que en baloncesto es una barbaridad, Indiana-Purdue, Illinois-Northwestern, NC State-North Carolina o el Kansas-Kansas State.
Como v¨¦is un verdadero atrac¨®n. No de pavo, como el jueves, no de compras, como el viernes, sino de football universitario para el s¨¢bado. Este puente de Acci¨®n de Gracias es de capital importancia en la cultura de Estados Unidos y, claro, su deporte favorito no pod¨ªa no ser parte de ello.