Los Colts reinventan el football con una jugada que ya es m¨ªtica
Lo que sea que intentaran en un cuarto down en el tercer cuarto, se ha convertido en una de las jugadas m¨¢s comentadas de la historia de la NFL.
Los Colts lo han logrado. Han elevado el football americano a un nivel de excelencia que el resto de los mortales no logramos entender. En Indianapolis, en una noche inolvidable que pasar¨¢ a la historia de la NFL, crearon ARTE. Pero con may¨²sculas. Un momento extraordinario en el que consiguieron que todo el mundo del football pasara de la expectaci¨®n a la sorpresa, de la incomprensi¨®n a la hilaridad, a velocidad vertiginosa. Una concentraci¨®n explosiva de sentimientos contradictorios que ni los m¨¢s grandes artistas de la historia han logrado convocar.
Y para quien no sepa de lo que estoy hablando, he aqu¨ª el prodigio. Advierto de que el visionado del v¨ªdeo puede herir algunas sensibilidades.
Si alguna vez hab¨¦is visitado el Museo del Prado, quiz¨¢ hab¨¦is presenciado una imagen que no es extra?a. Una persona llorando delante de un cuadro, incapaz de ocultar los sentimientos que le transmite. Emocionado ante tanta sensibilidad, tanta inspiraci¨®n. Pero lo m¨¢s curioso es que unos minutos despu¨¦s puede pasar otra persona a la que se le ilumina la cara, otra con gesto de sorpresa, de incomprensi¨®n¡ reacciones variadas que dependen muchas veces del estado de ¨¢nimo del espectador.
Los Colts perd¨ªan 21-27, el tercer cuarto llegaba a su fin, cuarto down en su propia yarda 37 y algo hab¨ªa que intentar, porque el partido se escapaba de las manos y no quedaban muchas balas en la rec¨¢mara. La banda de Indianapolis bull¨ªa por la tensi¨®n. Hab¨ªa llegado el momento que llevaban tanto tiempo esperando. La hora del arte. El evento que cambiar¨ªa la historia del deporte. Como si todos los jugadores hubieran salido al campo sin casco, y con una margarita enganchada en la oreja. ¡°?Haz el amor y no la guerra!¡±
Sab¨ªan que, como les sucede a todos los artistas, ser¨ªan unos incomprendidos en su tiempo. Que llover¨ªan las cr¨ªticas y que nadie llegar¨ªa tan lejos como para comprender que la inspiraci¨®n se alimenta del aire, que los objetivos son et¨¦reos, fruto de la sensibilidad. ?Qu¨¦ importaba el resultado de un m¨ªsero partido? Nada comparable a la grandeza que estaba a punto de fluir sobre el emparrillado, para llenar el mundo de electricidad positiva. Toda la emotividad acumulada en los mejores museos del mundo, emanando en un instante irrepetible como un regalo del Lucas Oil hacia el resto de la humanidad.
Ya hab¨¦is visto el evento, en el v¨ªdeo enlazado en la cuenta de twitter de NFL. Pero creo que debe ser explicado hasta sus ¨²ltimas consecuencias, porque sospecho que ninguno de vosotros ha llegado a comprender su exquisita profundidad. Su sensibilidad intr¨ªnseca.
Los jugadores de equipos especiales se colocan en la cl¨¢sica formaci¨®n de punt para mostrar el tedio de la vida corriente y repetitiva, para, de pronto, arrancar a correr hacia la derecha y repetir la misma estructura, pero pegada a la banda. Una representaci¨®n brillante, emotiva, de la fluctuaci¨®n del movimiento en la sociedad moderna. La necesidad del hombre de encontrar estabilidad y afecto incluso cuando el transito del d¨ªa a d¨ªa le introduce en un vaiv¨¦n insano. Parece que el efecto perfecto se consegu¨ªa con una m¨²sica que hab¨ªan preparado ad hoc y acompa?aba a la coreograf¨ªa, pero que no se atrevieron a usar para evitar una multa de la liga. Entonces, en un momento que solo han captado los m¨¢s familiarizados con el arte conceptual al que pertenece esta obra en concreto, el safety Colt Anderson (obs¨¦rvese la coincidencia entre el nombre del equipo y el del jugador, porque forma parte del desarrollo de la idea) cambia de direcci¨®n y se sit¨²a tras la espalda de Griff Whalen, receptor reconvertido en center para la ocasi¨®n, y que realiza un snap que quiere representar la soledad del hombre frente al mundo, y las fieras que intentan destruirlo.
Dos hombres solos entregados en un sacrificio ritual mientras intentan lo imposible pese a lo absurdo de su lucha. No s¨¦ vosotros, pero yo a esas alturas ya lloraba desconsoladamente. Incapaz de retener en mi alma tanta emoci¨®n, tanta sensibilidad que me hac¨ªa estremecer. Bestias con casco representando el amor universal. Arte absoluto mientras Whalen, solo contra el mundo, intenta proteger a Anderson desesperadamente sin poder evitar que las fieras le devoren.
Y para terminar, en una culminaci¨®n perfecta, un cl¨ªmax irrepetible, una coreograf¨ªa de pa?uelos amarillos que multiplican el efecto de resignaci¨®n prefecta. Daba igual el esfuerzo tit¨¢nico por lograr algo imposible, porque incluso su hubiera sucedido un milagro, no habr¨ªa servido para nada. Una penalizaci¨®n habr¨ªa acabado con la ilusi¨®n. Los mismos m¨¢rtires entregados voluntariamente a la inmolaci¨®n afilan los cuchillos y se?alan la yugular. Borbotones de sangre amarilla para idealizar el absurdo que es la vida. Lo in¨²til de la pelea.
Arte en estado puro. Genialidad infinita. ?Qu¨¦ importa una derrota si se ha transmitido el mensaje? Si el mundo ha re¨ªdo, llorado, vibrado, con unos instantes de renuncia. Al Michael y Cris Collinsworth sin saber qu¨¦ decir ante el micr¨®fono.
Lo ¨²nico que no entiendo es que Pagano saliera luego explicando que hubo un error de comunicaci¨®n y no s¨¦ muy bien qu¨¦ historia de doce hombres en el campo y que los Patriots supieron ajustarse. No Chuck, no. El arte se perpetra con todas las consecuencias. No cabe arrepentimiento. Y menos cuando has tenido un ¨¦xito tan arrollador. ?ARTISTA!
El mismo Belichick se mostr¨® impresionado ante lo sucedido. ¡°no sab¨ªamos hacia d¨®nde iba la jugada¡±, ¡°un onside kick, alg¨²n tipo de enga?o, un enga?o de punt, un enga?o de field goal¡±. ¡°Yo estaba seguro de que cubr¨ªamos el lado interior y supimos reaccionar¡±. Los Patriots, espectadores de lujo convertidos en parte de la coreograf¨ªa.
Arte.