Serpientes veraniegas: ?Peyton Manning a los Texans?
No hay partidos en junio. En realidad, no hay apenas actividad en la NFL. S¨®lo los minicamps, tres d¨ªas en los que cada equipo se re¨²ne por primera vez al completo en pretemporada, y en los que se entrena sin contacto, dan algo de vida a la liga. Y sin embargo, junio es un mes precioso para ser aficionado.
Es decir: ?en qu¨¦ otro mes sino en junio puede uno creer que su equipo, cualquiera que sea su equipo, tiene posibilidades reales de pelearlo todo? Si en Cleveland se ilusionan con el rendimiento de Josh McCown en sus primeras pr¨¢cticas con los Browns y en Miami hay quien conf¨ªa (todav¨ªa) en que Josh Freeman puede convertirse en un buen suplente para un equipo con (algunas) aspiraciones, est¨¢ claro que cualquiera puede so?ar en imposibles, ?no?
Si hay un momento en el que un quarterback del mont¨®n puede tener su momento de gloria son estos tres d¨ªas de junio. Los jugadores dejan sus protecciones en el vestuario y en los entrenamientos de los minicamps el contacto est¨¢ estrictamente prohibido. Suena cutre, pero estas pr¨¢cticas son lo m¨¢s parecido a la m¨ªtica serie de Batman en los 60: no hay golpes, s¨®lo onomatopeyas. Y no es broma: los defensas simulan el ruido del golpe con sus propias gargantas.
Sin contacto f¨ªsico, balones que en octubre acabar¨ªan en el suelo en junio son recepciones espectaculares a una mano. Y un quarterback que en una d¨¦cada apenas ha tenido un cuarto de hora de gloria se aparece ante sus ansiosos fans como el futuro MVP de la temporada. Cualquier buen aficionado sabe que hay que tener mucho cuidado con qu¨¦ se ilusiona uno en junio, porque luego en septiembre llegan los chascos.
Menos en Houston. En la ciudad del sur de Texas nadie, ni siquiera en junio, se hace ilusiones con sus quarterbacks. Tampoco tienen demasiados motivos para ello. El favorito para ser titular, en principio, es Ryan Mallet. El ex de Arkansas lleg¨® a la liga ya por la puerta de atr¨¢s. En 2010 se le esperaba en la primera ronda del draft, pero sali¨® elegido en la tercera, y para ser suplente: fueron los Patriots los que pusieron su nombre en la tarjetita para Roger Godell.
Mallet nunca ha demostrado gran cosa en la liga. En New England sencillamente no tuvo oportunidades: apenas lanz¨® cuatro pases en sus tres a?os en Foxborough, y durante dos a?os estuvo sepultado en el depth chart detr¨¢s de Tom Brady y Brian Hoyer. Este ¨²ltimo volver¨¢ a ser su compa?ero este a?o en Houston, pero nadie espera de ¨¦l que sea poco m¨¢s que un game manager que, como mucho, no pierda partidos ¨¦l solo. Aunque no los gane. Y Tom Savage es una elecci¨®n de cuarta ronda del 2014 que tampoco ilusion¨® a nadie en los dos partidos que jug¨® el a?o pasado por las lesiones de sus compa?eros.
Con estos mimbres no hay quien haga un cesto. Vamos, que no hay quien se ilusione. Y si la ilusi¨®n no est¨¢ en casa, pues se busca fuera: es la hora de las serpientes veraniegas, t¨ªpicas de la pretemporada de cualquier deporte, y que en la NFL se materializa en forma de rumores sobre traspasos. En este caso, el de Peyton Manning: un periodista de Houston destap¨® la liebre y asegur¨® que, en esta postemporada, los Broncos intentaron traspasar al futuro hall-of-famer (este s¨ª) a los Texans.
?Tendr¨ªa sentido un traspaso as¨ª? Seg¨²n c¨®mo se mire, s¨ª. Gary Kubiak y Peyton Manning son como el agua y el aceite. Si al entrenador le gustan los quarterbacks m¨®viles que puedan abandonar el pocket, Manning es el ejemplo pluscuamperfecto del pocket passer. Y si a Manning le gusta modificar las jugadas a su gusto en la l¨ªnea, Kubiak es un control-freak que apenas deja libertad a sus quarterbacks. Es bien conocido que en 2012, cuando Manning era un agente libre a la busca de nuevo equipo, los Texans eran una de sus opciones preferidas. Fue Kubiak, por entonces head coach del equipo, el que vet¨® su fichaje y prefiri¨® mantener a Matt Schaub. Encajaba mejor en su sistema.
Por otro lado los Texans tienen una gran defensa (al menos sobre el papel) y un quarterback como Manning, incluso ya en su declive, les dar¨ªa opciones reales de intentar el asalto a la Super Bowl. Y el precio del traspaso, se supone, ser¨ªa bajo.
Si se analiza m¨¢s en profundidad, en cambio, las tornas cambian por completo. Los Texans han decidido este a?o dejar escapar a unos cuantos veteranos, sobre todo a Andre Johnson. Y nadie deja escapar a su WR estrella, por muy veterano que sea, si piensa en poner al frente del equipo a un quarterback al que le quedan dos a?os de carrera. El estilo ofensivo de los de Houston, adem¨¢s, pinta m¨¢s bien por otros derroteros: mucha carrera y pocos riesgos, confiando en que este a?o s¨ª Arian Foster se libre de sus problemas de lesiones. Y por supuesto, el dinero. Los Texans no tienen espacio salarial para hacerle hueco al enorme contrato de Manning, que no es conocido precisamente por perdonar un solo centavo a sus equipos.
Los dos equipos y el propio agente de Manning no tardaron en salir al paso de los rumores y desmentirlos categ¨®ricamente. No es que hiciera falta, pero por si acaso. Pero detr¨¢s del humo, lo que se esconde es un s¨ªntoma evidente: en una liga en la que mandan el pase, los Texans no tienen quien lance el bal¨®n con un m¨ªnimo de garant¨ªas. Y mientras eso ocurra, los rumores sobre qui¨¦n ser¨¢ su quarterback del futuro no cesar¨¢n.