El problema para Mariota no es el sistema, es la offensive line
Los Tennessee Titans han vivido desde el final de la pasada temporada envueltos en un mar de dudas. Antes del 30 de abril, la liga se preguntaba si de verdad los de Nashville se quedar¨ªan la segunda elecci¨®n del draft o terminar¨ªan por aceptar alguna de las mareantes ofertas que se presum¨ªan. Cuesti¨®n resuelta: se la quedaron, como prometieron, y eligieron a Marcus Mariota. Desde entonces la duda es en cambio si el quarterback est¨¢ preparado para la NFL, y c¨®mo de largo ser¨¢ su periodo de adaptaci¨®n.
Cualquier novato necesita tiempo para acostumbrarse a su nueva vida. El ritmo es distinto y la calidad de los rivales tambi¨¦n. Esto es todav¨ªa m¨¢s cierto en el caso de un quarterback. Cualquier quarterback. Pero si adem¨¢s este viene de un sistema como el de Oregon, donde el uso de la spread offense es intensivo, dice la sabidur¨ªa popular que ese periodo ser¨¢ m¨¢s largo y complicado. Y que cualquier equipo que fiche a un quarterback de este tipo har¨¢ bien en adaptar su playbook para hacerle la transici¨®n m¨¢s c¨®moda.
?Las buenas noticias para los aficionados de los Titans? Que en realidad Ken Whisenhunt, head coach de los de Tennessee, no va a necesitar adaptar gran cosa para que Mariota se sienta a gusto en sus sistemas ofensivos.
La primera y principal cr¨ªtica contra los quarterbacks criados en la spread offense es su incapacidad para recibir el snap justo detr¨¢s del center. Eso en los Titans no ser¨¢ un gran problema. El a?o pasado, el quarterback de los de Nashville s¨®lo empez¨® un tercio de las jugadas en esa posici¨®n. Y en siete de cada vez ocasiones en las que lo hizo, la jugada acab¨® en una carrera. En cambio, m¨¢s del 80% de las jugadas de pase se iniciaron en shotgun.
La segunda cr¨ªtica es que estos quarterbacks no est¨¢n acostumbrados a leer m¨¢s de una o, como mucho, dos progresiones de sus wide receivers. Que si el jugador al que han decidido pasar el bal¨®n de antemano falla al correr su ruta, el quarterback est¨¢ condenado a correr.
Pero hay soluciones para eso, y una de las m¨¢s obvias es tener un buen par de tight ends que hagan posible que el quarterback tenga una opci¨®n f¨¢cil en el juego intermedio. Tennessee tiene dos, y adem¨¢s acostumbrados a estos menesteres: Delanie Walker y Anthony Fasano. Nada espectacular, que nadie se enga?e, pero suficientes para dar un respiro a Mariota en situaciones desesperadas.
La otra es encontrar un receptor lo suficientemente bueno como para que el quarterback sepa que con lanzarle el bal¨®n ya se encargar¨¢ el wide receiver de hacerse con ¨¦l. Los Titans conf¨ªan en que Dorial Green-Beckham pueda convertirse en ese jugador, Est¨¢ por ver.
?Significa todo esto que la adaptaci¨®n de Mariota ser¨¢ sencilla y sin contratiempos? Ni mucho menos. Especialmente adem¨¢s porque Whisenhunt tiene entre manos un problema de dif¨ªcil soluci¨®n a corto plazo. Si los Titans quieren sacar el m¨¢ximo partido posible de las cualidades de su nuevo quarterback har¨¢n bien en incluir muchas jugadas para aprovechar una de sus grandes fortalezas: sus piernas y su enorme precisi¨®n cuando lanza el bal¨®n a la carrera.
No suena demasiado complicado, pero los Titans tienen un gran impedimento para conseguirlo. Y se mide en kilos. Centenares de kilos: tantos como suman los componentes de su l¨ªnea de ataque. Los jugadores que la forman est¨¢n cortados por un mismo patr¨®n: moles monol¨ªticas con muchos cent¨ªmetros y kilos, perfectamente capacitados para aplicar un esquema de power blocking (cada jugador de la l¨ªnea asume la cobertura individual de un jugador rival).
Pero para un sistema ofensivo repleto de bootlegs es preferible un esquema de blocajes zonales, lo que requiere de jugadores de menor tama?o (relativamente, huelga decir), pero mucho m¨¢s m¨®viles. Una l¨ªnea, en definitiva, que pueda prolongar al menos unos segundos vitales la protecci¨®n a su quarterback mientras se desplaza hacia un lado.
Y esa es la disyuntiva de Whisenhunt. ?Apuesta por un esquema que favorezca a una l¨ªnea ofensiva en teor¨ªa repleta de buenos jugadores j¨®venes, y en ese caso enclaustra a Mariota en el pocket? ?O le da a Mariota libertad para moverse y entonces hace sufrir a una unidad que ya el a?o pasado estuvo sin discusi¨®n entre las peores de la l¨ªnea? De la opci¨®n que escoja depender¨¢ el ¨¦xito de las maniobras de aterrizaje de Marcus en la NFL.