?Hacen los Patriots siempre lo que les sale de las pelotas?
Se?ores, le podemos dar las vueltas que queramos al asunto, pero despu¨¦s de leer el informe Wells solo hay una conclusi¨®n posible: han pillado a Tom Brady con el carrito del helado. El agente de Brady puede decir misa, legiones de aficionados de los Patriots pueden hablar lo que quieran de caza de brujas, pueden echarle la culpa al exceso de celo de un celador, buscarle los pies que haga falta al gato y quitar valor a las 243 p¨¢ginas del informe hablando de una presunta amistad entre Goodell y Wells, pero la sensaci¨®n es que ese dossier intenta ser escrupuloso y ecu¨¢nime. Cuidadoso hasta la exageraci¨®n. Y no dice nada absurdo, sino m¨¢s bien plasma negro sobre blanco m¨¢s o menos lo que todos sospech¨¢bamos: los utilleros de los Patriots desinflaron los balones con los que el equipo iba a enfrentarse a los Colts despu¨¦s de que los ¨¢rbitros pasaran los controles. Y lo hicieron para dejar las pelotas como le gusta a Brady, porque eso es lo que el quarterback les ha pedido que hagan.
Tampoco vale el argumento de que todos lo hacen. No creo que eso sea verdad. Es m¨¢s, dudo mucho que nadie m¨¢s lo haga. Creo que todos los quarterbacks de la NFL preparan los balones como m¨¢s les gustan antes de los partidos, pero tambi¨¦n creo que si los ¨¢rbitros los revisan y los vuelven a acondicionar para que se ci?an al reglamento, se aguantan y juegan con ellos as¨ª. No creo que todos tengan acordado con el utillero de turno que los vuelvan a dejar como antes de la revisi¨®n.?
El informe habla de que Brady ha pedido que le preparen los balones probablemente desde 2004. Yo creo que seguramente lo hiciera desde 2001, cuando empez¨® a ser titular. Y m¨¢s si tenemos en cuenta que Drew Bledsoe, como ya cont¨® en primera persona en diciembre cuando estall¨® el esc¨¢ndalo, siempre fue un mani¨¢tico de dejar los balones como m¨¢s le gustaban. De tal palo¡
Dicho todo lo anterior, todo el asunto me parece una solemne tonter¨ªa. Una aut¨¦ntica chorrada. Una cuesti¨®n de utillaje sin m¨¢s trascendencia. Si la NFL se ci?era a la pol¨ªtica que ha seguido en temas similares en los ¨²ltimos a?os, se limitar¨ªa a poner una multa de unos 25.000 d¨®lares o, simplemente, a apercibir a los Patriots. Es lo que ha hecho hasta ahora. Curiosamente, esta vez el tema se ha convertido casi en un asunto de Estado. Y lo importante es que descubramos los motivos.
?Entonces, por qu¨¦ ese empe?o de Brady por jugar con balones por debajo de la presi¨®n reglamentaria??
Yo creo que el problema se reduce simplemente a las infinitas man¨ªas que tienen los deportistas. Los tenistas con la tensi¨®n de los cordajes o el ceremonial de botes de la bola antes de hacer el saque. Los futbolistas con el anudado de sus botas, los baloncestistas antes de lanzar un tiro libre,¡ Los rituales deportivos alcanzan en muchos casos niveles casi esquizofr¨¦nicos. La mayor parte de los deportistas son mani¨¢ticos compulsivos que atribuyen ¨¦xitos o fracasos a detalles rid¨ªculos. Y que nadie se r¨ªa, que much¨ªsima gente no mira los lanzamientos de penalty para no gafarlos.?
Y mira t¨² por d¨®nde, una de las man¨ªas de Brady, y seguro que no es la ¨²nica, es que le quiten un poquito de aire a los balones. Para que est¨¦n como a ¨¦l le gustan. Y como hasta ahora nadie le ha dicho nada por hacerlo, el bueno de Tom ha disfrutado de su man¨ªa con total impunidad, con la colaboraci¨®n de unos utilleros que tampoco le han dado ninguna importancia y solo quer¨ªan hacer feliz a su jefe. Ni los ¨¢rbitros, ni la NFL le han dado tampoco al asunto la menor trascendencia. Si se la hubieran dado, Brady, que no es tonto, habr¨ªa dejado de hacerlo. Estos h¨¢bitos de enquistan en el tiempo porque a nadie le importan. Lo que demuestra que el asunto del deflategate es una solemne chorrada.?
Pero la realidad es que en la NFL hay una multitud que lleva mucho tiempo harta de los Patriots y sus cosas. As¨ª que un ejecutivo de los Ravens alert¨® a otro de los Colts de que los Pats desinflaban los balones. Y los Colts decidieron informar a la NFL, que pidi¨® a los ¨¢rbitros que estuvieran especialmente pendientes del tema. Es verdad que lo normal es que la NFL hubiera hablado con los Patriots para decirles que hab¨ªa habido quejas y que se cortaran un poco, pero tambi¨¦n es verdad que la decisi¨®n tomada es igual de leg¨ªtima.?
Tambi¨¦n se est¨¢ echando en cara a Tom Brady que no dijera la verdad en las ruedas de prensa previas a la Super Bowl, y que negar la mayor le ha retratado como persona y ha dejado su legado en entredicho. Siempre me ha llamado la atenci¨®n c¨®mo en la sociedad moderna la gente retrata al pr¨®jimo a las primeras de cambio. Sinceramente, ni yo, ni la mayor¨ªa de vosotros, conocemos personalmente a ning¨²n jugador de la NFL, ni sus circunstancias personales, como para hacer ning¨²n retrato. Es m¨¢s, a la mayor¨ªa nos importa un comino c¨®mo son en su faceta personal. Solo nos importa si juegan bien o mal. As¨ª que desacreditar a un jugador diciendo que es mala persona por negar algo en una conferencia de prensa me parece una frivolidad. En lo de su legado no voy a entrar porque me parece una mala broma poner en duda la trayectoria de alguien porque le gustaba jugar con balones a 11,5 psi y no a 12,5.?
Otra afirmaci¨®n que me parece bastante ingenua es que si el jugador hubiera confesado el ¡®delito¡¯ en su momento, no habr¨ªa pasado nada. ?Y una leche! Las hordas b¨¢rbaras se hab¨ªan echado a la calle y quer¨ªan comer corazones de doncella, quedaba diez d¨ªas para la disputa de la Super Bowl y Brady, que de tonto no tiene un pelo, se hizo el tonto porque en caso contrario medio mundo habr¨ªa pedido su cabeza y que quedara excluido del gran partido. Brady hizo exactamente lo mismo que hace en la sociedad actual todo el mundo: negar la mayor y luego ya veremos. Hoy en d¨ªa nadie confiesa nunca nada, por poco importante que sea. Hasta el punto que cuando alguien admite un error, el interlocutor se suele quedar desconcertado ante un hecho tan inesperado e inexplicable. Y estoy hablando de la vida corriente. Incluso la NFL es capaz de aceptar el pago de 1.000 millones de euros a 6.000 jugadores con secuelas tras la pr¨¢ctica profesional del deporte, pero se niega en rotundo a aceptar y decir p¨²blicamente que esas secuelas tienen que ver con la pr¨¢ctica del deporte. ?Pabelnos matao!?
Adem¨¢s dudo mucho que Brady hablara con su utillero concretamente para ese partido. Muy probablemente sea una orden dada hace muchos a?os y que el empleado cumple a rajatabla como un reloj desde entonces. Que desinflar once balones en tan poco tiempo con tal precisi¨®n requiere una larga pr¨¢ctica.
El problema real de este asunto, y de la p¨¦rdida permanente de popularidad de los Patriots durante todos estos a?os, estriba en la sensaci¨®n de que siempre hacen lo que les sale de las pelotas. De que van de perdonavidas. Y por eso, cada desliz se magnifica y cada detalle se saca de contexto. Y si Belichick le da un beso a su hija en la boca tras ganar la Super Bowl, la palabra ¡®incesto¡¯ salta como un muelle. Y si un exjugador de su plantilla es condenado a cadena perpetua por asesinato, los primeros d¨ªas tras la detenci¨®n se escucha el t¨¦rmino ¡®encubrimiento¡¯. Si graban en v¨ªdeo un entrenamiento de los Jets sus tres primeros anillos quedan en entredicho, y si un bal¨®n tiene un psi de presi¨®n de menos, el cuarto se convierte en fraude.?
Pero cuando alguien quiere que se desinflen unos balones ya revisados por los ¨¢rbitros porque a ¨¦l nadie le dice lo que tiene que hacer, y un entrenador se presenta en el d¨ªa de la prensa de la Super Bowl en chanclas, o el quarterback titular del equipo se niega a aparecer en la audiencia oficial con Obama porque tiene compromisos familiares, en esa organizaci¨®n tienen que empezar a plantearse si no se han pasado de frenada. Porque esa actitud de ¡°usted no sabe qui¨¦n soy yo¡± ante casi cualquier circunstancia, termina por cansar. Y esconder esa pose de ¡°a mi nadie me dice lo que tengo que hacer¡± tras una patena de victimismo es muy barato. Los aficionados de ese equipo tal vez no lo entiendan, pero para el resto de la humanidad esa prepotencia, ese querer estar por encima de todo y de todos, resulta evidente, cansina y, a veces, hasta inaguantable.
Y esa actitud es la ¨²nica raz¨®n por la que una falta de utillaje que probablemente no merezca una multa de m¨¢s de 25.000 d¨®lares termine siendo castigada con unos cuantos partidos. El problema no es el inflado de unos balones, sino que todo el mundo est¨¢ hasta las pelotas de que en New England crean que est¨¢n por encima del bien y del mal.?
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