Hermanos de leyenda
La huella imborrable de los Gasol va m¨¢s all¨¢ de sus 20 medallas y los 35 a?os que le han entregado a la Selecci¨®n. Han representado una manera de entender el baloncesto.
La huella imborrable de los hermanos Gasol S¨¢ez en la Selecci¨®n de baloncesto siempre va a ir m¨¢s all¨¢ de las veinte medallas que suman, incluso m¨¢s de los veinte y quince a?os que han defendido la camiseta. Los dos han representado una manera de entender el baloncesto. La de Pau, quitarse de encima los viejos complejos del deporte espa?ol. Saltar a la NBA cuando todos le dec¨ªan que esperase, ser rookie del a?o..., y, pese a su exitosa carrera en la NBA, no dejar nunca de lado la Selecci¨®n, con la que ha mantenido su compromiso dos d¨¦cadas y a la que tambi¨¦n condujo al lugar donde nunca hab¨ªa llegado, el trono mundial. La manera de Marc, sacudirse la etiqueta de hermano de Pau, vivir el baloncesto de una forma peculiar, intuitiva, desde una perspectiva completamente distinta, con una formaci¨®n entre el colegio Lausanne de Memphis y Barcelona. Hacerse su espacio y convertirse en un l¨ªder espiritual del grupo, casi a los niveles de su hermano.
Durante muchos a?os, cuando los entrenamientos eran abiertos y los cuerpos resist¨ªan palizas, una detr¨¢s de otra, uno de los mejores pasatiempos de las concentraciones era ver a Pau y Marc, uno contra uno, a palo limpio en Bah¨ªa Sur o en cualquier gimnasio de Pek¨ªn en los Juegos de 2008. Como si no se hubieran visto en la vida. Su conexi¨®n en el baloncesto, como una extensi¨®n de la fraternal, ha sido paralela, pero muy potente. Cuando uno ha faltado, han jugado por los dos. Como en 2016, cuando Marc no pudo estar en R¨ªo. Como en 2019, cuando Pau no pudo ir a China y Marc lider¨® a la Selecci¨®n campeona del mundo.
Seguramente por eso, Marc dijo en la zona mixta del Saitama. "Es hora de bajar de la atracci¨®n a la que nos subimos hace a?os". Una manera familiar de cerrar el c¨ªrculo. Estirar tanto sus carreras empuj¨®, incluso, a que los dos vivieran sus ¨²ltimos minutos en la Selecci¨®n desde el banquillo. Uno al lado del otro. Marc, con la sudadera roja. Pau, con la camiseta blanca. Se van juntos del combinado nacional, aunque ninguno revel¨® su futuro. Pau quiere "desconectar" y decidirlo con su pareja. Ha hecho un esfuerzo casi loco, poniendo en riesgo su cuerpo, para jugar en la ¨¦lite dos a?os despu¨¦s. "Por supuesto que ha merecido la pena. Ha sido mucho trabajo solo, muchos altos y bajos, mucha incertidumbre, pero a la vez felicidad desde el d¨ªa que pude debutar con el Bar?a a estar con la Selecci¨®n. No puedo estar m¨¢s orgulloso independientemente del resultado, y de mis compa?eros. Me hubiera gustado acabar con una gran victoria, pero no es as¨ª. Hay que aceptarlo".
Marc tambi¨¦n es una inc¨®gnita. Cuando comenz¨® la concentraci¨®n en verano, muchos lo ve¨ªan de vuelta a Espa?a. Pero no al Bar?a..., al Basket Girona, el club que ¨¦l mismo fund¨®, la ciudad en la que fue feliz con Pesic.
El palmar¨¦s de estos hermanos de leyenda con la Selecci¨®n es abrumador. Pau se va con un Mundial (2006), tres medallas ol¨ªmpicas (plata en 2008 y 2012, bronce en 2016), tres oros en Eurobasket (2009, 2011 y 2015), dos platas continentales (2003 y 2007) y dos bronces, en el primer y ¨²ltimo Eurobasket que jug¨® (2001 y 2017). Marc ha ganado las dos platas ol¨ªmpicas, dos Mundiales, dos oros europeos y los bronces de Eslovenia (2013) y Turqu¨ªa (2017). Pau ha ido por delante y le ha dado la vuelta a dos d¨¦cadas enteras. Para siempre, im¨¢genes ic¨®nicas como las del Mundial 2006 (MVP), la de las finales ol¨ªmpicas de Pek¨ªn y Londres, donde el Team USA fue, uno por uno, a rendirle sus respetos. Y, c¨®mo no, a la batalla de Lille. Nada ni nadie pod¨ªa pararlo aquella noche en la que, alguien dijo, las canastas se celebraron como goles en Espa?a.
Marc tuvo su momento de gloria en el Mundial de China de 2019, en un a?o maravilloso en el que tambi¨¦n fue capaz de alcanzar el Everest de su hermano y ganar el anillo con los Raptors. En China, Marc fue l¨ªder en la cancha fuera. Y su segundo tiempo contra Australia, esa ma?ana de viernes en la que hasta la gente se marchaba de los plenos de los ayuntamientos para ver ese partido lleno de sobresaltos, forma parte ya de la historia del deporte espa?ol. "Es el momento de que los j¨®venes, que cojan el testigo, que disfruten".
Los Gasol se marchan. Ahora empezar¨¢ a hablar por ellos su legado.