En los otros tres enfrentamientos de cuartos de final la mayor superioridad, tanto t¨¦cnica como f¨ªsica, de checos, yugoslavos y holandeses se hizo patente. ?stos ¨²ltimos se midieron a sus vecinos belgas, a los que golearon en una tarde-noche inspirad¨ªsima de Robbie Rensenbrink. Los checos superaron los ¨¢nimos sovi¨¦ticos a base de goles. Por su parte, los yugoslavos salieron indemnes del infierno que los galeses les hab¨ªan preparado en Cardiff. (Foto de apertura: Cruyff segu¨ªa siendo el alma de la Naranja Mec¨¢nica).

El Factor Rensenbrink

Le llamaron el Garrincha holand¨¦s pero parec¨ªa el doble de Johan Cruyff. Hizo la mayor parte de su carrera en el Anderlecht. Zurdo de clase exquisita, destap¨® su facilidad goleadora en el partido contra B¨¦lgica en De Kuip, marcando tres de los goles holandeses pese al cerrojazo belga.

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Cruyff dej¨® otra muesca m¨¢s en Heysel

Johan Cruyff dej¨®, una vez m¨¢s, una muestra de su inagotable talento. Ante B¨¦lgica, en una aut¨¦ntica tarde de perros, realiz¨® una jugada culminada con un fant¨¢stico gol. Recibi¨® un pase en profundidad y tras acomodarse el bal¨®n con su pierna derecha, lo elev¨® en par¨¢bola batiendo a un joven Jean Marie Pfaff que no se esperaba una resoluci¨®n tan espectacular de la jugada. Con apenas tres toques, logr¨® el gol que representaba la victoria holandesa (1-2) ante sus tradicionales adversarios belgas.

Cruyff dirigi¨® con su habitual maestr¨ªa a sus compa?eros en el Heysel. Aqu¨ª le vemos en el momento en que desv¨ªa el bal¨®n hacia Rep para que consiga el gol del empate.

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Remontada holandesa sin despeinarse

No llegaron a 19.000 los aficionados que acudieron al Heysel y una gran parte eran holandeses. El aplastante 5-0 de Rotterdam pesaba como una losa. Despu¨¦s de que Neeskens fallase un penalti, Van Gool adelant¨® a B¨¦lgica en una falta directa desde 40 metros. Pero en la segunda parte los holandeses remontar¨ªan con goles de Rep y Cruyff.

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Oblak director del juego plavi

Brane Oblak era un talentoso centrocampista esloveno que hizo carrera en el Hajduk Split y la Bundesliga. Conocido por sus pases milim¨¦tricos, ante Gales se ech¨® el equipo a la espalda y puso en ventaja a la selecci¨®n yugoslava. El 2-0 parec¨ªa decisivo.

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Esc¨¢ndalo en el Ninian Park de Cardiff

Con un equipo en el que seis jugadores pertenec¨ªan al Hajduk Split y tres, Katalinski, Oblak y Popivoda (en la imagen), jugaban en el extranjero, los yugoslavos se midieron a Gales en Cardiff. La posibilidad de los galeses se basaba en imponer su fuerza f¨ªsica y el apoyo de su p¨²blico. Tras el gol de Katalinski comenz¨® el esc¨¢ndalo, Los aficionados galeses comenzaron a arrojar objetos al terreno de juego, buscando los cuerpos de los jugadores y el banquillo plavi. Maric fue alcanzado por uno de ellos, suspendiendo el encuentro el colegiado Gl?ckner. Finalmente la polic¨ªa tuvo que intervenir para evitar la invasi¨®n del terreno de juego y el linchamiento del ¨¢rbitro germano.

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Solidez frente a potencia

Plato fuerte en cuartos de final con el emparejamiento entre la Uni¨®n Sovi¨¦tica y Checoslovaquia, la potencia rusa ante la solidez checa. En Bratislava dominaron los locales y su triunfo pudo ser mayor dada la superioridad de la que hicieron gala. Poll¨¢k volvi¨® loca a la zaga rusa y M¨®der fue el due?o del centro del campo, apoyado por Masn? y Panenka.

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Orden checo y caos ruso

La esperanza sovi¨¦tica radicaba en el Zentral de Kiev. Recuper¨® a Muntian como director de juego y a Buriak como ariete, pero su ofensiva apenas inquiet¨® la ordenada retaguardia checa. M¨®der adelant¨® por dos veces a los visitantes y estuvo a punto de dar una nueva victoria a su equipo, pero Oleg Blokhin evitar¨ªa la derrota a escasos minutos del final.