De hormig¨®n a papel couch¨¦
Los blanquiazules, que en la primera vuelta recib¨ªan una media de 0,52 goles por partido, acumulan ahora 1,3. El equipo debe recuperar la solvencia defensiva.
El muro del Espanyol ha pasado de ser de hormig¨®n a papel couch¨¦ en solo tres jornadas, en las que ha saltado por los aires una de las virtudes que ha llevado a los de Vicente Moreno a ser l¨ªderes durante m¨¢s de la mitad del campeonato y a seguir en la zona de ascenso. En n¨²meros se traduce en un dato m¨¢s que significativo: el Espanyol de la primera vuelta recibi¨® 11 goles en 21 encuentros, lo que supone 0,52 por partido; mientras que el equipo de estas tres jornadas de la segunda vuelta lleva cuatro, lo que equivale a 1,3.
M¨¢s all¨¢ de, en ocasiones, los tramposos datos, es cierto que el equipo blanquiazul ha vivido momentos de fragilidad impropios en jornadas anteriores, y en la plantilla se han concienciado de buscar una tirita que tape una hemorragia que, de no remediarse, podr¨ªa convertirse en un serio problema que ponga en juego el ascenso. "Hay que volver a cuidar los detalles", insisten los jugadores. Hay un aspecto clave a nivel t¨¢ctico y otro individual, que repercute al bajo rendimiento con respecto al comienzo de la temporada.
Si bien ante Girona el gol llega en un contragolpe y en Lugo en una acci¨®n a bal¨®n parado, el gran problema perico durante todo el curso, acrecentado ante el Rayo Vallecano, es la defensa organizada. El equipo acostumbra a dar un paso atr¨¢s cuando se pone por delante en el marcador, y se ha perdido concentraci¨®n y colaboraci¨®n entre las l¨ªneas en esa faceta. Los rivales, adem¨¢s, encuentran profundidad por el costado derecho (ante Girona y Rayo llegaron goles por ah¨ª) y los centrales no ofrecen las mismas garant¨ªas.
La diferencia con respecto a la primera vuelta conduce a ese segundo aspecto, antes hab¨ªa menores errores individuales que ahora, como el de Diego L¨®pez en Lugo en el saque de esquina o la falta de concentraci¨®n del sector derecho en el 2-3 del Rayo Vallecano. Los dos centrales que empezaron el curso como un tiro formando la pareja, Fernando Calero y Leandro Cabrera, han perdido eficacia. El vallisoletano regres¨® al equipo ante el Rayo pero se mostr¨® igual de vulnerable que Cabrera, lo que le conden¨® de nuevo al banquillo en detrimento de un David L¨®pez que tampoco pudo mejorar esa faceta en el Anxo Carro.
El Espanyol necesita la mejor versi¨®n de sus jugadores y pulir su defensa en situaciones a bal¨®n parado y en repliegue para poco a poco volver a ser un equipo infranqueable, condici¨®n indispensable para ascender.