El conjunto femenino, fundado en Barcelona en 1914, marc¨® el inicio del camino para esta categor¨ªa en Espa?a. "Las ni?as futbolistas", llamaban a sus jugadoras.
Pese a que el f¨²tbol femenino espa?ol ha experimentado su crecimiento m¨¢s notable en la ¨²ltima d¨¦cada, hay que remontarse a hace m¨¢s de un siglo para descubrir sus primeros pasos en Espa?a. Con un inicio torpedeado por instituciones y una sociedad machista, las mujeres ya daban patadas a un bal¨®n alrededor de 1914 en algunos rincones del pa¨ªs. Puede que lo hicieran antes, con el f¨²tbol emergiendo en los campos durante aquellos a?os, pero no hay constancia documentada de que as¨ª fuese. Entonces, corr¨ªan tiempos en los que la figura femenina era considerada "el sexo d¨¦bil" y estaba relegada a tareas del hogar.
A pesar de estas condiciones, un grupo de pioneras, entonces consideradas "marimachos", rompieron con los estereotipos de la ¨¦poca. Y, ataviadas con bombachos por debajo de las rodillas, blusas y medias altas, protagonizaron el primer partido femenino del que se tiene conocimiento, tal y como se registra en el Centro de Investigaciones de Historia y Estad¨ªstica del F¨²tbol Espa?ol (CIHEFE). El encuentro, celebrado un 9 de junio de 1914, tuvo como escenario de lujo el campo del entonces llamado Real Club Deportivo Espa?ol, uno de los hist¨®ricos del balompi¨¦ patrio. En el partido se midieron dos combinados de un reci¨¦n creado club llamado Spanish Girl?s Club, nacido en Barcelona y organizado por Paco Bru (exjugador del Bar?a y exseleccionador nacional en Amberes 1920). Con nombres poco conocidos, ahora y entonces, el grupo de aquellas pioneras estaba compuesto por: Mar¨ªa Jes¨²s Alm¨®, Dorotea Alonso, Mercedes Azul, Esperanza Binode, Dolores Bonfis, Emilia Calvo, Narcisa Colom, Pilar Carratal¨¢, Concha Ferrer, Presentaci¨®n Garc¨ªa, Leocadia Guerra, Emilia Gonz¨¢lez, Rosita Just, Josefa L¨®pez, Natividad Miquel, Mar¨ªa Palermo, Emilia Pa?os, Juanita Pa?os, Mercedes Queralt, Clotilde Rodr¨ªguez o Paulina Sormejean, entre otras.
Todas ellas contaron con un entrenamiento previo de 45 d¨ªas y lucharon contra todo pron¨®stico por saltar al campo aquel 9 de junio, en medio de continuos enfrentamientos entre el entrenador y los familiares de las jugadoras por los uniformes o las duchas tras los entrenamientos. Y, esquivando todo tipo de obst¨¢culos, aquellas mujeres acabaron debutando como jugadoras en un partido que cont¨® con una gran entrada y que se disput¨® con fines ben¨¦ficos a favor de la Federaci¨®n Femenina contra la Tuberculosis. El duelo entre el Montserrat (de blanco) y el Giralda (de rojo), los nombres escogidos para los dos combinados en honor al monasterio catal¨¢n y al monumento sevillano, arranc¨® a las 17:15 con el propio Br¨² como ¨¢rbitro y acab¨® con 2-1 en el marcador, a favor del equipo blanco. Con el capit¨¢n general de la Regi¨®n de Catalu?a, C¨¦sar V¨ªctor Augusto del Villar y Villate y la hija de este en las gradas, la cita levant¨® m¨¢s opiniones negativas que positivas, con un gran rechazo de gran parte de la sociedad.
'Las ni?as futbol¨ªsticas'. Cr¨®nica en Mundo Deportivo (11 de junio de 1914 )
"Anteayer, en el campo del 'Espa?ol', jug¨®se el primer partido de futbol entre representantes del sexo d¨¦bil, que en dicho d¨ªa se parangonaron con el fuerte. Este partido, cuyos beneficios se destinaban a favor de la Federaci¨®n Femenina contra la Tuberculosis, era, por su naturaleza, esperado con cierta expectaci¨®n, siendo presenciado por un p¨²blico regular y por el capit¨¢n general de la regi¨®n, que acudi¨® con su bella hija Carmen. Las jugadoras estuvieron a la altura que les correspond¨ªa, not¨¢ndose en el comienzo del encuentro bastante azaramiento, que fu¨¦ desapareciendo hacia el final, en el que el bando 'Giralda', que luc¨ªa jersey rojo, consigui¨® apuntarse dos goles por uno que en la primera mitad entr¨® el 'Montserrat', que lo ostentaba blanco. Esta primera actuaci¨®n de la mujer en el viril f¨²tbol, no nos satisfizo, no s¨®lo por su poco aspecto sportivo, sino que tambi¨¦n porque a las descendientes de la madre Eva les obliga a adoptar tan poco adecuadas como inest¨¦ticas posiciones, que eliminan la gracia femenil".
Los comentarios que quedaron registrados en la prensa dejan continuos signos de la misoginia y machismo propios de la ¨¦poca. Desde el comentado "sexo d¨¦bil" de una cr¨®nica en Mundo Deportivo, a la que hubo que esperar dos d¨ªas para leer y en la que encontramos expresiones como: "Esta primera actuaci¨®n de la mujer en el viril f¨²tbol no nos satisfizo". Pero, no fue el ¨²nico medio de comunicaci¨®n que mostr¨® cierto rechazo al f¨²tbol femenino. En El Diluvio tambi¨¦n se hicieron eco de la cita, quitando el foco de lo deportivo y centr¨¢ndose en aspectos de la vestimenta o f¨ªsico de las jugadoras. "El problema principal en la indumentaria femenina, el peinado, lo resolvi¨® cada una a su manera. Si bien resulta, como m¨¢s pr¨¢ctico, cortado a lo romano", destacaban en su cr¨®nica, en la que se pod¨ªa leer lo siguiente: "La impresi¨®n general producida por el partido es que el sexo femenino no permite las caracter¨ªsticas r¨¢pidas que exige el juego" o "Deben evitarse en las mele¨¦s empujarse con los brazos y no tener miedo a la pelota cuando va directa al pecho".
Detr¨¢s de este hito en el f¨²tbol femenino espa?ol hay una figura que fue decisiva para el crecimiento de este deporte en Espa?a: Paco Bru. El que fuera futbolista, ¨¢rbitro, entrenador, periodista deportivo y seleccionador, dirigiendo a la Selecci¨®n espa?ola en los Juegos Ol¨ªmpicos de 1920 y a Per¨² en el Mundial de 1930, contribuy¨® a que esta categor¨ªa diera sus primeros pasos en Espa?a con una gran dedicaci¨®n. Nacido en Madrid, Bru pas¨® gran parte de su vida en Catalu?a, donde jug¨® en equipos como el Bar?a o el Espanyol. Tras colgar las botas, se dedic¨® a m¨²ltiples tareas dentro del f¨²tbol: desde ¨¢rbitro hasta entrenador del Espanyol, Real Madrid o Granada, entre otros. E incluso le qued¨® tiempo para escribir su propia p¨¢gina en la historia del f¨²tbol femenino, siendo el primer entrenador y ¨¢rbitro en dirigir un partido de esta categor¨ªa en Espa?a.
"Si ustedes creen que debajo de ese caparaz¨®n que van a usar para jugar voy a permitir que lleven camiseta, camisa, cors¨¦ y todas esas cosas est¨¢n equivocadas..."
Paco Bru, entrenador del Spanish Girl's Club
Fue Bru el que quiso cargar con la responsabilidad de, en 45 d¨ªas, armar un equipo de jugadoras con las que disputar partidos ben¨¦ficos. Su objetivo: hacer crecer al f¨²tbol, entendido como un deporte jugado por mujeres y por hombres. Alejado de los ideales de aquella ¨¦poca, el exfutbolista quiso apostar por una categor¨ªa desconocida y que levantaba cierto resquemor. "Sportwoman, no marimacho, sportwoman", sol¨ªa responder Bru ante los continuos comentarios de marimachos a las jugadoras.
As¨ª, Bru se plant¨® ante las cincuentena aspirantes a futbolistas, acompa?adas de sus madres, padres y alg¨²n marido y arranc¨® su proyecto preguntando qu¨¦ ropa interior llevaban, ante el revuelo de todas en la sala. "Si ustedes creen que debajo de ese caparaz¨®n que van a usar para jugar voy a permitir que lleven camiseta, camisa, cors¨¦ y todas esas cosas est¨¢n equivocadas... No permitir¨¦ que lleven m¨¢s ropa interior que una prendas muy finas con arreglo a las exigencias de la higiene. ?Ah! y despu¨¦s de los partidos estar¨¢n obligadas a ducharse. Se escandalizaron nuevamente y se arm¨® otro revuelo de mam¨¢ y muy se?ora m¨ªa", contaba el exentrenador en un art¨ªculo. Para ¨¦l, era de vital importancia que el equipo hiciera pi?a y la ¨²nica forma de conseguirlo era que se ducharan juntas y formar¨¢n un bloque unido. Las quejas por aquello no cesaron. Puesto que, en 1914, las mujeres no contaban con la suficiente libertad de poder ducharse donde quisieran sin atender al permiso de sus padres o marido.
Precursor de una ¨¦poca y del f¨²tbol femenino espa?ol, la historia del Spanish Girl's Club trasciende m¨¢s all¨¢ del aquel primer y ¨¦pico partido. Dos d¨ªas despu¨¦s de la cita, Montserrat y Giralda se volvieron a ver las caras en el campo del Espa?ol. Esta vez con tablas en el marcador (1-1). El desempate qued¨® para el d¨ªa 14 en el campo del extinto Club Atl¨¦tico Sabadell, con 4-1 para el Montserrat. Aquello no hab¨ªa hecho nada m¨¢s que empezar. Los partidos siguieron con una gira que recorri¨® todos los rincones de Catalu?a y, m¨¢s tarde de Espa?a, con cierta expectaci¨®n. Hasta llegaron a jugar en Pamplona con motivo de los San Fermines.
Lideradas por Paco Bru, las Spanish Girl`s Club hab¨ªan logrado un crecimiento inesperado, con varios partidos apalabrados al sur de Francia. Un salto internacional que llenaba las ilusiones de los pocos aficionados que hab¨ªa entonces a este deporte. Sin embargo, todos los sue?os se vieron truncados por un acontecimiento que paraliz¨® Europa: la I Primera Guerra Mundial, en la que Espa?a fue un espectador neutral. El conflicto b¨¦lico no s¨®lo oblig¨® a suspender la gira, sino que acab¨® destruyendo al Spanish Girl's Club. La guerra no hab¨ªa estallado en nuestro pa¨ªs, pero el periodo de entreguerras tambi¨¦n afect¨® duramente a Espa?a.
El f¨²tbol femenino no desapareci¨® en Espa?a tras el adi¨®s de las Spanish Girl's Club sino que qued¨® silenciado, sobre todo tras el estallido de la Guerra Civil espa?ola y la represi¨®n del franquismo. As¨ª, hubo que esperar hasta los a?os 70 para encontrar de nuevo referencias a clubes femeninos en Espa?a. Entonces surgieron en la 'clandestinidad' la Selecci¨®n espa?ola femenina y clubes como: Ol¨ªmpico Villaverde, Espanyol de Barcelona, Karbo Deportivo, Marcol de Valencia, Fuengirola, Isla Cristina, Pe?a Barcelonista Femenina, Sizam y tantos otros... Sin el amparo de la Real Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol (RFEF), que no reconoci¨® el f¨²tbol femenino hasta 1980, todos ellos se sumaron a la lucha que iniciaron Paco Bru y las jugadoras del Spanish Girl's Club. Ellos marcaron el camino de lo que ahora conocemos como el f¨²tbol femenino espa?ol...