Noventa y seis velas en la tarta y la misma ilusi¨®n por soplarlas que se respiraba en aquella reuni¨®n fundacional del 29 de mayo de 1924. Aquel d¨ªa, a las seis de la tarde, en el hogar de los Huerta, nac¨ªa El Rayo. Por entonces, pocos presagiaban la magnitud de ese proyecto. El club surgi¨® fruto del sue?o de un grupo de adolescentes que viv¨ªa en la calle del Carmen (ahora, Puerto del Monasterio) y de la complicidad de la familia Huerta, especialmente de la matriarca, Do?a Prudencia Priego, que les ofreci¨® su domicilio como sede social, vestuario, almac¨¦n del material¡­ A la vez que sus manos lavaban y remendaban las equipaciones.

El Rayo dio sus primeros pasos disputando trofeos en las fiestas de los barrios y creci¨® con su participaci¨®n en el ¡®Campeonato Obrero¡¯ (31-36). Tras la Guerra Civil, el club se inscribi¨® en la Federaci¨®n Castellana. Despu¨¦s vino su etapa en Regional, Tercera¡­ En la 55-56, los vallecanos ascendieron a Segunda y en la 76-77, a Primera. Y fueron capaces de pasear la Franja por Europa, gracias a su participaci¨®n en la UEFA (00-01). Con todo, la situaci¨®n econ¨®mica ha puesto entre las cuerdas a la entidad varias veces a lo largo de su vida.

Para soplar esas 96 velas, el Rayo contar¨¢ con el pulm¨®n de la afici¨®n. Esa que le sostiene y alienta en los buenos y malos momentos. Heredera de aquella primera pe?a surgida en 1951 y ejemplo de solidaridad tanto en la reciente pandemia de coronavirus como en otras m¨²ltiples causas (lucha contra el racismo, los desahucios, la violencia de g¨¦nero¡­). El bast¨®n para un Rayo, camino del Centenario y con miles de batallitas que hacen de ¨¦l un club ¨²nico. A continuaci¨®n, desgranamos diez de sus mejores curiosidades para descubrirle un poco m¨¢s en este cumplea?os¡­

El Rayo no se entender¨ªa sin Vallecas, ni Vallecas sin el Rayo. El club hizo suya la idiosincrasia del barrio desde la cuna, respirando e interiorizando atributos como la humildad, el trabajo, la solidaridad¡­ Esa aura de equipo y barrio obrero hace que resulte m¨¢s llamativa la profesi¨®n de su primer presidente: Juli¨¢n Huerta Priego era guardia civil.

Aquella reuni¨®n fundacional del 29 de mayo de 1924 determin¨® el mandato de Juli¨¢n, que ten¨ªa 27 a?os. Era guardia civil de segunda, despu¨¦s de haber completado su formaci¨®n para el puesto durante el a?o anterior, y previamente hab¨ªa sido soldado del Ej¨¦rcito ¡ªen la Escuela de Equitaci¨®n Militar y luego, en el Regimiento de Cazadores de Trevi?o, Burgos¡ª.

No fue f¨¢cil compaginar la presidencia del Rayo con su oficio. Muchas veces le era imposible firmar los documentos y los contactos ten¨ªan que hacerse a trav¨¦s del secretario u otros directivos. Lejos de mejorar, la cosa se complic¨® con sus nuevos destinos (Girona, Santander, San Sebasti¨¢n¡­) y su boda en julio de 1926. Ese mismo a?o fue sustituido al frente del club por Jos¨¦ Montoya Arribas, propietario de un peque?o negocio de alba?iler¨ªa.

El reci¨¦n construido estadio de Vallecas (tambi¨¦n denominado Stadium de Vallecas) acogi¨® los partidos del Racing Club de Madrid a principios de 1930. El campo, inicialmente de hierba cubierta de carbonilla, se ubicaba en el mismo lugar del actual, justo al lado de la Plaza de Toros de Vallecas, que se derruy¨® ese a?o. Aquel estadio, con un aforo de 18.000 espectadores, cost¨® 800.000 pesetas y ten¨ªa vestuarios, enfermer¨ªa, sala de prensa, bar... Durante meses ¡ªde septiembre a noviembre¡ª, el Racing comparti¨® instalaciones con el Athletic de Madrid (hoy Atl¨¦tico).

Aquel Racing termin¨® desapareciendo, pero el Atl¨¦tico continu¨® jugando como local ¡ªa veces, de forma ocasional y otras, por temporadas enteras¡ª hasta febrero de 1943, debido a unas reformas acometidas en el Metropolitano. Tras la Guerra Civil, se reinaugur¨® el 28 de abril de 1940. El Athletic Aviaci¨®n, entonces dirigido por Ricardo Zamora, se impuso (2-0) al Valencia y conquist¨® su primer t¨ªtulo liguero. Al a?o siguiente, el 2 de marzo de 1941, los rojiblancos se proclamaban, de nuevo en Vallecas, campeones de Liga al vencer al Oviedo (3-0).

No fueron los ¨²nicos t¨ªtulos que vio Vallecas, puesto que el campo tambi¨¦n sirvi¨® de escenario para la final de la Copa del General¨ªsimo de 1940. El Espa?ol tumb¨® al Real Madrid (3-2), despu¨¦s de la pr¨®rroga. La expectaci¨®n result¨® contagiosa en todo el barrio, m¨¢s si cabe por la presencia de un canterano vallecano, el centrocampista Villita, en las filas merengues.

Las competiciones oficiales se paralizaron con el estallido de la Guerra Civil, aunque s¨ª continu¨® el f¨²tbol. Se organizaban encuentros en los que participaban equipos como el Madrid FC (Real Madrid) y el Athletic de Madrid (Atl¨¦tico), adem¨¢s de selecciones regionales, equipos de batallones o incluso de barrios. El estadio de Vallecas fue el lugar elegido para disputar varios partidos ben¨¦ficos en verano de 1936, un a?o en que se espolvorearon algunos eventos deportivos m¨¢s. Despu¨¦s, su uso poco tendr¨ªa que ver con lo vivido hasta ese momento.

El 28 de marzo de 1939 las tropas franquistas entraron en Madrid y el 1 de abril finaliz¨® la Guerra. Entonces, el ej¨¦rcito vencedor us¨® las instalaciones del estadio de Vallecas como campo de concentraci¨®n alrededor de un mes. Estas instalaciones, con capacidad para centenares (no m¨¢s de mil o, a lo sumo, 2.000) de personas, estaban controladas por soldados falangistas pertenecientes al Regimiento de Infanter¨ªa San Quint¨ªn n¨²mero 25. Gracias a los documentos oficiales de la ¨¦poca, queda constancia del traslado de 320 prisioneros, el 3 de abril, al campo de concentraci¨®n del Cuartel de la Monta?a.

Los testimonios de los familiares a¨²n sobrecogen. A trav¨¦s de la verja les hac¨ªan llegar comida y ropa de abrigo, dado que los prisioneros ¡ªmayoritariamente madrile?os y vallecanos¡ª se encontraban a la intemperie, soportando unas condiciones terribles de fr¨ªo, hambre, suciedad¡­ A primeros de mayo de 1939 ya no quedaba nadie retenido all¨ª y se procedi¨® a un nuevo acondicionamiento (se sembr¨® el c¨¦sped y se reformaron las tribunas, los accesos¡­) para volver a utilizarlo en la pr¨¢ctica deportiva.

A lo largo de muchos a?os existi¨® la creencia popular de que el nacimiento de la Franja tuvo su origen en River Plate. Sin embargo, otro equipo fue el culpable: el Atl¨¦tico de Madrid. Atl¨¦tico y Rayo firmaron un acuerdo, en la temporada 49-50, por el que se lleg¨® incluso a hablar del conjunto vallecano como filial del colchonero. Hasta ese momento, el Rayo vest¨ªa totalmente de blanco, de ah¨ª que el Atleti le pidiese la incorporaci¨®n de alg¨²n elemento visual que relacionase a ambas entidades y, de paso, le diferenciase del eterno rival, el Real Madrid. Una condici¨®n que, a pesar de no haber quedado registrada, pudo incluirse como cl¨¢usula en estos acuerdos.

Los rojiblancos pusieron sobre la mesa la opci¨®n de lucir la misma camiseta, pero el Rayo opt¨® por su Franja roja y diagonal inspirado, ahora s¨ª, por River. El equipo de moda en Europa en ese momento. El hecho de que ambos compart¨ªan s¨ªmbolo lleg¨® a los o¨ªdos de la entidad argentina, durante una gira que le trajo a Espa?a y le enfrent¨® al Real Madrid. Cuando ¨¦sta concluy¨® en 1952, River decidi¨® obsequiar con una caja de camisetas al Rayo.

Para unos, como s¨ªmbolo de agradecimiento por haberle prestado las instalaciones de Vallecas para entrenar. Para otros, como se?al de hermandad y solidaridad, despu¨¦s de una visita de la directiva rayista al hotel Ritz, donde se alojaba la expedici¨®n argentina, en la que le mostraron una fotograf¨ªa de su equipaci¨®n con la Franja y le contaron las dificultades econ¨®micas que viv¨ªan. Eso s¨ª, ya fuera por uno u otro motivo, todos los testimonios coinciden en que el tama?o de las camisetas era tan peque?o, que deb¨ªan pon¨¦rselas unos jugadores a otros.

La importancia de los himnos en el f¨²tbol es enorme. Se trata de una v¨ªa para expresar un sentimiento de identidad y, tambi¨¦n, un est¨ªmulo emocional en situaciones ¨®ptimas o adversas. El himno del Rayo se gest¨® a finales de 1952, con m¨²sica del maestro cubano Rafael Guill¨¦n S¨¢nchez. Respecto a la autor¨ªa de la letra, existen ciertas inc¨®gnitas. Siempre se ha afirmado que la escribi¨® el periodista y novelista Francisco Hern¨¢ndez Castanedo, pero el presidente franjirrojo de la ¨¦poca, Miguel Rodr¨ªguez Alzola, asegur¨® que fue el poeta Manuel Fern¨¢ndez Sanz, al¨ªas ¡®el pollero¡¯, quien la hizo. Esta confesi¨®n tuvo lugar en una entrevista para el peri¨®dico 'La Cantera', dirigido ¡ªpara m¨¢s inri¡ª por Hern¨¢ndez Castanedo.

Este enigma se mantiene vivo debido a que el himno no figura ni en la Sociedad General de Autores ni en el Registro de la Propiedad Intelectual. Rafael Guill¨¦n y Francisco Hern¨¢ndez Castanedo compusieron juntos los chotis ¡®Vallecas City¡¯ y ¡®Vallecas Villa¡¯ y el origen del himno rayista pudo estar en una tertulia del Caf¨¦ Gij¨®n a propuesta de otros amigos. El maestro Guill¨¦n tambi¨¦n colecciona otros trabajos de tem¨¢tica futbolera, puesto que realiz¨® el himno ¡®A¨²pa, Atleti¡¯, que data de los 40-50.

Tan c¨¦lebre como el himno oficial es el ¡®oficioso'. Ska P le hizo la canci¨®n ¡®Como un Rayo¡¯ a su equipo en 1994 ¡ªpertenece a su primer disco¡ª y, m¨¢s de 25 a?os despu¨¦s, sigue sonando en el estadio de Vallecas. ¡°Cuando empezamos a ir jugaban Wilfred, On¨¦simo, Calder¨®n¡­¡±, recuerdan el cantante Pulpul y el animador Pipi, a lo que a?aden: ¡°Cota es amigo nuestro, pero nunca olvidaremos cuando M¨ªchel II marc¨® y al levantarse la camiseta llevaba otra de Ska P. Tambi¨¦n ven¨ªan a nuestros conciertos, tiraban balones¡­¡±. ?Su sue?o? Tocarla en Vallecas. Un estadio donde han actuado los m¨¢s grandes en la d¨¦cada de los 80 y 90: Simon and Garfunkel, Bob Dylan (con Santana de telonero), Deep Purple, Queen, Scorpions o Metallica.

Hubo una ¨¦poca en la que los clubes de f¨²tbol apostaron tambi¨¦n por buscar la gloria en otras secciones. Real Madrid y Atl¨¦tico contaron con su propio equipo de b¨¦isbol y el Rayo sigui¨® su estela, lanz¨¢ndose a esta nueva aventura en 1966. El presidente Pedro Roiz Coss¨ªo fue el gran impulsor de un proyecto que, en siete temporadas de vida, consigui¨® un t¨ªtulo de Liga nacional (1970) y participar en una competici¨®n europea. Imposible hacer m¨¢s en menos tiempo.

El Piratas, club ubicado en la calle Narv¨¢ez, nutri¨® de jugadores a ese reci¨¦n nacido Rayo. Un conjunto que s¨®lo necesit¨® dos campa?as para ascender a Primera, en un partido contra el Antorcha de Valencia, y otras dos, para asaltar el t¨ªtulo nacional, frente a El Corte Ingl¨¦s. Si bien es cierto que para conseguirlo se prepar¨® a conciencia. Los franjirrojos se entrenaban compitiendo con los soldados americanos de la base de Torrej¨®n.

El Rayo celebr¨® su lustro de vida disputando la Copa de Europa, que sabore¨® hasta que el momento de verse las caras con el campe¨®n italiano, el Milano Baseball 1946, en cuartos. Este adi¨®s sirvi¨® de preludio para el cierre definitivo de la secci¨®n all¨¢ por 1973. La llegada de Marcelino Gil a la presidencia supuso el abandono del equipo que, iron¨ªas del destino, termin¨® siendo absorbido por El Corte Ingl¨¦s. El Rayo tuvo un paso fugaz, pero brillante.

Muchos apuntan a que la clave del ¨¦xito del Rayo de finales de los 70 era su portentoso f¨ªsico. Pocos equipos contaban, por entonces, con la figura de un preparador f¨ªsico. El pionero Carlos ?lvarez del Villar les machacaba en la Casa de Campo y eso termin¨® dando sus frutos: consiguieron el ascenso a Primera (76-77) y construyeron la leyenda del ¡®Matagigantes¡¯ (77-78). ¡°El domingo me divert¨ªa, pero durante la semana me quer¨ªa morir¡±, afirma Nieto, dando pie a todo un carrusel de an¨¦cdotas. ¡°Recuerdo las procesionarias que nos picaban cuando nos tir¨¢bamos al suelo¡±, r¨ªe el guardameta Alc¨¢zar. A lo que Felines apostilla: ¡°Algunos nos escond¨ªamos para correr menos¡±. Potele asiente, tras lanzarle una mirada c¨®mplice.

Ambos eran de los m¨¢s veteranos de la plantilla y ten¨ªan sus peque?os trucos para mitigar la dureza de aquellos entrenamientos en la Casa de Campo. ¡°Nos conoc¨ªamos absolutamente todos los rincones. Sab¨ªamos d¨®nde estaban los baches y nos busc¨¢bamos escondites los dos para no correr tanto como el resto¡±, confiesa ya abiertamente Felines. Su inseparable Potele toma el testigo: ¡°Los dem¨¢s sub¨ªan y nosotros ataj¨¢bamos por la espalda del monte, hab¨ªa muchos conejos¡±. Deb¨ªan hacer cuestas, carrera continua, multisaltos y flexibilidad en este pulm¨®n madrile?o de casi 1.800 hect¨¢reas. Eso s¨ª, la gran labor de ?lvarez del Villar ¡ªprofesor de INEF y un estudioso del atletismo¡ª en el Rayo le abri¨® las puertas de la Selecci¨®n.

Pero hablar de la Casa de Campo obliga a hacerlo de ¨¦l, de Di St¨¦fano. Al t¨¦cnico argentino no le gustaba nada y ten¨ªa sus motivos. ¡°Un d¨ªa se nos perdi¨® all¨ª. Fuimos a correr, quer¨ªa seguirnos y a la hora apareci¨® la Polic¨ªa. No sab¨ªamos qu¨¦ pasaba. Sali¨® de la parte trasera del jeep espet¨¢ndonos: ¡®?Che, d¨®nde se metieron?¡±, atinan a relatar entre sonoras carcajadas Felines y Potele. La animadversi¨®n de Di St¨¦fano por ese lugar motiv¨® diferentes conflictos con ?lvarez de Villar (75-76), su m¨¢s f¨¦rreo defensor. ¡°El m¨ªster y el profe no se entend¨ªan. Eran la noche y el d¨ªa y eso se mascaba en el ambiente. Di St¨¦fano era muy te¨®rico, no le gustaba que nos machac¨¢ramos por miedo a las lesiones. El profe era m¨¢s severo¡±, analizan los jugadores. El t¨¦cnico termin¨® siendo destituido y Olmedo recuper¨® el trabajo en dicho entorno. Al que a?os despu¨¦s regresar¨ªan plantillas como las dirigidas por Juande.

La cultura y el f¨²tbol no est¨¢n re?idos. De hecho, hay ocasiones en las que se retroalimentan y el Rayo es un buen ejemplo para derrotar algunos clich¨¦s. A finales de los setenta, nac¨ªa el ¡®Gayo Vallecano¡¯, una compa?¨ªa de teatro independiente liderada por Juan Margallo y Jes¨²s Sastre. Este barrio (m¨¢s concretamente, una sala del Colegio Raimundo Lulio) se convirti¨® en el epicentro y encontraron en el nombre del equipo su inspiraci¨®n. Su apuesta por la cultura fue fuerte: no s¨®lo con la representaci¨®n de obras y conciertos sino tambi¨¦n impulsando la formaci¨®n para todos. ¡°Ten¨ªamos un microb¨²s para desplazarnos a las representaciones y en el lateral pon¨ªa ¡®Gayo Vallecano¡¯. Alguna vez, cuando lleg¨¢bamos a un pueblo, la gente se asomaba y dec¨ªa: ¡®?Co?o, que viene el equipo de Vallecas!¡±, rememora Margallo.

A lo largo de la historia, muchos grandes personajes se han asomado a ver al Rayo. No s¨®lo leyendas del deporte como ?ngel Nieto, Pedro Carrasco o Pepe Dur¨¢n, tambi¨¦n del mundo del espect¨¢culo como Manolo Escobar, Alfredo Landa o Jos¨¦ B¨®dalo. Precisamente, este ¨²ltimo era asiduo a los partidos de domingo en Vallehermoso. ¡°Antes de empezar bajaba al vestuario a desearnos suerte. Parec¨ªa el secretario t¨¦cnico¡±, bromea Felines. Con Potele tuvo una relaci¨®n m¨¢s estrecha: ¡°B¨®dalo dec¨ªa que del Madrid le gustaba Amancio; del Atleti, Ufarte y del Rayo, yo. Despu¨¦s de los partidos nos ¨ªbamos a charlar y a tomar algo al ¡®Sol y Aire¡¯. Nos hicimos amigos y luego iba a ver sus obras al Teatro Calder¨®n¡±.

Tambi¨¦n han vestido la Franja dos actores de talento. El vallecano Alfredo S¨¢nchez Brell jug¨® como defensa (dos partidos en Segunda) en el Rayo de la 59-60, tras su paso por el f¨²tbol mexicano y el Alcoyano. A partir de ah¨ª se dedic¨® en cuerpo y alma a la interpretaci¨®n, adoptando el nombre de Aldo Sambrell. Tiene hasta 300 pel¨ªculas en su haber y se convirti¨® en el villano habitual de los spaghetti westerns de los 60 y 70. Particip¨® en ¡®Por un pu?ado de d¨®lares¡¯, ¡®La muerte ten¨ªa un precio¡¯ y ¡®El bueno, el feo y el malo¡¯. Su gran relaci¨®n con Sergio Leone hizo que el director fuese el padrino de su hijo Alfredo Xavier, nacido durante un rodaje.

El otro reconocido int¨¦rprete es Pep Munn¨¦. El delantero se cri¨® en la cantera del Bar?a y sali¨® cedido al Rayo (73-74). ¡°Ten¨ªa 20 a?os. Llevaba el pelo largo y con rizos y estudiaba Filosof¨ªa y Letras. Sol¨ªa llevar una cartera como de alfombra con mis libros y me llamaban ¡®Kung Fu¡¯. Me fui a vivir a una buhardilla en la Plaza Mayor, muy hippie. Un d¨ªa estaba enfermo y vino el doctor a verme. Me cogi¨® Olmedo y me pregunt¨®: ¡®?T¨² d¨®nde co?o vives? ?Ah¨ª qu¨¦ hac¨¦is? Iba a entrenar cada d¨ªa, me acostaba pronto¡­ pero me vest¨ªa muy raro, con un sombrero cordob¨¦s¡±, recuerda. Una rotura en el mal¨¦olo y un musical (Godspell) reorientaron su vida. A partir de ah¨ª, ha hecho cine, teatro y televisi¨®n. ?Lo ¨²ltimo? La Casa de Papel.

Nadie ha dado m¨¢s t¨ªtulos al Rayo que el Femenino. Es la secci¨®n m¨¢s laureada de la historia del club y, durante una ¨¦poca, lleg¨® a convertirse en una referencia del emergente f¨²tbol femenino. Se fund¨® en el a?o 2000, de la mano de Teresa Rivero, entonces presidenta de la entidad. Aquel primigenio equipo estaba formado por quince jugadoras, de entre 15 y 20 a?os, que proven¨ªan del CD Buen Retiro, la primera escuela oficial de f¨²tbol femenino en Espa?a.

El proyecto era serio y pronto comenz¨® a dar sus frutos. Las guerreras franjirrojas s¨®lo necesitaron tres a?os para subir de Preferente a la Superliga. Por aquel entonces, en 2002, el Rayo fich¨® a Milene Domingues, pareja del madridista Ronaldo en esa ¨¦poca, en lo que fue una perfecta operaci¨®n de m¨¢rketing. No pudo jugar el primer a?o porque la Federaci¨®n no se lo permit¨ªa a las futbolistas extranjeras, pero se dedic¨® a publicitar los productos de las empresas de los Ruiz-Mateos y a jugar con el FIammamonza los fines de semana. ¡°Milene vino por los flanes Dhul, pero no val¨ªa como jugadora¡±, dijo Teresa Rivero a?os despu¨¦s.

Sin embargo, la temporada clave para el despegue del Rayo Femenino fue la 2007-08. El goalaverage hizo que la Superliga cayera en manos del Levante y no en las vallecanas, pero ¨¦stas se sacaron la espina ganando a las granotas la Copa de la Reina. A ese primer t¨ªtulo le sucedieron tres Superligas consecutivas (08-09, 09-10 y 10-11) y su participaci¨®n en Champions. El 4 de noviembre de 2010, el estadio de Vallecas acogi¨® a 8.000 espectadores para presenciar la victoria de la Franja sobre el Arsenal Ladies (2-0). Aunque perdieron 4-1 en la vuelta, esa haza?a entr¨® en la historia. Los logros del Femenino serv¨ªan de ejemplo para el masculino. Algo que verbaliz¨®, a su manera, la presidenta: ¡°Son unos mamarrachos comparados con ellas¡±. Pas¨® aquella ¨¢poca dorada, pero esta secci¨®n se mantiene en la m¨¢xima categor¨ªa siendo un verdadero ejemplo de valent¨ªa, coraje y nobleza.

El Rayo ha tenido convenios de colaboraci¨®n tanto con el Atl¨¦tico como con el Real Madrid a lo largo de diferentes etapas de su historia. Sin ir m¨¢s lejos, vallecanos y colchoneros rubricaron uno el 1 de julio de 1949, consistente en apoyo econ¨®mico y la cesi¨®n de jugadores para unos a cambio del uso del Rodival para partidos de hockey, b¨¦isbol y baloncesto para los otros. Y apenas un par de a?os despu¨¦s, en verano de1951, el Rayo firm¨® otro acuerdo con Plus Ultra que supondr¨ªa el intercambio de futbolistas (en uno y otro sentido).

M¨¢s all¨¢ de estos v¨ªnculos, la relaci¨®n entre clubes siempre ha sido buena. Hasta el punto de que el presidente Juan Roiz convenci¨® a Santiago Bernab¨¦u para que se hiciera cargo de la deficiente econom¨ªa del Rayo, convirti¨¦ndose en una especie de mecenas. Un apoyo que su directiva no siempre vio con buenos ojos y por el que recibi¨® la insignia de oro y brillantes de la entidad franjirroja. Cuentan que cuando Bernab¨¦u conoci¨® a Felines dijo: "?Y este peque?¨ªn? ?No podemos hacer algo para que crezca un poco?". Llegar¨ªa a hablar con el m¨¦dico.

Felines tambi¨¦n protagoniz¨® otra an¨¦cdota con Vicente Calder¨®n. ?ste le ofreci¨® ser el sustituto de Collar en el Atl¨¦tico y el abulense, ya totalmente convencido de que la oferta era seria y no saldr¨ªa cedido, firm¨® su contrato como nuevo jugador rojiblanco. La felicidad le dur¨® poco, el tiempo que tard¨® en comunicar esta decisi¨®n al presidente rayista Pedro Roiz Coss¨ªo, tambi¨¦n Jefe Provincial del Movimiento. Le dijo que no, tem¨ªa la reacci¨®n de la afici¨®n ante la p¨¦rdida de uno de sus buques insignia. Calder¨®n comprendi¨® todos los argumentos del futbolista y no quiso enemistarse con un club amigo. Rompi¨® el documento en sus narices.

Fruto de la buena relaci¨®n entre Rayo y Real Madrid se produjeron llegadas como las de De Tom¨¢s, Diego Llorente, Julio ?lvarez, Baljic, Canabal, Urzaiz, Miguel ?ngel Portugal, Toni Grande, Goyo Benito, Jos¨¦ Luis Peinado, Vel¨¢zquez... Tambi¨¦n el Atl¨¦tico facilit¨® refuerzos como los de Sa¨²l, Diego Costa, Abel, Pizo G¨®mez, Juan Carlos Lorenzo, Feliciano Rivilla... Ese trasvase de jugadores fue beneficioso para todas las partes, puesto que muchos jugadores se revalorizaron en Vallecas.

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