Lorente Laventana, el presidente del primer ascenso

Felipe Lorente Laventana naci¨® en el n¨²mero 121 de la zaragozana calle de San Pablo el 9 de agosto de 1890, aunque sus padres, Felipe y Adela, eran naturales de Gea de Albarrac¨ªn (Teruel). Desde muy joven sinti¨® una gran atracci¨®n por la pol¨ªtica, probablemente contagiada por su t¨ªo Manuel Lorente Atienza, figura destacada del republicanismo local antes incluso de la renuncia de Alfonso XIII y que fue el primero de los cinco gobernadores civiles que tuvo Zaragoza desde que el 14 de abril se proclam¨® la II Rep¨²blica hasta el final de ese 1931, y posteriormente diputado en Cortes Generales en Madrid. Felipe Lorente fue elegido concejal del Ayuntamiento de Zaragoza por el Partido Republicano Radical -partido fundado por Alejandro Lerroux en 1908 de bases ideol¨®gicas muy vol¨¢tiles: sus planteamientos oscilaron entre el radicalismo anticlerical y violento, que le llev¨® a participar muy activamente en los hechos de la Semana Tr¨¢gica de Barcelona (1909), el republicanismo moderado y el conservadurismo y la colaboraci¨®n con la derecha mon¨¢rquica y confesional, durante la II Rep¨²blica- en las elecciones municipales del 12 abril de 1931, y nombrado primer teniente de alcalde de la ciudad por su gran amigo y correligionario el alcalde Sebasti¨¢n Banzo Urrea, m¨¢s tarde tambi¨¦n diputado en Cortes. El 13 de diciembre de 1933 pas¨® a ocupar de forma accidental la alcald¨ªa de Zaragoza, al suspender el Gobernador Civil Elviro Ordiales al nuevo alcalde Federico Mart¨ªnez Andr¨¦s ¡°por la apat¨ªa y pasividad mostradas en la represi¨®n del movimiento anarquista¡±, que durante cinco d¨ªas provoc¨® grav¨ªsimos disturbios y varios atentados en la ciudad, con un balance de diez muertos, numerosos heridos y 220 detenidos.

Lorente Laventana, al que no le entusiasmaba el f¨²tbol, segu¨ªa como concejal en el Ayuntamiento de Zaragoza cuando el 17 de agosto de 1934 sucedi¨® a Jos¨¦ Mar¨ªa Gayarre en la presidencia del Zaragoza. ?stas fueron sus primeras palabras en el cargo: ¡°Sin merecimientos de ning¨²n g¨¦nero, unos buenos amigos me han llevado a la presidencia del Zaragoza F¨²tbol Club. El cargo en s¨ª encierra dificultades que mi entusiasmo habr¨¢ de salvar, pero la encomienda es m¨¢s dif¨ªcil al verme precisado a sustituir a Jos¨¦ Mar¨ªa Gayarre, quien, primero como vicepresidente y despu¨¦s como titular del cargo, ha guiado la nave zaragocista al puerto de salvaci¨®n donde me es entregada. Conservarla en ¨¦l dentro de las modest¨ªsimas posibilidades en que nos vemos precisados a desenvolvernos, ha de ser nuestro principal objetivo y por conseguirlo la Junta Directiva del Zaragoza no ha de omitir esfuerzo ni sacrificio alguno¡±.

Real Zaragoza

• Espa?a

NoticiasEstad¨ªsticas

As¨ª recordaba Gayarre en sus formidables e in¨¦ditas memorias este relevo: ¡°Cuando llegaron momentos de cansancio y vacilaci¨®n, la voz sincera de Lorente se dej¨® o¨ªr y para dar ejemplo y ¨¢nimos a todos no tuvo inconveniente en cargar con la presidencia del Zaragoza. De su paso por la directiva del club qued¨® como fundamental, aparte de la materialidad del ascenso a Primera Divisi¨®n y de la nivelaci¨®n de la situaci¨®n econ¨®mica, su incansable labor por aunarnos y mantenernos en tensi¨®n a quienes ya comenz¨¢bamos a dar se?ales de disentimientos producidos por el agotamiento inherente a muchos a?os de incesantes batallar¡±.

Su padre ten¨ªa un almac¨¦n de papeler¨ªa y material de oficina, primero en la calle del Temple y despu¨¦s en la calle Don Jaime esquina a San Jorge, pero al morir y debido a algunas discusiones familiares, Felipe Lorente fue apartado del negocio. Logr¨® quedarse, sin embargo, con el arrendamiento y explotaci¨®n del Teatro Principal, pero no tuvo el ¨¦xito empresarial esperado. Llamado expresamente por Jos¨¦ Mar¨ªa Gayarre, se incorpor¨® entonces al equipo directivo de la Sociedad Aragonesa de Cementos Portland, donde le toc¨® vivir una dur¨ªsima lucha sindical entre la UGT y la CNT, que provoc¨® un sinf¨ªn de huelgas y conflictos en la f¨¢brica que la empresa ten¨ªa en el barrio de Miraflores.

El 18 de julio 1936 segu¨ªa en el Ayuntamiento como concejal por el Partido Radical, cargo del que fue depuesto, junto a toda la corporaci¨®n municipal, el 21 de julio de 1936.

Ampliar

¡°Cuando estall¨® el Alzamiento Nacional, no quedaba ya en Lorente Laventana, como en tantos desilusionados espa?oles, m¨¢s que el af¨¢n de que pronto viniera algo, lo que fuera, que barriera aquel malhadado Frente Popular, prisionero de sus propios errores y desbordado en su propio sectarismo por las fuerzas incontrolables que ¨¦l mismo hab¨ªa fomentado para su sostenimiento¡±, recordaba Gayarre en sus memorias.

El caso es que, ya fuera por su citado desenga?o pol¨ªtico o por pura supervivencia, Lorente prest¨® indudables servicios a la sublevaci¨®n militar desde el primer momento. En septiembre de 1936 se instal¨® en Ir¨²n, junto a su compa?ero de la directiva del Zaragoza Juli¨¢n Troncoso Sagredo, coronel de Caballer¨ªa y reci¨¦n nombrado comandante militar y jefe de fronteras de Ir¨²n. Y all¨ª mont¨® un negocio de transportes, y desde all¨ª prest¨® a la Comandancia Militar importantes favores. Felipe Lorente Laventana ten¨ªa buenos amigos en Francia y, en un continuo pasar y traspasar la frontera, logr¨® organizar una red de informaci¨®n eficiente para el Cuartel General de Franco y el V Cuerpo de Ej¨¦rcito, adem¨¢s de localizar a muchos ciudadanos de derechas huidos en los primeros d¨ªas de la guerra a Francia para que se incorporaran con normalidad a la Espa?a Nacional.

Present¨® su dimisi¨®n oficial de la presidencia del Zaragoza el 3 de febrero de 1937 y su ¨²ltimo servicio al f¨²tbol fue representar al club y a la Federaci¨®n Aragonesa en San Sebasti¨¢n, en la primera asamblea de la Federaci¨®n Espa?ola de la Zona Nacional, el 15 de mayo de 1937, donde Lorente apoy¨® decididamente la elecci¨®n de su amigo Juli¨¢n Troncoso.

Al acabar la Guerra Civil se traslad¨® a Madrid con su familia y mont¨® varios negocios sin fortuna. En 1953 emigr¨® a la Rep¨²blica Argentina y en Rosario fund¨® una empresa de transporte que dirigi¨® hasta su fallecimiento el 7 de diciembre de 1960, con 70 a?os.

A Felipe Lorente Laventana le cupo el gran honor de presidir al c¨¦lebre equipo de los ¡®Alifantes¡¯, que el 19 de abril de 1936 logr¨® el primer ascenso del Zaragoza a Primera Divisi¨®n.