El esp¨ªritu de Glasgow resurge en las Midlands
M¨¢s de 1.200 pericos, de aquellos de la m¨ªtica UEFA de 2007 y tambi¨¦n de una generaci¨®n debutante, toman Wolverhampton en la ida de los dieciseisavos.
Prend¨ªa la mecha con la primera decena de valientes que embarcaban en un vuelo a Birmingham el martes a las dos de la tarde, con c¨¢nticos incluso en el tramo del aterrizaje. Y se fueron multiplicando exponencialmente conforme se acercaban el d¨ªa y la hora del partido. El primero oficial en tierras brit¨¢nicas desde aquella final de Glasgow, en 2007, que sugiri¨® tanto dolor como orgullo. Muchos de quienes ahora han tomado Wolverhampton entonces aprend¨ªan a sumar y leer. O a gatear. Y, por supuesto, nadie repar¨® por unas horas, o d¨ªas en la clasificaci¨®n de LaLiga.
Muchos escogieron Londres, algunos incluso Manchester, para enlazar desde all¨ª por carretera o tren. El que va de Birmingham a la ciudad sede del partido se convirti¨® provisionalmente en una l¨ªnea blanquiazul, por lo que bien podr¨ªan haber instalado una tienda como en los Ferrocarrils de Pla?a Espanya. La ciudad de los Peaky Blinders, segunda m¨¢s poblada de Inglaterra, se convirti¨® en un campo base excelente para los m¨¢s impacientes, quienes decidieron viajar con m¨¢s de un d¨ªa de antelaci¨®n.
Otros, como Jos¨¦ Luis, cumpl¨ªan con su curioso sue?o. Sin conocer de nada a la ciudad, siempre quiso ir a Wolverhampton y ver f¨²tbol. Iba a hacerlo el curso pasado, pero en mitad de las gestiones su hija qued¨® embarazada. Y el sorteo de estos dieciseisavos, aunque ¨¦l es m¨¢s del Europa (se cri¨® en Gr¨¤cia) que del Espanyol, se lo puso en bandeja. Desde el lunes lleva en las Midlands, alojado en el Ely House Hotel, anta?o colegio femenino, y as¨ª hasta el s¨¢bado.
El jueves a primer¨ªsima hora (algunos madrugones registrados en las redes sociales databan de las 2:54) ya eran oficialmente colas blanquiazules, como si se desplegaran ante los tornos del RCDE Stadium, las que se formaban ante los mostradores de facturaci¨®n y, por supuesto, en los de embarque. Y lustroso a pie de pista el ch¨¢rter para 200 seguidores fletado por el club, con el escudo en el lomo.
Orgullosos pericos tambi¨¦n llegados desde Alicante (los Pericos del Sur), Oxford o incluso Stuttgart, tambi¨¦n desde Barcelona pero con escala en Par¨ªs. Y hasta viviendo el partido desde Sidney a su primera hora de la ma?ana en el pub Cheers, hermanado con ¡®exiliados¡¯ del Wolverhampton en las ant¨ªpodas.
Y no pod¨ªan faltar ilustres, como Josep Clotet, flamante entrenador del Birmingham City, que tom¨® su coche hasta el Molineux Stadium para animar al que fue y ser¨¢ su equipo, a dos d¨ªas de medirse en la Championship al Sheffield Wednesday, en un duelo a lo Luis Enrique-Robert Moreno, pues hasta el pasado verano era el ayudante del hoy t¨¦cnico rival, Garry Monk. Cuando se enfrentaron en noviembre, en Hillsborough, el ingl¨¦s no hizo honor a su autobiograf¨ªa, titulada ¡®Loud, proud and positive¡¯, y rehus¨® estrechar la mano del expreparador del Espanyol B.
Con la cadencia del anochecer, sobre las cinco, colgaban la mayor¨ªa de pubs locales el cartel de ¡®Home Fans Only¡¯, con lo que invitaban a decenas de pericos a confinarse en el ¨²nico establecimiento habilitado para la afici¨®n rival, el The Bluebrick Table Table, convertido en un mini Cornell¨¤-El Prat y en el punto de recogida de entradas y de partida en el peregrinaje hacia Molineux Stadium. All¨ª no estaban a¨²n todos. Faltaban 200 seguidores que llegaban con retraso de Barcelona, afectados de rebote por la huelga en Francia. Hasta en eso se recuper¨® en Wolverhampton el esp¨ªritu de Glasgow.