Wright, Cullis y Hayward dan la bienvenida al Espanyol
El Molineux Stadium rinde homenaje con tribunas y estatuas a su gran capit¨¢n, al internacional que se neg¨® a hacer el saludo nazi y a su presidente m¨¢s querido.
Uno de vez en cuando se pregunta qu¨¦ ser¨ªa de Cornell¨¤-El Prat si contara con una imponente estatua de Ricardo Zamora ante uno de los numerosos accesos. Una imaginaci¨®n que se dispara al visitar cualquier estadio de club ingl¨¦s, tan dados a respetar y ensalzar a sus leyendas. Es el caso, c¨®mo no, del Wolverhampton Wanderers, adversario ahora del Espanyol. En un simple paseo por los alrededores del Molineux Stadium se confirma esa tradici¨®n con tres nombres propios que ostentan una estatua y hasta una tribuna.
Ante la entrada principal aparece Billy Wright con un bal¨®n en la mano. Como el capit¨¢n antes de iniciar el partido. ?l lo fue en las tres Ligas de los Wolves de 1954, 1958 y 1959, adem¨¢s de una Copa de Inglaterra (1949) y otras tres Community Shield (1949, 1954 y 1959). En los a?os m¨¢s gloriosos del club tambi¨¦n se convirti¨® en el primer jugador que alcanzaba el centenar de internacionalidades con Inglaterra, as¨ª que no es de extra?ar que acabaran por ordenarle Comandante de la Orden del Imperio Brit¨¢nico. Un ¡®one club man¡¯ que encima fue medi¨¢tico m¨¢s all¨¢ del f¨²tbol, al casarse con Joy Beverly, una de las tres Beverly Sisters, ese tr¨ªo de m¨²sica arm¨®nica de fama mundial en la segunda mitad del siglo XX.
Ocupaba en el banquillo en la ¨¦poca de Wright, y por tanto fue el entrenador m¨¢s laureado del Wolverhampton, un Stan Cullis cuya estatua saluda con el sombrero quitado, en la mano, y gesto afable. Antes hab¨ªa sido tambi¨¦n jugador de los Wanderers, subcampe¨®n liguero y copero en 1939, una temporada en que encima se convertir¨ªa en el capit¨¢n m¨¢s joven de Inglaterra, con 22 a?os. Pero fue el 14 de mayo de 1938 el que le har¨ªa pasar a la historia del f¨²tbol mundial. Disputaba la selecci¨®n un amistoso ante Alemania, en Berl¨ªn, y deb¨ªa ¡®por cortes¨ªa¡¯ realizar el saludo nazi al p¨²blico antes de empezar. Cullis se neg¨® y, como reprimenda, se qued¨® sin jugar.
Y el tercer hombre en este recorrido estelar por el Molineux Stadium no solo da nombre a una estatua, inaugurada hace solo un par de a?os, y una tribuna, sino tambi¨¦n a una de las calles que conduce hasta el recinto, as¨ª como al enorme campo de entrenamiento cubierto de la ciudad deportiva, situada a apenas media hora a pie del estadio, en un paseo que incluye la naturaleza del West Park. Se trata de Jack Hayward, fallecido en 2015 y presidente del Wolverhampton entre 1990 y 2007.
Su escultura lo muestra con los dedos pulgares en alto y una amplia sonrisa. La misma que deben de tener los aficionados al recordarle, ya que con su propio patrimonio remodel¨® el estadio, sald¨® las deudas del club y fich¨® a jugadores. Un mecenas, seguidor del equipo desde peque?o, que hoy estar¨ªa encantado de ver a sus Wanderers de nuevo en Europa. Y de ver honrada su memoria como solo los ingleses saben hacerlo.