Mario Alberto Kempes: "Yo fui feliz corriendo tras una pelota"
Kempes (Bell Ville, 1954) tiene argumentos para presumir de su vida y obra. Para muchos es el mejor de la historia del Valencia; para todos, el mejor del Mundial de 1978. Sin embargo, ¨¦l no lo dice. ?l no es as¨ª: "Nunca me cre¨ª el mejor". No le mov¨ªa el ego sino el bal¨®n.
Todo empez¨® en la calle San Juan 122 de Bell Ville.
All¨ª nac¨ª. Calle de tierra, poca luz, pasaron a?os hasta que lleg¨® el asfalto. A la m¨ªnima que se o¨ªa 'picar' una pelota con el suelo, se llenaba de cr¨ªos el 'potrero'. Cuatro ladrillos de porter¨ªas y a jugar. S¨®lo recuerdo un regalo en mi vida: un bal¨®n. No me separ¨¦ de ¨¦l.
?De qu¨¦ equipo era Kempes de ni?o?
A m¨ª lo que me gustaba era jugar. Mi abuelo era muy de Boca. Cuando iba a enfrentarme a ellos me dec¨ªa: "T¨² hazles muchos goles¡ pero ellos siempre uno m¨¢s".
?A sus padres les gustaba que jugara al f¨²tbol?
Mi padre lo hac¨ªa. Yo era su mascota. Creo que s¨ª les gustaba que yo jugara. Pero me obligaron a terminar los estudios b¨¢sicos. Llegaron a apuntarme a la universidad. Solo fui un d¨ªa a ver c¨®mo era. Pero mi viejo nunca me alab¨®. Nunca me dijo que hab¨ªa jugado un buen partido. Siempre me faltaban cinco para el peso. Pero yo notaba alegr¨ªa en su cara.
?Qu¨¦ nos encontramos en Matador, su autobiograf¨ªa?
La historia de un futbolista, nada m¨¢s. No esperen bromas de vestuarios. Esas quedan dentro. Si las sacas, unos quedan de tontos y otros de listos y no es as¨ª. Se van a encontrar una historia contada con franqueza y humildad, porque si no no ser¨ªa yo. Nunca me cre¨ª el mejor.
Pero lo fue del Mundial de Argentina 78.
Dicen que lo fui¡, pues posiblemente s¨®lo el ¨²ltimo partido. O a partir de la segunda fase, cuando empec¨¦ a hacer goles. Pero antes lo fue el arquero y los defensas. El f¨²tbol es equipo. As¨ª lo entend¨ª siempre.
?Por qu¨¦ parece que Argentina siente m¨¢s suyo el Mundial del 86 que el del 78?
No ser¨¢ mi caso. Muchos se pensaron que el dictador Videla hab¨ªa tenido participaci¨®n. ?Pero cu¨¢ndo?, ?por qu¨¦? Nunca vi una foto suya bajando al vestuario a amenazar a nadie como dicen que pas¨®. Eso lo sacaron los medios brasile?os y despu¨¦s los peruanos. Se dijeron muchas mentiras por el 6-0 a Per¨². Yo digo que a Per¨² ya le hab¨ªamos ganado 0-3 en su casa y si ese d¨ªa hubi¨¦ramos necesitado ocho goles, los habr¨ªamos marcado. ?Jug¨¢bamos en Argentina! Hab¨ªa un colombo en la grada enorme y no pod¨ªamos fallar. Yo marcaba goles para Argentina, no para Videla. Hasta me acusaron de doping. Tonter¨ªas. Cuando veo las estrellas de Argentina en el pecho, s¨¦ que la primera la ganamos nosotros.
La celebraci¨®n le define como persona humilde.
?Por qu¨¦? ?Porque me fui a casa esa noche? Claro, ?qu¨¦ iba a hacer? El Loco Killer, el Negro Gallego y yo cogimos un coche y nos fuimos para Rosario. Cuando llegamos de madrugada en las calles no hab¨ªa ni los gatos. Llam¨¦ al timbre y me dijo mi madre: "?Qu¨¦ haces ac¨¢?" "Pues que ha acabado el Mundial, me voy a dormir".
?Por qu¨¦ el ¨¦xito de esa selecci¨®n no tuvo continuidad en el Mundial de Espa?a 82?
Por la concentraci¨®n previa. Esa nos mat¨®. Antes del Mundial de Argentina estuvimos tiempo concentrados. Pero de verdad. En Espa?a estuvimos en Villajoyosa, con los chiringuitos de la playa debajo del hotel, con las familias. Ten¨ªamos mejor equipo en Espa?a que en Argentina, pero la cabeza no fue la misma.
?Ese Mundial de Argentina fue su mejor momento como futbolista?
Me sent¨ª bien durante m¨¢s tiempo. Desde que empec¨¦ en Instituto hasta la Recopa con el Valencia me fue bien. En Instituto era un pescador del gol, yo me pon¨ªa ah¨ª con la ca?a y los compa?eros me nutr¨ªan de peces; en Rosario Central ya tuve que pelear, nos llamaban los 'picapiedra'; esa ¨¦poca me vino muy bien para adaptarme al Valencia y al f¨²tbol europeo.
?En qu¨¦ sentido?
Ac¨¢ los defensas eran duros. Migueli, Arteche, Benito¡ esos te pegaban y te dol¨ªa; eran fuertes. Antes s¨®lo hab¨ªa una c¨¢mara de televisi¨®n y segu¨ªa la pelota. Lejos de ella pasaban cosas.
?Cu¨¢ndo le pusieron el apodo de El Matador?
Me lo puso Jos¨¦ Mar¨ªa Mu?oz. El mejor periodista que he conocido. Entonces la televisi¨®n se ve¨ªa mal. Muy mal. La tele se pon¨ªa pero se escuchaba por la radio, que ah¨ª estaba ¨¦l. No veas c¨®mo ment¨ªa (r¨ªe). Dec¨ªa que pasaba el bal¨®n raspando el travesa?o y hab¨ªa pasado 15 metros. Le pon¨ªa mucha emoci¨®n y te enganchaba. Cuando yo empiezo a jugar en Rosario vino a relatarnos varios partidos. Me dec¨ªa que nunca marcaba goles fuera de casa, que el d¨ªa que marcara dos me pondr¨ªa un apodo. Ese mismo fin de semana fuimos a Buenos Aires e hice tres goles. Ah¨ª sali¨® 'El Matador'. Ac¨¢ en Espa?a se pensaban que era por los toreros. Incluso me pusieron un traje para un reportaje. Pero no, fue Jos¨¦ Mar¨ªa.
Leyendo el libro parece que el Viejo Timoteo Griguol fuera el t¨¦cnico que m¨¢s le influy¨®.
Me ense?¨® a valorar cada minuto de juego, porque de primeras era suplente en Rosario, adem¨¢s fue el que me coloc¨® de '11' en un 4-3-3. Empec¨¦ a jugar cuando se lesion¨® Aldo Pedro Poy. Hice goles y cambi¨® mi historia. Pero tambi¨¦n recuerdo a Menotti, un entrenador que dejaba hacer al futbolista. ?l viaj¨® a Valencia para decirme que me quer¨ªa en el Mundial del 78. Yo llevaba sin ir a la selecci¨®n desde que me fui a Europa. Entonces no era habitual convocar a jugadores de fuera. Tambi¨¦n Di St¨¦fano me influy¨® como entrenador. En la final de la Recopa me sacrific¨® y me lo dijo sin rodeos.
?Qu¨¦ le hizo?
Me dijo que jugara de delantero centro. Pero en plan estatua. Quer¨ªa que los centrales del Arsenal estuvieran pendientes de m¨ª y as¨ª liberar a otros compa?eros. Me hel¨¦ all¨¢ arriba solo. Fui un desastre. Hasta err¨¦ el penal en la tanda. Pero le sali¨® bien al Valencia, a Di St¨¦fano y a m¨ª, porque el f¨²tbol es equipo y las finales se juegan para ganarlas, si no qu¨¦dense en casa.
?Por qu¨¦ eligi¨® el Valencia?
Porque no apareci¨® nadie antes. Se dec¨ªa que Boca pregunt¨® a Instituto por m¨ª, pero el presidente Armando dijo que ten¨ªa 100 como Kempes en La Candela (Ciudad Deportiva). Instituto pag¨® por m¨ª a Bell Ville las l¨¢mparas del campo, unas pelotas y las redes de los arcos. Despu¨¦s Instituto no me quer¨ªan vender a Rosario. Mi padre les dijo que yo no jugar¨ªa m¨¢s si no me traspasaban. Lloraba de pensarlo, porque mi padre lo que dec¨ªa, lo hac¨ªa.
Representante nunca tuvo.
?Yo? Que va, que va¡ Antes los equipos que te fichaban casi sin verte. A m¨ª Rosario Central me fich¨® por Aldo Pedro Poy, que jugaba all¨ª. ?l fue mi compa?ero en la Selecci¨®n Fantasma de Argentina que jug¨® en Bolivia en el 73. El Viejo Griguol le pregunt¨® si alguno de esa selecci¨®n val¨ªa la pena y dio mi nombre. Ni me conoc¨ªan. Pero lo mismo sucedi¨® con el Valencia.
Me fich¨® por las estad¨ªsticas de El Gr¨¢fico¡ y vaya debut malo tuve en Mestalla. Err¨¦ un penal y mand¨¦ un bal¨®n al reloj de lo alto de la grada. ?Pero era normal! A mis compa?eros no los conoc¨ªa ni de cromos, no sab¨ªa ni d¨®nde estaba Valencia y en Europa s¨®lo hab¨ªa jugado cuando el Mundial de Alemania. Ese d¨ªa escuch¨¦ en Mestalla el murmullo de las abejas, alguno incluso dijo que no jugar¨ªa nunca m¨¢s en el Valencia.
En su libro habla de romance con Valencia.
Me siento un hijo pr¨®digo. Es mi casa. Mestalla siempre me respeto, quienes no lo hicieron fueron los directivos. ?Si me silb¨® la grada? Claro, era la figura y si jug¨¢bamos mal, ?a qui¨¦n se lo iban a reprochar? Pero eran cr¨ªticas para mejorar, porque cuando respondes en el campo, el abrazo de Mestalla no se olvida. Pero nunca entend¨ª al club.
?Por qu¨¦?
A los dirigentes siempre les falt¨® mano derecha. No solo conmigo, con muchos otros. El Valencia no cuidaba a sus veteranos. Para mi homenaje me cedieron la cancha y punto; me toc¨® pagarle hasta al de las entradas. El Valencia, los gerentes, de un d¨ªa para otro te dan la espalda, pero a la instituci¨®n tienes que quererla como es y as¨ª la queremos. Valencia te gana.
?Usted rechaz¨® ofertas tras el Mundial?
Digamos que ten¨ªa muchas novias. De Espa?a e Italia. Pero Ramos Costa (presidente), al que quise como a un padre, me dijo que si me vend¨ªan le mataban. Lo entend¨ª. Sin embargo, a?os despu¨¦s me vendieron a River, que buscaba un golpe de efecto tras fichar Boca a Maradona. Pero ac¨¢ me vendieron sabiendo que estaba lesionado de la rodilla. Despu¨¦s volv¨ª porque River no pudo pagar lo pactado y meses despu¨¦s, sin previo aviso, me dijeron que no me renovaban. Eso me dej¨® dos espinas tan clavadas como los perdigones que ten¨ªa la perdiz que me com¨ª al llegar a Espa?a.
?Qu¨¦ dos espinas?
Una que fuimos un equipo mezquino en Liga. Ganamos la Copa, la Recopa y la Supercopa, pero en Liga no competimos. Llegamos a ser l¨ªderes, pero cuando empezamos a perder, nadie de la dirigencia nos dec¨ªa nada, no nos exig¨ªan, ni pisaban Paterna y con ganarle al Madrid y Barcelona se daban por contentos. La otra espina, que nunca entend¨ª, es por qu¨¦ no tuve ninguna oferta cuando me fui. S¨®lo ten¨ªa 30 a?os. Quiz¨¢s alguien habl¨® mal de m¨ª. S¨®lo me llam¨® mi amigo Ardiles para probar en el Tottenham y, tras un tiempo jugando al f¨²tbol sala, me fich¨® el H¨¦rcules, donde lo pas¨¦ de diez.
Se lo hice al Atl¨¦tico. El pobre Fillol me dec¨ªa: "No ten¨ªas a otro al que hac¨¦rselo". Ese a?o nos salvamos en el ¨²ltimo partido gan¨¢ndole al Madrid en el Bernab¨¦u. ?Esa sensaci¨®n es como ganar un t¨ªtulo!
?El f¨²tbol le ha dado m¨¢s alegr¨ªas o tristezas?
El f¨²tbol me lo ha dado todo en la vida. Yo fui feliz corriendo tras una pelota.