ATL?TICO 4 - SANT ANDREU 0 (5-0)
Correa y Kalinic opositan al '9'
El croata marc¨® su primer tanto con el Atl¨¦tico. Golazo del argentino. El Sant Andreu asust¨® en la primera parte, pero los de Simeone resolvieron en 7 minutos. Tambi¨¦n marcaron Lemar y Vitolo.
Cuando el ¨¢rbitro pit¨® el descanso, Simeone se escabull¨® r¨¢pido del palco desde el que miraba el partido, a¨²n castigado. Desde all¨ª pod¨ªa hacer poco, aunque sus gritos hubieran podido escucharse en un Metropolitano casi vac¨ªo, pero ve¨ªa mucho, ve¨ªa todo. Y al descanso el partido pod¨ªa leerse en su rostro como las l¨ªneas de una mano: todo mal, todo torcido. En la intimidad del palco, cogi¨® el tel¨¦fono. Al otro lado descolg¨® el Mono Burgos.
Porque desde el inicio, el Sant Andreu hab¨ªa alzado el ment¨®n. Ten¨ªa el bal¨®n y lo mov¨ªa con la valent¨ªa de quien juega sin qu¨¦ perder. Siempre son los David m¨¢s peligrosos. Para el ¨²ltimo superviviente de Tercera en la Copa so?ar era Elhadji, plantado en tres regates ante Ad¨¢n. La orden de Azparren era esa: balones a ¨¦l. Un gigante que le sac¨® los colores a un Metropolitano con fr¨ªo. No ayudaba el f¨²tbol de su equipo.
El Atl¨¦tico no s¨®lo era extra?o al ojo (Savic central izquierdo, Toni Moya, del B, centrocampista ofensivo, ayer de central derecho), tambi¨¦n al f¨²tbol. Sus primeros 45 minutos fueron un desprop¨®sito. Nada atr¨¢s, cero al centro, migajas arriba. Si Gelson y Kalinic buscan ser Costa no ser¨ªa por estos minutos. Evaporado el primero, al segundo se le fueron dos ocasiones fuera: un disparo que roz¨® el palo y una chilena que se estrell¨® en un defensa. S¨®lo eso era el Atleti. El croata, su juego de espaldas y los chispazos de Correa. Pero estaban solos, muy solos en La Casa del Terror. Arias era Freddy Krueger, Jason en Viernes 13 y la mujer de la curva a la vez. Cada vez que tocaba un bal¨®n, sudores fr¨ªos. Como si pasaba cerca de Toni Moya.
Porque David se com¨ªa a Goliat. Sin tensi¨®n el Atleti es vulgar y Azparren salivaba. Y ah¨ª segu¨ªa Elhadji, llamando a la puerta de Ad¨¢n. Con lo que no contaba es que al Cholo le faltaba Oblak pero no portero: Ad¨¢n evit¨® el desastre. La primera parada lleg¨® tras un regalo de Arias: perdi¨® un bal¨®n en zona roja, donde no se deben perder, y el Sant Andreu se lanz¨® como un lobo a su ¨¢rea. Ad¨¢n, atent¨ªsimo, par¨® el primer disparo. El bal¨®n regres¨® al ¨¢rea, franco para Josu. Ad¨¢n, rapid¨ªsimo, se lanz¨® a sus pies para tocar lo justo y desviar esa pelota que se fue fuera perseguida por la m¨²sica de Psicosis, banda sonora de esta primera parte.
Porque Savic y Toni Moya eran incapaces de tapar a Elhadji, que remataba todo. Se hab¨ªa pedido el d¨ªa libre en Women¡¯s Secret por jugar en Madrid y que eso mereciera la pena. Tuvo un palo y un cabezazo ante el que Ad¨¢n volvi¨® a salvar, con reflejos de gato, antes de que el ¨¢rbitro pitara el descanso. El Metropolitano conten¨ªa la respiraci¨®n.
En la caseta, Burgos colgaba al Cholo. Hubo reparto de cholinas y caf¨¦s. De ¨¦sta emergi¨® otro Atleti. M¨¢s reconocible al ojo y en el f¨²tbol, tenso y con dos cambios: Gelson y el chaval fuera, dentro Rodrigo y el hombre de los 70 millones. En el primer bal¨®n que Lemar toc¨®, le devolvi¨® la voz y la respiraci¨®n a todo el estadio a la vez. Desenfund¨® la derecha y envi¨® con un disparo duro el bal¨®n a la red, previo beso al palo. El Sant Andreu se deshizo como polvo de talco. Si Lemar puso el gol, Rodrigo el orden y Sa¨²l ejerci¨® de lateral izquierdo. El Atleti se compact¨®, sin concesi¨®n arriba: hizo tres goles en 10 minutos. Hasta Arias volvi¨® a ser un lateral capaz de ser profundo en su banda, sumar y poner centros de gol.
Todo lo bueno de Kalinic y Correa ahora sumaba. El croata al fin marcar¨ªa, de cabeza, Arias mediante, y segundos despu¨¦s lo har¨ªa el argentino, con otro de esos goles que no se olvidan: con el exterior y tres dedos. Una delicia. Pide minutos cada vez que pisa la hierba. O ser el 9 sin Costa. Entre ellos est¨¢.
Ni el Sant Andreu ni Elhadji volver¨ªan a rondar. David era de nuevo s¨®lo David. Cuando Vitolo marc¨® el 4-0 el sufrir era pasado y el Metropolitano ya cantaba alto, sin fr¨ªo. Simeone ya no necesitaba coger el tel¨¦fono u otear de pie desde su palco. Sentado ya se ve¨ªan, desde hac¨ªa un rato, los octavos de esta Copa.