El derbi de los porteros
Courtois fren¨® al Atl¨¦tico en la primera parte y Oblak le sostuvo en la segunda. Penalti no pitado a Koke. Bale se lesion¨®. Brill¨® Ceballos. Debut¨® Vinicius.
Sin Ceballos fue mejor el Atl¨¦tico y mucho peor con ¨¦l en un derbi estupendo, intenso e igualado aunque poco asomado a las ¨¢reas. Y cuando la cosa lleg¨® hasta all¨ª, Courtois y Oblak estuvieron a la altura de sus hojas de servicios. En la contienda perdi¨® el Madrid a Bale y debut¨® Vinicius, cuando Lopetegui entendi¨® que el partido pod¨ªa ganarlo por arte de magia. Y se march¨® Simeone, por sexta vez consecutiva, sin perder un partido de Liga en el Bernab¨¦u.
Reinterpretando la idea que Borges ten¨ªa de la literatura, Menotti nos explic¨® que el f¨²tbol es orden y aventura. Simeone, que pide a su grupo que se ponga la boina verde hasta para comprar el pan, ya trajo lo primero hace seis a?os, pero le cuesta lo segundo. El Atl¨¦tico sigue siendo paradigma de la resistencia: a la adversidad, al des¨¢nimo, a las cr¨ªticas y al Madrid. Ahora tiene a Rodrigo y Lemar, grandes refuerzos, pero no acaba de dar el paso.
Y eso que fue estupenda su puesta en escena en la primera mitad, encadenando plan tras plan. El primero fue buscar un gol tempranero, tesoro que nadie como ¨¦l sabe guardar. Cuando no sali¨®, no se dej¨® impresionar por la fase de abrumadora posesi¨®n del Madrid. Y, por ¨²ltimo, procur¨® construir la esperanza propia desde la desesperaci¨®n ajena.
El Madrid, hasta que lleg¨® Ceballos, aun sin la palidez de Sevilla, dio la impresi¨®n de un equipo encogido, desbaratado a ratos, plan¨ªsimo en el centro del campo, desabastecido por Modric y con una sola banda, la de Carvajal. Con Nacho, se evit¨® sustos y se perdi¨® llegadas. Las gallinas que entran por las que salen. Y arriba Benzema no anduvo en zona de combate y Asensio baj¨® y subi¨® sin acabar nada.
Entr¨® Ceballos, cambi¨® el partido
As¨ª que para el Atl¨¦tico fueron la testosterona y las mejores ocasiones de la primera parte. Y para Courtois, las medallas al m¨¦rito. Porque el belga les sac¨® dos mano a mano a Griezmann y Diego Costa, que jugaron a una velocidad superior en esa fase a la de los centrales del Madrid. Tambi¨¦n hubo un penalti, por mano de Casemiro, interceptando un centro de Koke, que no vio Mart¨ªnez Munuera y en el que se lav¨® las manos el VAR. Se escap¨® por la gatera de lo interpretable. Para entonces el Bernab¨¦u andaba con la escopeta cargada, porque el ¨¢rbitro le hab¨ªa perdonado una amarilla de libro a Sa¨²l y le hab¨ªa mostrado una injusta a Carvajal. Esos asuntos menores siguen fuera de la justicia tecnol¨®gica. El Madrid tambi¨¦n estuvo cerca del gol en un remate cruzado de Bale y en una imprudencia de Oblak, cuyo despeje peg¨® en el pie de Asensio y volvi¨® a sus manos como un boomerang agradecido.
En la segunda mitad el Madrid se vio sin Bale, en su primera lesi¨®n del curso y vig¨¦sima desde que lleg¨®. Menos gol en un equipo con poco gol. Y Lopetegui respondi¨® con un centrocampista m¨¢s, Ceballos. Y el sevillano blanque¨® el partido. Desde la izquierda fue encerrando al Atl¨¦tico, quit¨¢ndole la pelota y las ganas de presionar arriba. Ceballos sac¨® todo su repertorio, en largo y en corto, tirando de recorte y combinaci¨®n. Y el Madrid comenz¨® a asomarse de verdad al ¨¢rea atl¨¦tica. Y ah¨ª Oblak se puso a la altura de Courtois, gan¨¢ndole un pulso a Asensio.
El final del partido dej¨® una mala imagen del Atl¨¦tico, que ya s¨®lo quiso amurallarse, con un fant¨¢stico Gim¨¦nez. Para eso entr¨® Thomas por Diego Costa, que esta vez no fue a la guerra. El Madrid levant¨® al Atl¨¦tico por las solapas, haci¨¦ndole perseguir sombras, pero sin gol. Ese se despacha ahora en Tur¨ªn. Y para la carga final lleg¨® Vinicius, directo de West Point a Vietnam. S¨®lo sirvi¨® para alegrar la fiesta.