¡°Nadie puede imaginar qu¨¦ significan estos asientos¡±
Un padre y un hijo le cuentan a As c¨®mo fue recogerlos. 20.000 abonados del Atl¨¦tico ya los guardan en su casa, un trozo del Vicente Calder¨®n.


Habr¨¢ quien diga que es s¨®lo pl¨¢stico. Ellos pueden contar c¨®mo no. Son un padre y un hijo, ?ngel Peinado (Quismondo, Toledo, 1967) y ?lex (Madrid, 1997) y su historia es la de otros 20.000 rojiblancos, esos que ya guardan en casa un trocito del Calder¨®n. Una butaca. "Nadie puede imaginarse cu¨¢nto significa para nosotros". Pidieron llev¨¢rsela en cuanto el club dio posibilidad.
Ocurri¨® tras la vuelta de la semifinal de la Champions ante el Madrid de la lluvia. La nostalgia, o la ¨²ltima vez en el campo, se convirti¨® en cientos de butacas arrancadas, el estadio lleno de caries y a¨²n partidos por jugarse (el ¨²ltimo de Liga, el de Leyendas, la final de Copa). El club ofreci¨® eso: que los socios pudieran pedir su asiento, gratis. Se entregar¨ªa en un a?o, en este 2018. 26.000 se apuntaron. 22.000 lo recogieron el mes pasado, del d¨ªa 2 al 28. ?ngel y ?lex recuerdan su fecha al un¨ªsono. D¨ªa 16. Como si fuera partido, otro gol inolvidable.
¡°Ven¨ªamos para ac¨¢ ya emocionados¡±. Ac¨¢ es el Calder¨®n, tanto sin ir. ¡°Desde el ¨²ltimo partido oficial. Volver a hacer el recorrido, desde casa. Aparcar enfrente¡±. La Oficina de Atenci¨®n al Atl¨¦tico, que volv¨ªa a levantar su trapa en el estadio apagado. ¡°Hab¨ªa algo de cola, pero iba r¨¢pido. En principio era normal. Ves a la gente que recoge, abre, mira, abraza... hasta que te toca la tuya¡±. Tu butaca, esa que pediste, en una caja negra, letras marr¨®n. Un pu?etazo. ¡°Nos emocionamos mucho¡±. Aqu¨ª se detiene el padre, habla el hijo, con esa emoci¨®n a¨²n en la garganta: ¡°Coges la caja y sabes que es lo ¨²ltimo del estadio, que no queda nada. El ¨²ltimo recuerdo que ten¨ªas del Calder¨®n te lo vas a llevar ese d¨ªa¡±. Y es emocionante. Y es bonito. Y es muy triste a la vez. ¡°Sabes que ya no volver¨¢s a pisarlo, que no volver¨¢ a estar abierto¡±. Y eso que pasaste tanto all¨¢ adentro. ¡°Doce a?os en nuestro caso¡±, musita el padre.
Su mano fue la que llev¨® al hijo. ¡°Fue con el equipo en Segunda, ante el Albacete. ?lex apenas levantaba tres palmos del suelo¡±. Cuatro a?os ten¨ªa. Despu¨¦s fue creciendo, con el sentimiento ya fuerte ah¨ª. Indi en su habitaci¨®n, Ken vestido con la camiseta de Marbella. ¡°En mi clase s¨®lo ¨¦ramos dos ni?os del Atleti¡±, cuenta. Y por eso el padre, con miedo, porque el Atleti perd¨ªa y en los recreos, las burlas, preguntaba: ¡°?Est¨¢s seguro que quieres ser del Atleti?¡±. ¡°S¨ª pap¨¢, s¨ª¡±. As¨ª hasta tres veces. ?ngel dej¨® de preguntar y volvi¨® a abonarse al Atleti. Hab¨ªa sido de 1982 a 1987. Ahora volv¨ªa, con ?lex. El Calder¨®n fueron bocadillos de chorizo y tantos goles, partidos, sobre esos asientos. ¡°Venir al estadio era nuestro momento¡±, asienten los dos. Y agarran m¨¢s fuerte el pl¨¢stico antes de meterlo en el coche. El destino es su casa.
El Calder¨®n guardado con mimo
¡°Mi padre y Simeone me han cambiado la vida¡±, dice en su habitaci¨®n ?lex. Esa cuya puerta anuncia ¡°Aqu¨ª vive el rey de la casa¡± y preside una bandera gigante del Calder¨®n. La ha abierto ante As, para mostrar c¨®mo guardan esos asientos. El suyo, el n¨²mero 16, encaja perfecto en su silla de escritorio. ¡°Yo era mal estudiante, repet¨ª dos cursos¡±. Pero lleg¨® el Cholo y con su equipo hizo aquello que le dec¨ªa su padre: que si se cree, se puede. Hoy ?lex estudia segundo de periodismo y escribe en Revista Indios. ¡°Este curso no me ha quedado ninguna¡±.
Y su padre le oye y le mira con agua en los ojos, tan orgulloso como al mostrar su asiento, el 15, con las bufandas y una rojiblanca encima, ya preparada para partidos, o los certificado de autenticidad (¡°Porque son los nuestros, mira¡±). ¡°Aqu¨ª estaban¡±, dice ?lex en un peque?o Calder¨®n de bronce. Primer anfiteatro, fondo norte, fila 3. No olvidar¨¢ ninguno. Se lo recordar¨¢n siempre esos asientos. Imposible ser s¨®lo pl¨¢stico. Desde ellos se vivi¨® el Calder¨®n.
As¨ª guardan otros socios sus asientos
Abonado 2.274. Es Luis Miguel Benito. Lo recogi¨® a principios de julio. Ya es el mejor asiento de casa.

Socio 35.850. Es el asiento de Michael McCleary y ha viajado del Calder¨®n a Washington. Sobre ¨¦l, un peque?o trocito del viejo estadio.

Abonos 8.513 y 16.464. Son los asientos de Lola y David Rodr¨ªguez. Con patas, son los reyes ya de la casa.
