¡°La llegada del Atl¨¦tico le ha dado alegr¨ªa a este barrio¡±
Hosteleros y vecinos relatan en As un a?o de Metropolitano en el barrio de Las Musas. Hay muchas luces, pero tambi¨¦n alguna sombra.
Al fondo, bajo el cielo anubarrado, el estadio lo llena todo. El Wanda Metropolitano, el nuevo coraz¨®n de un barrio, el de Las Musas, en el que la llegada del Atleti lo ha cambiado todo. Si en el Calder¨®n su marcha es bares cerrados y locales vac¨ªos, aqu¨ª es todo lo contrario. All¨¢ donde se mire, un negocio. Casi todos nuevos, de hace un a?o, como setas que surgen bajo la lluvia. ?sta es rojiblanca. Se lee en sus nombres. Neptuno, La Previa, GastroAtleti. En el ¨²ltimo uno de sus bocatas, el chorip¨¢n, se apellida Cholo. Ha cambiado la fisionom¨ªa del barrio, tambi¨¦n su ritmo, y hasta los colores de sus bares. Hasta los viejos, hasta los que estaban antes de que el Metropolitano fuese s¨®lo Peineta, se han pintado las rayas rojiblancas. Por si acaso. Por si dudas.
En el Churret¨®n la temporada ha dejado una camiseta firmada por Torres en sus paredes. Es uno de los nuevos, en la Glorieta de Grecia, su due?o, Alberto, hace la cuenta de estos meses. ¡°Cada vez nos va mejor¡±. A medida que fueron pasando los meses, partidos, las costumbres se fueron asentando. Hoy es martes, la temporada ha terminado hasta el pr¨®ximo agosto, pero en el bar entra y sale la gente con la confianza del cliente ya fijo. ¡°Los d¨ªas de partido esto es un caos¡±. 200 bocadillos, gente en la planta de arriba, gente en la planta de abajo. ¡°De todos modos, no es ni la mitad de lo que era para los bares que estaban alrededor del Calder¨®n. All¨ª era otra cosa. Ellos estaban pegados. Nosotros no¡±, dice.
¡°Muchas pe?as por aqu¨ª ni pasan. Aparcan all¨ª, en el estadio, y ya¡±. Lo ¨²ltimo lo dice Manolo, unos metros m¨¢s all¨¢, desde la parte vieja de Canijellas, esa de pisos bajos, cuatro alturas, fachadas gastadas. Lleva 20 a?os abierto pero en agosto hizo reforma: las molduras del techo ahora son rojiblancas, como del Atleti de siempre.
¡°Le ha dado alegr¨ªa al barrio. Hemos pasado 19 a?os calamidades pero ahora todo ha cambiado para bien¡±. La inyecci¨®n de los partidos. ¡°Que no da para hacerte rico, pero s¨ª para vivir¡±. 65.000 personas por all¨ª que antes no estaban. Muchos, cada vez m¨¢s, buscan en su barra esos bocatas de calamares, gigantes, exquisitos, con fama. ¡°Pero eso s¨®lo es los d¨ªas de partido¡±. El resto, el barrio sigue siendo como era: lugar tranquilo, de gente mayor.
¡°El f¨²tbol es lo que es¡±. Cada quince d¨ªas. ¡°No hay para todos, no da¡±. Todos es un mucho much¨ªsimo: las decenas de bares (¡°imposible contarlos¡±) que se abrieron pensando que su llegada ser¨ªa El Dorado. ¡°Tres han cerrado ya...¡±. Uno, quiz¨¢, el m¨¢s conocido: ese que abrigaban decenas de banderas de pe?as venidas de toda Espa?a, levantado sobre todos los ahorros de dos chicos, ?scar y Alberto, con suelo de nubes y nombre ic¨®nico, Zapatones.
Su trapa baj¨® tras la final de la Europa League y no ha vuelto a abrir: se traspasa. ¡°Los d¨ªas de partido hay jaleo, pero el resto del tiempo es muy tranquilo¡±, confirma unos metros m¨¢s all¨¢ ?ngel, bar Neptuno, tambi¨¦n en la parte vieja. Y con m¨¢s competencia que nunca. A pesar de que no hay para todos, que es imposible, muchos locales est¨¢n en obras: lo que viene no se sabe, pero lo primero que se pinta son los colores del Atleti. El club que ha llenado el barrio con sus colores y tambi¨¦n de tr¨¢fico. ¡°Es imposible aparcar cuando hay partidos¡±, dice un vecino. ¡°O llegar a casa en menos de una hora¡±, otro. Ellos siguen esperando algo que se promet¨ªa y a¨²n no lleg¨®: los nuevos accesos de la M-40. ¡°Son tan necesarios para el barrio como el Atleti para los bares¡±. Pues eso.