Sinfon赤a inacabada de Espa?a
La Selecci車n lo bord車 en la primera parte. Se adelant車 gracias a un error de Buffon. Un penalti de Ramos propici車 el empateEspa?a - Rusia: Otro chasco mundial
![As赤 empat車 De Rossi.](https://img.asmedia.epimg.net/resizer/v2/YDDOZ4YISJP6NHLS44B6EVXKYE.jpg?auth=26934cfce67782eb6b03e77800b6e694e4690cb36c43a86a0b020f23518fb616&width=360&height=203&smart=true)
Aquella Selecci車n que fue el asombro del mundo y que no se baj車 del podio en cuatro a?os no ha terminado de marcharse. Y esa Italia de siete vidas, con un encanto cada vez m芍s discreto, tampoco. Aun decadente, supo agarrarse a un empate que no mereci車. Espa?a tuvo f迆tbol, un plan y sentido del deber, pero el agotamiento, un error de Ramos y el lado oscuro de Diego Costa redujeron su premio a la mitad.
Por buena que sea una metodolog赤a jam芍s pesar芍 m芍s que los futbolistas, aunque esa certeza quede a veces mal explicada en el marcador. Espa?a es m芍s que Italia. En Par赤s, donde no supo traducirlo hace tres meses, o en Tur赤n. Con la pelota, porque est芍 en su naturaleza, o sin ella, el mejor indicador de que la Selecci車n anda afinada. El grupo de Lopetegui tuvo el aire de la era imperial y tambi谷n heredo su h芍ndicap: la carest赤a en el remate. Es una de las contraindicaciones de un estilo que cuenta con la bendici車n general, pero tambi谷n responsabilidad de Diego Costa, en el que cuesta separar el crack del mat車n. Puso los pies en el partido sobreexcitado, restreg車 su mano por la cara a Bonucci y acab車 distra赤do en ese cuerpo a cuerpo callejero que 谷l aprendi車 cuando los italianos hab赤an redactado ya varios manuales.
En lo dem芍s, y salv車 las equivocaciones de Sergio Ramos, que sigue sin corregirse, Espa?a fue irreprochable. Un equipo bien armado, en versi車n sinf車nica, con una presi車n coordinada y arm車nica, fortalecido con Busquets y Koke y con Iniesta y Silva como cascabeles. Una pareja que enhebr車 el f迆tbol de Espa?a en aquella selva azzurra, una lengua ultradefensiva de apenas 30 metros, producto del adelantamiento de su zaga y del papel de Pell谷 y Eder, que pasaron muy pronto de flechas a escudos. Un catenaccio postmoderno del que Italia nunca se avergonz車. Ni siquiera ante su p迆blico, como en esta ocasi車n.
A diferencia de lo que ocurri車 en la Eurocopa, Espa?a masaje車 mucho y bien la pelota, con ritmo y con gracia, y limpi車 del partido a De Rossi, gerente de aquel recital que Italia ofreci車 en Par赤s. Incluso con el contratiempo de la lesi車n de Jordi Alba, que oblig車 a poner a un diestro inactivo, Nacho, capaz de atender cualquier llamada.
Con su vista panor芍mica Iniesta desmadej車 a Italia, cuyas posesiones hubo que medirlas en mil谷simas. Se march車 al descanso sin pegar un tiro. Su ataque fue un matasuegras. Pero Espa?a tampoco traslad車 su enorme superioridad al 芍rea de Buffon. Ah赤 s赤 fue efectiva la selecci車n de Ventura, que s車lo concedi車 dos cabezazos de Piqu谷, definitivamente en versi車n de ariete de rompe y rasga, y dos remates sin fuerza de Iniesta y Silva. Arriba, Diego Costa equivocaba su papel de hombre de acci車n.
El teatrillo de Ventura, sin embargo, se vino abajo con un error fuera de concurso de Buffon, el mismo que hab赤a evocado a Casillas 24 horas antes. Busquets le mand車 una pelota profunda a Vitolo a la que lleg車 sobrado de ventaja el meta. Temeroso de meter el empeine y encontrarse con un rebote sorpresa, quiso meter el interior del pie para sacar la pelota por una banda. En la duda sobre con qu谷 pegarle acab車 por patear al aire y dejar al canario a puerta vac赤a. All赤, en su casa, ante su p迆blico, Buffon, el mito, dej車 la m芍s c車mica escena de su carrera.
Aquella sacudida baj車 de las nubes a Ventura, que acab車 por entender que Pell谷 ha entrado en clara recesi車n en el f迆tbol chino y busc車 m芍s alboroto con la movilidad de Immobile. La respuesta de Lopetegui no fue t芍ctica sino preventiva. Diego Costa, con una amarilla, desplaz車 un bal車n sin ninguna prudencia y el seleccionador entendi車 que hasta ah赤 llegaba la broma. El nuevo escenario tuvo el mismo dominador pero m芍s animaci車n. Italia, a su manera, por empuje, sin un verdadero plan de ataque, se acerc車 entonces de verdad a De Gea. Y la Selecci車n, con espacios, persigui車 el tiro de gracia. Lo tuvo Vitolo y se le fue por un palmo en un mano a mano. Ese palmo que tantas veces le falta a la Selecci車n para volver al trono. Ese palmo de anticipaci車n que tuvo Eder para forzar el penalti de Ramos que De Rossi convirti車 en igualada. Ese palmo que casi nos hace palmar ante un rival inmortal.
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