La distribuci¨®n es un problema en todo el mundo. Y cuando se trata de animales vivos, parece que m¨¢s. La apicultora de Alaska Sarah McElrea envi¨® a un distribuidor en California m¨¢s de 5 millones de abejas, que se utilizar¨ªan para polinizar huertos de manzanos y viveros en Alaska, de donde no son nativas.

De todas las abejas enviadas, alrededor de 5 millones murieron despu¨¦s de permanecer durante horas en cajas en el suelo, con un clima c¨¢lido que las ahog¨®. La encargada de su transporte era la aerol¨ªnea Delta Airlines, quien debe explicar ahora por qu¨¦ la ruta original a Anchorage no se realiz¨® y en su lugar estaban en un vuelo a Atlanta.

Las abejas perdieron el vuelo de conexi¨®n

Un env¨ªo de 800 d¨®lares que no fue notificado, porque nunca lleg¨®. Las abejas no llegaron a Atlanta, perdieron ese primer vuelo de conexi¨®n. 24 horas despu¨¦s, la compa?¨ªa dijo que algunas abejas se hab¨ªan escapado, sin especificar c¨®mo. Y m¨¢s tarde confesaron que los trabajadores decidieron poner a las abejas en sus cajas fuera del transporte, al aire libre.

La apicultura de Alaska McElrea contact¨® entonces con un apicultor en Atlanta, quien corri¨® al aeropuerto y descubri¨® que la mayor¨ªa de las abejas hab¨ªan muerto por el calor. Delta lo llam¨® una "situaci¨®n desafortunada". No han querido hacer declaraciones y lo ¨²nico que han comentado es que al no caber en el vuelo, las desviaron.

"Esto es un desastre", dijo Gina Galucci, de la Asociaci¨®n de Apicultores de Georgia, a la emisora WABE de Atlanta. "Nos movilizamos muy, muy r¨¢pido. Lo hicimos porque sabemos que van a morir". Para McElrea, que ha recibido abejas de otros lugares de Estados Unidos sin problema, ¡°la gente no comprende cu¨¢n dependientes somos como especie de las abejas para la polinizaci¨®n. Y esto es un desperdicio, una tragedia absoluta".