Graban c¨®mo las olas se llevan dos casas en una zona de surf
Las im¨¢genes son de Outer Banks, la cadena de islas que cubre la mitad de la costa de Carolina del Norte (Estados Unidos). S¨ª, las de la serie de Netflix.
![Unas olas potentes se llevan una casa en Cape Hatteras, Outer Banks (North Carolina, Estados Unidos) durante un temporal en esta conocida zona de surf en mayo del 2022.](https://img.asmedia.epimg.net/resizer/v2/NIXP6R53WNJBFM5ZTQITMLA65Q.jpg?auth=1cfc5055258aeee8293cc83c610f5a43be3b57ca1d171d268032df35866b52f7&width=360&height=203&smart=true)
Las olas gigante son un habitual de As Acci¨®n. Las habilidades adquiridas por un buen n¨²mero de surfistas en el mundo capaces de surfearlas suelen traducirse en im¨¢genes que dan la vuelta al mundo y que ponen los pelos de punta. Sin embargo, esas olas no tienen por qu¨¦ ser las m¨¢s peligrosas, ya que factores que van m¨¢s all¨¢ del tama?o como la fuerza y la constancia, as¨ª como incluso las caracter¨ªsticas de la zona que recibe el oleaje, pueden tambi¨¦n desembocar en escenas como las que se est¨¢n viviendo en Carolina del Norte (Estados Unidos).
En una zona llamada Outer Banks, una estrecha cadena de islas de arena -principalmente- que se extienden a lo largo de la mitad de la costa de este estado de los EEUU, y m¨¢s concretamente en Cape Hatteras, han recibido esta semana uno de los ¨²ltimos temporales de la temporada provenientes del Atl¨¢ntico Norte. Una caracter¨ªstica que lo convierte en un buen lugar para el surf pero tambi¨¦n para las inundaciones y destrozos. La fuerza del ¨²ltimo, por ejemplo, ha sido la puntillita para algunas casas ya tocadas de muerte por la consistencia de las marejadas a lo largo de casi 100 a?os.
Para entender esta historia hay que remontarse a los a?os 30, al Cuerpo Civil de Conservaci¨®n (CCC) promovido por Franklin D. Roosevelt para emplear a la multitud de estadounidenses desempleados con proyectos de conservaci¨®n por todo el pa¨ªs. Se construy¨® una l¨ªnea de dunas para decirle al mar que se detuviera. Y la vor¨¢gine econ¨®mica llev¨® a construir casas all¨ª. Pero el mar no se detiene. As¨ª, 100 a?os despu¨¦s de este experimento, se ha convertido en una pesadilla log¨ªstica mantenerlo.
En este contexto y tras un siglo de marejadas y olas potentes, en febrero cay¨® una casa al mar y en mayo han ca¨ªdo dos m¨¢s. Unas escenas que algunos vienen pronosticando desde hace tiempo, puesto que all¨ª donde se construyeron antes ten¨ªan un par de dunas y una playa delante que hoy en d¨ªa son inexistentes. Por suerte, al ser algo lento, se trataba ya de dos casas deshabitadas.
Como explica el fot¨®grafo local Daniel Pullen a Stab Magazine, "se sabe que esto va a pasar, contando que la islas son solamente arena, es inevitable que cientos de a?os cambien la composici¨®n del paisaje". Eso tambi¨¦n afecta a unos spots de surf y unas olas cimentadas en la barras de arena que han visto como en sus mejores d¨ªas -no en los de las inundaciones y destrozos- surfistas como Brett Barley se convert¨ªan en los reyes de los tubos. Y que dan una lecci¨®n: las olas buenas hay que aprovecharlas mientras existen, porque van y vienen con los movimientos de la arena.