?Qu¨¦ fue de las v¨ªctimas de Indurain?: Piotr Ugrumov
El exciclista let¨®n (61 a?os) qued¨® segundo, tras Indurain, en el Giro de 1993 y en el Tour de 1994. Dos batallas ¨¦picas y una historia de claroscuros.
Cuarenta grados de temperatura y m¨¢s de 50 km/h durante 64 kil¨®metros para fundir el tiempo. Dos minutos de diferencia respecto a Tony Rominger, segundo clasificado, plet¨®rico y preparado para hacer tambalear la dinast¨ªa. La contrarreloj de Miguel Indurain en Bergerac, en la novena etapa del Tour de 1994, ratificaba por en¨¦sima vez la condici¨®n extraterrestre que la prensa francesa ya le hab¨ªa atribuido. Una de sus exhibiciones m¨¢s imponentes y emocionantes. Una que, en la clasificaci¨®n parcial, dejaba a Piotr Ugrumov, con mucho, much¨ªsimo por decir a¨²n, a 6:04 minutos, en d¨¦cima posici¨®n. "Si me recuerda como un rival, ya es un privilegio", se deshace el exciclista let¨®n en el documental Las V¨ªctimas de Indurain, de Movistar +. Despu¨¦s de lo vivido en primera persona, palabras de elogio y respeto. Dedicatoria a un marciano que, en ciertos momentos, ¨¦l hizo sentir humano.
La historia de Piotr Ugrumov, como la de tantos otros colegas de d¨¦cada, est¨¢ repleta de luces y sombras. Nacido en Riga, en 1961 (61 a?os), es considerado el mejor ciclista let¨®n de la historia. De la escuela del duro Alexander Kuznetsov, cuyos m¨¦todos draconianos hicieron huir, entre otros, a Berzin, no lleg¨® al profesionalismo hasta la perestroika, como tantos otros sovi¨¦ticos, ya con 27 a?os. Sin ir m¨¢s lejos, fue teniente del Ej¨¦rcito Rojo y se forj¨® en el Alfa Lum, cuna de los grandes ciclistas de la URSS. Tras un breve paso por Espa?a, donde compiti¨® en el Seur, apunt¨¢ndose la Vuelta a Asturias y el Trofeo Luis Oca?a (1991), se sum¨® al nacimiento de Mecair, la escuadra italiana que se incorpor¨® al pelot¨®n en 1993 y que, ya bajo el nombre de Gewiss, qued¨® salpicada por el dopaje sistem¨¢tico. En 1999, la producci¨®n El precio del silencio, de Danmarks Radio, lo mostraba a la esfera p¨²blica; poco despu¨¦s, L'?quipe revelaba la variaci¨®n de los niveles de hematocritos en los ciclistas del equipo entre 1994 y 1995. Todos ellos, registrados en las fichas que el doctor Michele Ferrari, uno de los introductores de la EPO en la competici¨®n, guardaba en su consulta. El porcentaje de Ugrumov, el mayor y de m¨¢s incremento, pasaba del 32,8% al 60%. La rumorolog¨ªa de la ¨¦poca, incluso, lo situaba m¨¢s arriba, llegando, con ello, a poner su vida en serio peligro.
Con esa mochila de pol¨¦mica y de experiencias vitales y deportivas, pues, se debe entender lo que Ugrumov, defenestrado en la general, estaba a punto de protagonizar en ese Tour de 1994. Su ronda no estaba siendo buena y la 12? salida parec¨ªa enterrar sus opciones de meter la cabeza entre la aristocracia. Nada m¨¢s lejos de la realidad. En Luz Ardiden, excus¨¢ndose en una visita de urgencia al dentista (anestesia y EPO...), perdi¨® m¨¢s de cinco minutos respecto a Indurain. Y en el Alpe d'Huez volvi¨® a fallar, pero en Val Thorens resucit¨® de forma monstruosa. Tras varios ataques en La Madeleine, llegar¨ªa el bueno, el que lo cambi¨® todo. Se march¨® con su compa?ero Bjarne Riis y un 'Caca¨ªto' Rodr¨ªguez sin ninguna intenci¨®n de relevar, a la postre ganador de la etapa y testigo del inicio de una de las remontadas, en su contexto, m¨¢s impresionantes de la historia.
Dos minutos y medio menos de distancia respecto a Miguel¨®n, con una renta insalvable, pero que se ver¨ªa dr¨¢sticamente reducida. Ugrumov, en tres jornadas, recortaba 8:29 minutos al ciclista espa?ol, pasando de la novena a la segunda plaza de la general del Tour, el cuarto seguido de Indurain. En Moutiers-Cluses, llegada en solitario despu¨¦s de una escapada kilom¨¦trica cazando al fugado Arturas Kasputis; en la cronoescalada de Avoriaz, el golpe de gracia final. Bajo la lluvia y en el negociado de La locomotora de Villava, que no quiso arriesgar en el descenso, certificaba su podio. Detr¨¢s de Indurain (a 5'39"), claro, como el resto de sus v¨ªctimas.
Del Giro de 1993 al d¨ªa de hoy
Un relato ¨¦pico entre el ciclista espa?ol y el let¨®n, pero no el ¨²nico. Un a?o antes, Ugrumov ya hab¨ªa lanzado el aviso. Y muy serio. En el Giro de Italia de 1993 tambi¨¦n qued¨® relegado al segundo escal¨®n, a la sombra de Indurain, pero haci¨¦ndole temblar como nadie. Los 58 segundos que terminaron separ¨¢ndoles en la general suponen la menor renta del navarro en sus siete grandes vueltas. Tan f¨¦rreo como ligero, Piotr llegaba a Italia sin ser detectado por los radares, que apuntaban a Chiappucci como alternativa, pero se march¨® presentando su candidatura al club oro de los escaladores de la ¨¦poca.
"La subida al santuario de Oropa era la ¨²nica llegada del Giro en que Indur¨¢in lo pod¨ªa pasar mal", explic¨® el director de Mecair, Emmanuele Bombini, tras la pen¨²ltima jornada de la ronda. Durante la misma, un all-in frustrado, pero directo a la historia del ciclismo. Moreno Argentin movi¨® el avispero y Ugrumov, pese a su reticencia inicial, acept¨® el reto. Llegaba a la etapa 1:34 minutos por detr¨¢s de Indurain, despu¨¦s de una sorprendente cronoescalada en la que Miguel¨®n, destinado a sellar su segunda corsa rosa, s¨®lo le hab¨ªa podido sacar veinte segundos, y ech¨® el resto. A seis kil¨®metros del final, en la rampa m¨¢s exigente, solt¨® a 'Big Mig' para cruzar la meta en solitario. 36 segundos de diferencia que, de no ser por la astucia de Indurain, podr¨ªan haber sido muchos m¨¢s. "Es muy, muy, muy inteligente", declar¨® despu¨¦s Argentin sobre el espa?ol. Un trozo de historia en unas tierras italianas en las que, actualmente, Ugrumov sigue ligado al ciclismo. Se retir¨® en 1999 en el Ballan nacional y, tras ser director de un equipo let¨®n, se instal¨® en Rimini, donde empez¨® a transmitir sus conocimientos a un equipo local. Entra las lecciones, seguro, las aventuras y desventuras con Indurain.