Un escalador en puerto de mar

Aurelio Gonz¨¢lez Puente ten¨ªa nariz de boxeador, pero era ciclista. Y de los buenos. ¡°Me atac¨® un carnero, cuando era peque?ito, y hasta los 18 a?os todav¨ªa sufr¨ªa molestias y hemorragias¡±, explica el vizca¨ªno sobre un rasgo que le hizo ganarse el apodo de ¡®El Chato de Truc¨ªos¡¯. Este vasco del equipo Kas tambi¨¦n ten¨ªa las manos callosas, pero no era de agarrar el manillar, ni de jugar a la pelota en su pueblo, otro deporte que amaba y practicaba, sino de la motosierra cuando cortaba ¨¢rboles.

Aurelio trabaj¨® desde muy chico. A los 11 a?os reforzaba a los peones en el monte. Cuatro kil¨®metros de bicicleta y otros cuatro a pie para llegar. Otros tantos para volver. Un horario de seis de la ma?ana a las ocho de la tarde. Y todo por cinco duros, 25 pesetas, 15 c¨¦ntimos de euro. Tambi¨¦n ayudaba a su padre en la papelera de Aranguren, a tirar pinos, a contar plant¨ªos¡­ Eso curte. A los 18, cuando a¨²n sufr¨ªa hemorragias por aquel maldito cordero, Gonz¨¢lez se hizo ciclista. Y triunf¨®.

Uno de sus grandes d¨ªas, quiz¨¢ el m¨¢s grande, lo vivi¨® el 3 de julio de 1968 en el Tour de Francia, con una sorprendente victoria en la sexta etapa. Aurelio Gonz¨¢lez atac¨® en los ¨²ltimos diez kil¨®metros para plantarse en solitario en el vel¨®dromo de Lorient, con nueve segundos de ventaja sobre un pelot¨®n encabezado por Walter Godefroot. ¡°Hace falta mucha clase y mucha fuerza para lograr un triunfo as¨ª¡±, exclam¨® en la meta Hugo Koblet, campe¨®n del Giro en 1950 y del Tour en 1951. Acreditado analista.

La sorpresa ven¨ªa porque Aurelio hab¨ªa echado un pulso al grupo en un terreno llano, cuando su fama, bien ganada, era de escalador. ¡®El Chato de Truc¨ªos¡¯ hab¨ªa ganado el Premio de la Monta?a del Giro de Italia en 1967, igual que har¨ªa posteriormente en ese mismo Tour de 1968. El vasco tambi¨¦n ten¨ªa triunfos de m¨¦rito en etapas del Dauphin¨¦, de Suiza, del propio Giro¡­ Adem¨¢s de un podio, tercero, en la Vuelta a Espa?a. Pero nunca en un perfil tan plano. Aurelio Gonz¨¢lez, escalador en bicicleta, amante del monte en su tierra natal, se hizo grande en un puerto que no era de monta?a, sino de mar: Lorient.