Groenewegen remata al esprint una tediosa etapa de 230 km
El pelot¨®n seste¨® al d¨ªa siguiente de la monta?a de los Vosgos, en la etapa m¨¢s larga del Tour, y lleg¨® con 20 minutos de retraso sobre el horario m¨¢s lento.
El perfil de la s¨¦ptima etapa?del Tour 2019 no invitaba a ponerse frente al televisor en un viernes de julio. Ni esos 230 kil¨®metros que la convert¨ªan en la m¨¢s larga de esta edici¨®n, ni esos tres puertos menores tan lejanos de la meta, ni esa fuga cantada y consentida, ni ese sesteo del pelot¨®n en la jornada siguiente a la primera de gran monta?a, ni ese retraso de 20 minutos sobre el horario m¨¢s lento previsto¡ Ni ese sopor insufrible, que remat¨® Groenewegen al esprint. El final fue un alivio.
El perfil de la s¨¦ptima etapa invitaba a explorar otros placeres. La primera opci¨®n, obvia, era una buena siesta de verano. Pero hab¨ªa m¨¢s. Por ejemplo, cambiar de canal para ver las semifinales de Wimbledon, con Djokovic y Bautista, con Nadal y Federer. Que me disculpen los compa?eros de Teledeporte y Eurosport. El deporte se vende con espect¨¢culo. El recorrido propuesto por el Tour de Francia, no lo era.
En la pantalla avanzaban dos so?adores, uno m¨¢s so?ador que el otro. Offredo se hab¨ªa metido por tercera vez en una fuga de este Tour, insistente Offredo. Por la ma?ana hab¨ªa contado su sue?o: ¡°Me vi ganando la etapa, despu¨¦s de que el pelot¨®n nos permitiera media hora de ventaja¡±. No fue tan generoso el grupo, ni mucho menos. El otro era Rosetto, a quien tambi¨¦n hab¨ªamos visto ya en estas lides. Dos aventureros en un viaje a ninguna parte.
Otra alternativa de evasi¨®n, sin necesidad de salir del ciclismo, era leer la clasificaci¨®n general y sacar conclusiones en el d¨ªa despu¨¦s, con La Planche des Belles Filles?a¨²n en la retina. La primera imagen llegaba te?ida de amarillo, qu¨¦ bien le queda el maillot a Giulio Ciccone, ese pariente lejano de Madonna, con quien comparte apellido. Ciccone ya brill¨® en el Giro, donde conquist¨® la Monta?a y la etapa del Mortirolo. Aqu¨ª ha venido a trabajar para Porte y Mollema, pero sus 24 a?os nos presentan a un ciclista de deslumbrante futuro.
La general tambi¨¦n nos muestra a Alaphilippe a s¨®lo 6 segundos de Ciccone y por delante de todos los gallos del Tour. Despu¨¦s del primer contacto con la monta?a, el franc¨¦s sigue arriba. Todav¨ªa hay que verle expresarse en los puertos m¨¢s largos, en las altas cumbres por encima de los 2.000 metros, cuando falta el aire en los pulmones. Pero ah¨ª sigue. Y ah¨ª lo dejo.
Los gallos m¨¢s gallos, esos en los que ven¨ªamos pensando desde antes del Tour, nos dejaron poco material para m¨¢s reflexiones. El ataque de Landa, que habr¨¢ de repetirse en montes m¨¢s colosales; la actitud ambiciosa de Pinot, la gran esperanza francesa, y el arranque final de Thomas, que envi¨® un mensaje a su compa?ero Bernal, fueron los gestos m¨¢s reveladores. Perdedores casi no hubo, salvo Bardet, que ya ven¨ªa perdido de la contrarreloj. Y poco m¨¢s.
Los escapados fueron atrapados cuando el pelot¨®n quiso, como estaba previsto. Los equipos de los velocistas lanzaron a sus lobos voraces, como estaba escrito. Se impuso Dylan Groenewegen, como anunciaban las casas de apuestas. S¨®lo un corte sin continuidad, que sorprendi¨® a?Nairo Quintana?haciendo sus necesidades, alter¨® el guion original. Y fin del tost¨®n.